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Carlos Ibacache: Los recuerdos de un sobreviviente del terremoto de 1939

CIUDAD. A sus 91 años el destacado chillanejo rememora la tragedia que estremeció a la ciudad.
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Manuel Cabrera Ruiz

Con una lucidez que asombra, Carlos René Ibacache (91), recuerda de forma nítida algunas postales del terremoto ocurrido en Chillán el 24 de enero de 1939, tragedia de la cual hoy se conmemoran 77 años y que marcó para siempre la vida de los habitantes de la capital de Ñuble.

Al ex profesor y destacado chillanejo, por circunstancias de la vida, le tocó presenciar no solamente el sismo que sacudió tanto a las regiones del Bío-Bío como la del Maule, sino que además estaba en Valdivia al momento de ocurrir el megaterremoto de 1960, el más grande que registra la historia de la humanidad.

Recuerdos del hecho

Sobre la tragedia en sí, Ibacache posee memorias que harían pensar que todo ocurrió hace unos días. Al recordar la época indicó que "entre los (recuerdos) negativos que son los más numerosos, (el terremoto) nos pilló a todos de sorpresa, porque todo temblor grande es una gran sorpresa y uno no está preparado para esas emergencias", apuntando además "yo tenía en ese entonces 15 años, pero ya tenía una edad como para pensar lo que estaba ocurriendo".

"Yo me salvé de milagro, porque mi casa cayó entera. Era de adobe, se deterioró mucho y por suerte una pared me salvó (...), en mi pieza hubo una cosa sencilla pero importante para mí. Cayó la mitad de la pared y esa me aplastó las piernas y no hubo posibilidad de que arrancara yo, y la parte que corresponde a la cabeza no cayó; cayó después que me sacaron", expresó Carlos René, al recordar la suerte que tuvo al momento de la tragedia, ya que si hubiera sido al revés, habría muerto ahogado bajo la pared de adobe.

Luego del horror vivido, el ex docente recuerda a la gente del sector en el cual vivía con sus padres (calle Barros Arana) huyendo desnuda y temerosa, lo cual es comprensible considerando que se encontraban en pleno verano, pero a pesar de aquello, Ibacache logró encontrar algo de paz en medio del caos al momento de ir a dormir al patio de su casa, manifestando que "nunca se me olvidó la lluvia de estrellas que vi. Fueron importantes, nunca vi algo semejante, como las estrellas volaban en el cielo", acotó.

La desesperación

Luego del sismo que cobró la vida de casi seis mil víctimas, Carlos Ibacache rememora lo impactante que fue para él ver cómo "los cadáveres eran tirados a las carretela y los camiones (...) como si fueran sacos de papas. Era tanta la gente muerta. No había casa en que no hubiera un muerto o un herido".

Otro variante negativa, bastante similar a lo ocurrido para el terremoto del 2010, fue lo ocurrido con los robos luego del estado de sitio decretado por las autoridades de la época, hechos que el chillanejo recuerda con bastante claridad, ya que según señaló "robaban aprovechándose del desastre que había, entonces la policía empezó a tomar medidas para impedir que eso ocurriera. Ahí mismo los mataban (en el acto) a los delincuentes, incluso creo que sufrieron personas que nunca habían sido delincuentes. Por ejemplo el caso que más me impactó fue un hombre que portaba un saco al hombro y ¿Qué llevaba en el saco?, llevaba puros dedos y orejas. El tipo andaba con un cuchillo (...) para sacar los anillos y los aros. Lo mataron en mi presencia".

La esperanza

Si bien un hecho de tal magnitud destruye no solamente los edificios de una ciudad, sino que también su espíritu, Carlos Ibacache rescata que lo más positivo que trajo el terremoto de 1939, el hecho que "la gente, si bien había puro llanto en un principio, comenzó a serenarse y comenzaron a funcionar una serie de instituciones (...), se empezaron a hacer cosas del tipo social, se creó una biblioteca en mi barrio recuerdo y así poco a poco fue organizándose la sociedad".

Finalmente, Ibacache expresó que el factor más positivo que dejó la tragedia fue "la solidaridad, porque eso surge espontáneamente. Aquí el "no sé cómo se llama el vecino" ya terminó, ahora ya sabemos eso. Pero en aquellos tiempos cada uno vivía su metro cuadrado", sentenció Carlos, quien ha sido testigo privilegiado de haber podido vivir y recordar grandes hechos de la historia chillaneja.

"Al Snow" hizo vibrar a fanáticos de la lucha libre

QUILLÓN. Ex figura de la WWE norteamericana, presentó su espectáculo de lucha libre en la comuna del Valle del Sol.
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Una espectacular velada de llaves, suplex y patadas voladoras vivieron las más de 5 mil personas que se congregaron en la Plaza de Armas de Quillón para disfrutar de la mejor lucha libre nacional. El Rayo, Gorila, Límite y las bellas Rose y Sara Fénix; fueron algunos de los peleadores que subieron al ring para deleitar con sus movimientos, tanto a fanáticos como a nóveles espectadores.

Reconocido por portar una cabeza de muñeca en cada una de sus peleas, el luchador de 52 años ya está alejado de la World Wrestling Entertainment. No obstante, ese distanciamiento lo ha llevado a otras empresas y recorrer el mundo.

"Estoy retirado de las pistas de la WWE, pero hago lucha libre de manera independiente y estoy enfocado en el TNA (empresa de lucha libre profesional). Recorro todo el mundo mostrando la lucha libre, esta semana fue Chile, luego iré a Inglaterra, de ahí a Sudán y luego Qatar; vuelvo a Inglaterra, después Irlanda y Australia. Voy por todos lados", comentó el "loco" Snow.

Siempre algo ido, inquieto y manteniendo una conversación constante con su muñeca, el luchador manifestó que no puede dejarla ni tener otra. "Es como una mujer, le gusta ser la única y que no hayan más", bromeó.

Su paso por Quillón fue corto, pero placentero. Aprovechó de probar las exquisiteces del Valle del Sol e incluso se llevó algunos regalos. "Este es un país fabuloso, hermoso y las mujeres también. La gente, los fans, cada uno de ellos son maravillosos. La comida estuvo deliciosa, me encantó el cordero con arvejas, pero más el cordero y la fruta (castañas en almíbar) estuvo magnífica, me encantó la comida. Me regalaron unas botellas de vino que me imagino está delicioso, así que en el hotel mi muñeca y yo tendremos una gran fiesta", aseguró entre risas.

El show de lucha libre se extendió hasta pasadas las 23 horas, cuando algunos fanáticos pudieron saludar y fotografiarse con Snow. Previamente, la reconocida banda penquista Emana fue la encargada de calentar los motores de un espectáculo de gran nivel y pocas veces visto.