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Los perros pueden imitar las expresiones de sus pares igual que los humanos

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Investigadores de la Universidad de Pisa encontraron que los perros son capaces de imitar, de manera instantánea, las expresiones de otros, al igual que los seres humanos. De esta forma, los hallazgos indicarían que estos animales cuentan con niveles básicos de empatía.

Emular nuestras expresiones faciales, como la sonrisa o la risa, es una característica de las personas considerada importante para la vinculación social y el intercambio de emociones.

Ahora este equipo científico detectó este fenómeno en los canes, el que habría surgido durante la domesticación.

De momento, dicha característica solo se había detectado en los seres humanos y en primates, como los chimpancés y los orangutanes.

"Hemos demostrado que el mimetismo rápido está presente en los perros y es involuntario y automático", afirmó la autor principal del estudio, Elisabetta Palagi, cuyo paper fue publicado en la revista Royal Society Open Science y recogido esta semana por el diario británico The Telegraph.

Palagi dijo a la BBC que estos animales parecen mostrar una forma básica de empatía con la que son capaces de recoger al instante las emociones de otros perros a través de sus expresiones faciales y movimientos corporales.

"Cuando un perro juega con otro perro puede leer la motivación y el estado emocional de su compañero imitando la misma expresión y movimiento corporal del otro", explicó Palagi.

Los resultados fueron obtenidos luego de grabar en video a un grupo de perros que jugaba en un parque de Palermo, Italia.

Con ello analizaron la forman en que los perros interactuaban y encontraron que los canes fueron capaces de imitar las expresiones faciales y los movimientos de los otros perros en una fracción de segundo. Los expertos observaron que este "mimetismo rápido" fue una respuesta automática e involuntaria, y no el resultado de un entrenamiento o formación.

Sin embargo, el doctor John Bradshaw, de la Universidad de Bristol, dijo que se requiere más investigación para establecer si los perros son realmente capaces de sentir las emociones de otros canes.

Datos

Rasgo importante

Imitar las expresiones faciales es considerada una característica importante para la vinculación social y el intercambio de emociones entre las personas.

Otras especies

Este fenómeno se había observado hasta ahora solo en los seres humanos y algunos primates, como los chimpancés y los orangutanes.

Juguetes tradicionales estimulan más que los electrónicos

HIJOS. Científicos encontraron que los padres le hablan más a sus bebés cuando juegan con bloques o libros, lo que influiría en el lenguaje de los niños.
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Redacción

Hoy en el mercado se pueden encontrar computadores y celulares diseñados para niños, incluso para bebés, y otros dispositivos electrónicos comercializados como herramientas para fomentar las habilidades lingüísticas de los pequeños.

Pero ahora, justo en medio de la Navidad, un nuevo estudio planteó preguntas sobre si este tipo de juguetes electrónicos son realmente efectivos para la estimulación verbal de las guaguas.

El trabajo, publicado en la revista JAMA Pediatrics y recogido esta semana por The New York Times, encontró que cuando los bebés y sus padres juegan con juguetes electrónicos que son publicitados como promotores del lenguaje, los adultos hablan menos y responden menos al balbuceo de sus hijos que cuando juegan con juguetes tradicionales como bloques o libros de cartón.

Además, los autores observaron que los pequeños también vocalizan menos cuando interactúan con aparatos electrónicos.

"Me da la impresión de que (en este caso) los padres dejan al bebé interactuar con el juguete y se hacen a un lado", comentó Anna V. Sosa, profesora asociada de Ciencias de la Comunicación de la Universidad del Norte de Arizona y quien lideró la investigación.

El paper se basa en un creciente cuerpo de investigación que sugiere que los juguetes electrónicos y los e-books pueden llevar a los padres a tener intercambios verbales menos significativos con sus hijos.

"Cuando se usan dispositivos y gadgets, los padres dejan de hablar", indicó Kathy Hirsch-Pasek, profesora de Sicología de la Universidad de Temple, al citado medio estadounidense. Esta docente no participó en el estudio, pero ha encontrado efectos similares en otras investigaciones.

"Lo que obtienes es más regulación del comportamiento, como 'no toques eso' o 'haz esto', o simplemente nada, porque los dispositivos quedan a cargo" de la situación, explicó Hirsch-Pasek.

