Si el fútbol se ganara por merecimientos, Roberto Mateos debería haber sido sin ninguna duda monarca de la serie de honor de Anfa Chillán. Pero la garra, el empuje y la mayor ambición de los pupilos de Luciano Moena, terminaron por inclinar la balanza en favor del elenco albiverde, terminando con 17 años sin obtener la corona en la cada vez más competitiva serie de honor de Anfa Chillán.

A la brega que se disputó ayer ante cerca de 2 mil espectadores en la cancha cinco del complejo Río Viejo, Roberto Mateos llegaba con dos unidades más que su rival, quien debía obligatoriamente vencer si quería ser campeón.

Pese a ello, fue el cuadro adiestrado por Jorge Romero el que en los primeros de juego logró generarse dos claras ocasiones; primero por intermedio de la entrada de Patricio Pérez, que cortó de gran forma el golero Zamorano saliendo de manera presta de su pórtico. Y dos minutos después, un remate de Felipe Lagos, que rebota en un defensa y golpea caprichosamente en el travesaño.

Incómodo sobre el terreno de juego, Avance prácticamente no tuvo mayores acercamientos hacia el marco de Marcos Barra. En contrapartida, Roberto Mateos, gracias a la claridad y habilidad de la dupla (Felipe Lagos y Manuel Figueroa), exigió constantemente al excelente Iván Zamorano, sin poder concretar su supremacía en el marcador, terminando el primer lapso con el marcador en blanco.

Complemento

Consciente que la paridad no le servía, Avance adelantó sus líneas con la finalidad de tener más oportunidades de gol. Sin embargo fueron nuevamente los de Roberto Mateos los que se generaron las más claras posibilidades de anotar. Frederick Figueroa a través de un tiro libre, Manuel Figueroa con un disparo de media distancia, y en la más clara Patricio Pérez, quien elevó de manera inexplicable ante el achique de Iván Zamorano, pudieron cambiar la suerte del encuentro.

Promediando los 20 minutos de la segunda fracción el panorama para los dirigidos de Luciano Moena comienza aclararse, tras la expulsión de Álvaro Mardones por doble amarilla.

Desde ese momento, aunque sin mayor claridad, Avance se fue con todo sobre la portería de Barra, mientras que Roberto Mateos se dedicó a administrar el balón y dejar que los minutos transcurrieran. No obstante, el premio a la insistencia de Avance llegó a cinco minutos del final.

Lateral en favor del cuadro de Ultraestación, toma el balón el recién ingresado Cristián Arroyo, quien gana línea de fondo, centro al corazón del área de Mateos y aparece en solitario Franco Espinoza para decretar el 1-0, y provocar el delirio de la nutrida hinchada de Avance.

Jornada tranquila

Afortunadamente los llamados a la calma que se realizaron en los días previos al cotejo rindieron sus frutos, y ambas hinchadas mantuvieron un buen comportamiento, sin generar incidentes.

La nota anecdótica la protagonizó el árbitro Abraham Bouquillard, de la Asociación Concepción. El colegiado, de buena actuación, no expulsó inmediatamente a Álvaro Mardones, quien permaneció por cinco minutos en el campo de juego. Afortunadamente la actuación del cuarto árbitro, quien informó del error al juez central, aplacó los reclamos de la gente de Avance, y el duelo pudo seguir sin problemas.

Tras el pitazo final del réferi Abraham Bouquillard, tanto jugadores como hinchas celebraron la obtención de este histórico galardón para la escuadra de Ultraestación. Entre un verdadero mar humano, mezclado con la tierra que a esa hora se levantaba en el complejo Río Viejo.

Entre felicitaciones y ojos enrojecidos por las lágrimas, ovacionado por los fanáticos de Avance, Franco Espinoza era presa de una inmensa alegría. "Sin duda, es la felicidad más grande de mi vida", sentenció quien ayudó a que los albiverdes acariciaran la gloria luego de 17 años de frustraciones.

A la hora del análisis, Espinoza es claro respecto de las razones que los llevaron a quedarse con el triunfo y el torneo. "Nosotros somos un equipo de barrio que le pone corazón. Era un partido difícil, pero lo sacamos adelante por la camiseta", sentenció.

En una línea similar, el técnico de los vencedores, Luciano Moena, valoró el título, ya que pese a las adversidades su equipo nunca bajó los brazos. "Luego del empate ante Lucero pensamos que el torneo se nos había ido, pero nunca dejamos de luchar. Se tenían que dar algunos resultados, y afortunadamente Dios nos dio una mano y pudimos celebrar", relató emocionado.

Faltó finiquito

Visiblemente apesadumbrado por la derrota que los privó de alcanzar el bicampeonato, Frederick Figueroa, una de las buenas figuras de Roberto Mateos, comentó la derrota frente al equipo de Ultraestación.

"Dominamos gran parte de la brega, nos creamos cuatro o cinco ocasiones de gol, pero lamentablemente no las pudimos convertir. Con 10 hombres se nos hizo difícil salir, y finalmente nos hacen el gol faltando pocos minutos para el final. Eso terminó por liquidarnos", puntualizó con un dejo de frustración.