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"El lunes analizaremos qué pasa; hay ofertas, pero si no se da, me quedo feliz"

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Sebastián Varas es uno de los emblemas de Ñublense, uno de los más queridos por la hinchada y no solo por sus goles, sino que también por una personalidad que derrocha entrega.

El ariete llegó a Chillán el segundo semestre del 2013, casi siendo desechado por Rangers de Talca, sin embargo, sus buenas actuaciones en los pastos del Nelson Oyarzún llenaron en el gusto a la regencia que determinó comprar su pase y con ellos ser propietarios del jugador, razón por la cual actualmente solo la venía de Ñublense le abriría las puertas para una salida del plantel.

Para muchos su partida sería una baja importante y las aspiraciones del ascenso se verían mermadas. En caso de seguir en Ñublense, no le queda más que dejar todo en la cancha y esperar nuevas ofertas en mayo del 2016. Pero el hombre de Viña del Mar no es solo fútbol, también es hijo, padre, esposo, tiene sentimientos y aspiraciones.

-¿Cómo llegaste al fútbol?

- De chico mis hermanos me metieron la idea de jugar al fútbol, ellos estaban en los cadetes de Everton. Cuando tenía siete años a mi mamá le preguntaron si tenía otro hijo y le dijo que jugaba en el barrio en el Atlantic Rifer de la población Gómez Carreño y le dijeron que fuera a entrenar, fui y me becaron por talento.

-¿Siempre fuiste delantero?

-No, al principio jugué de central, lo hacía bien, salía jugando. Después me pusieron de contención y luego jugué de enganche y estuve en una Selección Nacional Sub 17 en el 2000 con la cual fuimos al sudamericano. Luego llegó a Everton Ruperto Rojas que antes era técnico de los cadetes de Wanderers y él me puso como delantero. Un caturro descubrió que podía jugar en ese puesto y en ese puesto debuté.

-¿Cuál es uno de tus momentos más complicados en el fútbol?

-Cuando estaba en San Luis en el 2010 sufrí una lesión grave en la rodilla y estuve casi seis meses afuera, luego no tuve club, pero San Luis me abrió las puertas. En esos años uno jugaba solo por estar jugando, el sueldo no era muy bueno, además nació mi hija y fueron momentos muy complicados, estuve viviendo en la casa de mis suegros en Concepción. La pasé mal, pero ese es el momento en el cual uno se da cuenta de los que siempre están con uno. Lamentablemente a mí me echaron de San Luis cinco partidos antes que terminara el campeonato. Llegó una empresa argentina a hacerse cargo, me ofrecieron contrato por tres años por una plata que no era buena y yo tenía ofertas de Primera.

-¿Tu infancia fue complicada o normal?

- Fue difícil desde el punto de vista económico. Mi papá tenía un buen sueldo, pero perdió la pega y la población donde vivía no era de lo mejor, pero es una de las más sanas. Mi mamá vendía ropa en la feria y lo hace hasta el día de hoy. Cuando chico la acompañaba y en Viña del Mar había mucho sol, era complicado, me aburría. Mi mamá también lavaba alfombras para juntar plata para mandarme a mí a mis hermanos a entrenar. Yo crecí también junto a mi abuelita que murió cuando justo debuté en Everton. Fue una infancia difícil, pero bonita.

-¿Sientes que quizás por eso eres un jugador que se caracteriza por la entrega?

-Sí, uno se da cuenta de lo que han costado las cosas, todo lo que me pasó me ayuda a ser mejor en la vida. También aprendí de todo lo que vivieron mis hermanos cuando fueron cadetes, siempre le puse el pecho a las balas. Creo que por eso he conseguido algunas cosas en la vida.

- ¿Cuándo conociste a tu esposa?

- Nos conocimos en la universidad, yo estaba estudiando educación física, pero tuve que renunciar y ella sicología en Viña. Nos topamos un par de veces, nos conocimos y nos pusimos a pololear, pasaron unos meses y salió la Martina que es muestra primera hija. Mi esposa, María Paz Salgado, quedó embarazada y nos fuimos a vivir juntos y desde que la conocí empecé a escalar, tenía una motivación. Cuando llegaba de los entrenamientos ella me tenía un papelito en el cual había mensajes de aliento para mí y esas con cosas bonitas, son cosas importantes, un apoyo incondicional.

-¿Eres romántico?

-Si. Tengo una historia de cuando estudiaba pedagogía en educación física y había un ramo en el cual había que sacar personalidad, tenía que imitar a mi ídolo, y siempre ha sido Chayanne, así que tuve imitarlo y María Paz me dijo que bailara una canción que se llama Tu Boca, se la dediqué a ella. Me defiendo en el baile.

- ¿Qué significa Ñublense en tu vida?

- Es la plaza más bonita en la cual me ha tocado jugar y vivir como familia, futbolísticamente es el mejor lugar en el que he estado y en el cual mejor me he sentido. Siempre me acuerdo del primer partido que jugué contra Temuco perdimos y cuando salí del camarín se acercó un caballero y me dijo que me tenía fe y me di cuenta que la gente acá era distinta. Lamentablemente vivimos un descenso, estuve una semana sin querer salir a la calle, fue complicado.

-¿Cómo va tu posible salida de Ñublense?

- Mi representante me dijo que hay ofertas y que las está manejando con el club. El lunes vamos a tener una reunión con Hernán (Rosenblum) para analizar qué pasa, aunque sinceramente después del partido con Everton ya le manifesté a él y al técnico que mi intención es volver a jugar en Primera División. Quizás llegó el momento de buscar otra opción. Sé que hay ofertas, pero sino se concreta nada me quedo feliz.

"Mi ídolo siempre ha sido Chayanne, lo imité y le dediqué la canción a mi señora" "El profe me dijo que soy un jugador importante y que es muy difícil reemplazarme, pero uno cumple ciclos".

2013 arribó a Ñublense

Varas, proveniente de Rangers de Talca a modo de préstmo. Hoy el Rojo es dueño del 80% de su pase.

entrevista. Sebastián Varas, delantero de Ñublense: