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37 años de historia luchando contra las lesiones de los Diablos Rojos

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Pelo cano, bigote espeso y manos mágicas para sanar a los jugadores. Esas son partes de las palabras que describen a Roberto Genaro Vergara Reimer, a estas alturas parte del inventario de Ñublense, entidad que en agosto de este año cumple 100 años de vida institucional.

El kinesiólogo de los Diablos Rojos lleva 37 años ligado a un club que ha pasado por momentos alegres, tristes y otros marcados por una incertidumbre económica que incluso amenazaron con la desaparición del club.

Ñublense tiene cientos de historias y en muchas de ellas Roberto Vergara de 62 años es uno de sus protagonistas. Sin embargo, el ya emblemático rostro llegó sin saber casi nada de los Diablos y siendo hincha de Green Gross de Temuco, pero el paso del tiempo lo transformó en un referente a la hora de las lesiones deportivas en el cuadro de Chillán.

Vergara sabe de ascensos, descensos, también fue parte de la histórica campaña del 2008 que catapultó a los chillanejos a la Copa Sudamericana. En su lista de vivencias puede decir que conoce a los técnicos más importantes, entre ellos a Nelson Oyarzún.

Actualmente no solo comparte camarín con jugadores y cuerpo técnico, sino que también con su hijo Cristian a quien comparte conocimientos en kinesiología.

¿Cómo se genera su vínculo con Chillán?

En 1978 estaba esperando el esperando el nombre de un cargo al que estaba postulando en Valdivia y vine de paseo a Chillán a ver a mi polola, porque pensé que después me iba a costar venir a la ciudad ya que iba a entrar a trabajar, supuestamente. Pero por cosas de la vida me presentaron al presidente de la Asociación Chilena de Seguridad y me dijo que me contrataba de inmediato si yo tenía consulta. Me entusiasmé, comencé a ver la forma de donde sacar plata o algún equipo para empezar, dije que si y me quedé.

¿Y cómo llega a Ñublense?

Llevaba un mes trabajando y me encontré con un profesor de la universidad y me dijo que Ñublense necesitaba un kinesiólogo. Me preguntó si me conseguía una entrevista con Mario Avendaño y después de eso fui a la entrevista. Me junté con Nelson Oyarzún, conversé con él y esa entrevista fue bastante pesadita, transpiré más que en mi examen de grado y me dijo que si me elegía me iba a llamar.

¿Por qué fue tan complicada la entrevista con Nelson Oyarzún?

Lo que pasó es que él sabía bastante de lesiones deportivas y la experiencia que yo tenía no era con deportistas, sino que con personas de vida sedentaria y los tiempos de recuperación y tratamientos son distintos. En el fútbol no es así. Nelson me preguntaba pensando en el deporte y lógicamente yo no podía chamullear con la respuesta, había cosas que no conocía como el uso de corticoides que era tema en ese momento, tuve que aprender muchas cosas, pero lo hice.

Pasaron algunos meses, yo me había olvidado de la conversación y un día me llamaron a conversar con el señor Avendaño para que me contrataran y cuando iba caminando a la sede iba pensando cuánto me iban a pagar, la verdad es que no sabía cuánto cobrar y cuánto se pagaba en el fútbol. Le pregunté a mi hermana que también es kinesióloga que cuánto podía cobrar, a ella le pagaban 17 mil 500 pesos en el hospital y fue eso lo que yo cobré. El señor Avendaño me dijo que si de inmediato, después supe que el utilero y otras personas ganaban el doble que yo, por eso me hicieron firmar de inmediato. Así llegué a Ñublense.

¿Antes qué sabía de Ñublense?

Antes era solo un hincha ocasional. Venía desde Concepción y mi suegro me invitaba al estadio, él era fanático de Ñublense, la verdad es que yo no sabía mucho.

¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Nelson Oyarzún?

Fue muy buena, era un muy buen profesional, un excelente técnico y me brindó mucho apoyo, cuando lo conocí le dije de inmediato que era un neófito en las lesiones deportivas, aunque si me gustaba mucho el fútbol, nunca había trabajado con jugadores, pero siempre me explicó las cosas y cómo había que trabajar con los jugadores. Fue un período corto, pero enriquecedor.

Antes del partido daba una charla motivacional muy importante, el jueves ya se sabía el equipo titular y durante la semana practicaba muy bien las jugadas y eso se veía en el partido.

El día que falleció mandar a dar las instrucciones con su hermano. Le ganamos a Colo Colo por 2 a 0 y los jugadores lloraron antes y después del partido.

¿Cuál es el mejor técnico que ha pasado por Ñublense?

Nelson Oyarzún me llamó mucho la atención, tal vez porque no sabía cómo era un camarín por dentro. Otro que me sorprendió muy gratamente fue Manuel Rodríguez, cuando estuvo Nelson, Manuel estuvo como dos mese ayudándole.

¿El peor técnico?

He visto muchos.

¿El mejor jugador?

Mario Cerendero, Francisco Cuevas, pero tenía un problema….Sergio Nichiporuk.

¿Cuál es triunfo más importante que ha vivido con Ñublense?

Los ascensos, hay varios años que han sido importantes, pero creo que el año 1980 en general fue espectacular. Estábamos en Segunda División y ese año volvió Manuel Rodríguez como técnico, tuvimos una pésima Copa Chile o como se llamara en este tiempo. Después de eso pasamos trece fechas invictos en el campeonato oficial, perdimos esa condición cuando enfrentamos a Cobresal en El Salvador y perdimos 2 a 1 con un autogol de Carlos Soto. Más que un partido fue un año espectacular. Subimos segundos y el campeón fue San Luis.

¿La derrota que más le ha dolido?

Llevaba un año en Ñublense. Fue en 1979 cuando perdimos en Chillán contra Naval por 2 a 1. Después íbamos subiendo las escaleras y vimos el camarín de Naval y se estaban repartiendo plata.

¿Qué significa Ñublense para usted?

De no conocerlo y ser hincha de otro equipo, me convertí en un hincha más, ahora sufro con las derrotas y me alegro con los triunfos. Pero hay que separar el hincha del profesional, a veces me gustaría que jugara algún jugador que está lesionado, pero hay que decir que no sino está en condiciones.

La historia de Ñublense está marcada por muchos problemas económicos que seguramente en más de una oportunidad. ¿Por qué no se ha ido? A veces de los 12 meses del año me pagaban cinco, me quedaban debiendo siete y el próximo año me ofrecían pagarme tres, pero nunca me los pagaban. No me voy porque soy hincha de Ñublense. Es mi pasión y nunca he ganado plata con Ñublense.

¿El mejor dirigente?

Osvaldo Erbetta. Fue presidente del club, lo tomó con serios problemas económicos y lo ordenó, fue en 1980 y nos acostumbramos a que el día 10 de cada mes nos pagaban. Mi primera hija nació en los primeros días de mayo, pasé al club y me pagaron de inmediato.

"Antes era solo un hincha ocasional. Venía desde Concepción y mi suegro me invitaba al estadio" "Ahora sufro con las derrotas y me alegro con los triunfos"

1978 Roberto Vergara

llegó a Ñublense tras una entrevista de previa con Nelson Oyarzún y el dirigente Mario Avendaño. $17.500

fue el primer sueldo del kinesiólogo. Destacó que en los tiempos malos del club solo le pagaban cinco meses de los doce del año.