"Un juego debe ser un 10% de juguete y un 90% de niños, y con una gran cantidad de juguetes electrónicos, el juguete se hace cargo del 90% y el niño simplemente llena el espacio que queda en blanco", agregó.

Hallazgos inesperados

La doctora Sosa se mostró sorprendida con los resultados de su análisis, ya que esperaba que algunas parejas de padres-bebé conversaran más con un tipo de juguete, mientras que el resto hablara más con el otro. Pero los resultados fueron consistentes en casi todos los casos.

Cuando se empleaban juguetes electrónicos, los padres dijeron, en promedio, cerca de 40 palabras por minuto, en comparación con las 56 palabras por minuto que pronunciaron al utilizar juegos tradicionales y 67 palabras al leer libros.

Los progenitores también mencionaron menos palabras que eran relevantes para el contenido del juguete, como decir: "Oh, eso es una alcancía" o "Ese granero es rojo". Conceptos de ese tipo fueron pronunciados cuatro veces más al interactuar con libros que al jugar con juguetes electrónicos, y dos veces más al utilizar juegos tradicionales que electrónicos.

Sosa afirmó que los resultados fueron los mismos independientemente del sexo o la edad del bebé, y también si los padres eran personas "hablantinas" o no.

Restricciones de la investigación

Los responsables de la investigación advirtieron que la muestra del estudio fue pequeña (26 familias) y que gran parte de ella era de un mismo nivel socioeconómico y educativo. Por ello señalaron que se requiere más investigación y que es probable que las conclusiones sean diferentes al analizar un grupo más grande y diverso. De todas formas resaltaron el hecho de que esta investigación haya logrado capturar de la manera más real posible los tiempos de juego entre padres e hijos, sin expertos observando.

¿Hay una solución espiritual para la obesidad?

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Hace un tiempo, al mirar un programa sobre obesidad infantil, empecé a pensar en la solución espiritual para el problema.

El conductor del programa entrevistó a la abuela de una niña de 4 años que pesaba más de 40 kilos. La mamá trabajaba todo el día y la abuela cuidaba de la nena, que ya enfrentaba varios problemas de salud y movilidad debido a su peso.

Cuando no encontraba comida, la niña lloraba, diciendo que la abuela no la quería. Entonces para mostrarle su "amor", la abuela la dejaba comer de todo, todo el día.

Quizás muchas familias chilenas enfrenten dificultades similares, pues según algunos estudios, Chile es el segundo país latinoamericano en cantidad de niños obesos.

El problema de la obesidad está empezando cada vez más temprano.

¿Dónde está el problema? ¿En la educación, en el bullying, en la industria alimenticia? ¿Podrían ser ellos la consecuencia y no la raíz de este trastorno?

La raíz quizás esté en lo que provoca el comer descontroladamente y el estilo de vida sedentario: la insatisfacción, la flojera, el cansancio. Por lo tanto, la obesidad entre niños y adultos podría sanarse encontrando la fuente espiritual de satisfacción y movimiento.

Esta fuente es la Mente divina. El aprecio por uno mismo y por las actividades físicas empieza cuando se entiende que el amarse y el moverse forman parte de la naturaleza espiritual de cada uno, y por lo tanto es natural expresar gracia, control y energía.

Virginia Vender, de Santiago, demostró esto al sanar de obesidad mórbida. Al estudiar profundamente y estar consciente de su relación con la Mente divina, sin ansiedad pasó a alimentarse con inteligencia y a caminar con gusto, y perdió 28 kilos. Además, el vacío interior que sentía se llenó de Amor. Su transformación interior cambió sus actos y su cuerpo para mejor, e incluso sanó de enfermedades previamente diagnosticadas.

Al igual que Virginia, espero que quienes enfrentan la obesidad -propia o de sus familiares- busquen enfocarse en la fuente espiritual de satisfacción y de movimiento, y así, con vitalidad y alegría, expresen control sobre sus pensamientos y hábitos.

Sin duda, esta es una forma de colaborar para obtener una sociedad más equilibrada, satisfecha y saludable.

Leide Lessa