Pese a que hay conciencia de su impacto político, el Gobierno enfrenta con sorprendente pasividad la crisis económica, sin una agenda seria de recuperación, sin voluntad de cambiar el rumbo y sin liderazgo para dar las señales correctas y resistir la crítica del sector más duro del oficialismo. Se espera que el 2016 sea el tercer año en el que Chile crece al 2% o menos, incluso.
En menos de un año, el FMI bajó las expectativas de crecimiento para 2015 en 0,6 puntos y para 2016 en 1,3 puntos y todos los organismos coinciden en que al menor precio del cobre, se suman con fuerza la presión interna por mayor gasto y el efecto de las reformas.
El ministro Valdés está concentrado en contener el progresivo déficit fiscal, que superará en 2016 los US$8 mil millones (de US$1.664 millones registrados en 2013). No obstante siguen sin ejecutarse los compromisos del Gobierno para la reactivación, como el Fondo de Infraestructura anunciado por la Presidenta Bachelet en el conclave de agosto, solo la luz verde a la Central Cuervo es una de las pocas señales que se han dado en esta materia.
Clave es el rumbo político y el discurso, ninguna agenda pro crecimiento tendrá efectos sin un cambio significativo en el discurso del Gobierno, que reconozca su impacto en las oportunidades concretas y en la calidad de vida de los chilenos. Y sin la reevaluación de las reformas, que hoy mantienen frenadas las expectativas (reforma laboral, claridad ante Nueva Constitución, reforma al Código de Aguas, entre otras).
El diagnóstico equivocado que inspiró el Programa de la presidenta Bachelet, con reformas que, además de improvisadas y con severas fallas técnicas, están imponiendo un retroceso al país en áreas esenciales para las oportunidades y el progreso, ha generado una crisis económica de proporciones que la mayoría de los medios especializados adjudica solo en parte a factores externos y al precio del cobre, el resto incertidumbre política y falta de liderazgo presidencial. Los chilenos vemos como la crisis política se suma a la económica, generando un ambiente poco propicio para la inversión y la generación de nuevos emprendimientos fenómeno que golpea directamente a quienes buscan empleo sobre todo a los más jóvenes sin formación profesional y a las mujeres.
Frank Sauerbaum, Presidente Regional de Renovación Nacional en el Bio Bio.