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Chillanejos cuentan cómo es hacer clases en la base Antártica

EXPERIENCIA. Matrimonio de docentes estuvo a cargo de la Escuela F-50 Villa Las Estrellas, donde obtuvieron el 1° lugar regional en el Simce.
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Andrés Mass Olate

Dos salas de clases, seis alumnos de primero a séptimo básico, dos de los cuales eran sus propios hijos, y hasta -40° en invierno, era parte del paisaje en el cual se desenvolvían a diario José Luis Carillán y su esposa María Cristina Hernández.

La pareja de docentes, a punta de esfuerzo, trabajo y una unión familiar a toda prueba, pudo realizar un destacado trabajo en su paso por la Escuela F-50 Villa Las Estrellas, de la Base Presidente Eduardo Frei Montalva, ubicada a 950 kilómetros al sudeste de Puerto Williams, comuna de la cual depende administrativamente.

En términos profesionales, la vida del matrimonio Carillán-Hernández, salvo el número de alumnos, poco se diferenciaba de lo que realiza cualquier maestro. Con el sistema de Jornada Escolar Completa (JEC), José Luis llegaba alrededor de media hora antes del ingreso (08:00), con la finalidad de tener la escuela en condiciones para sus seis alumnos.

"El establecimiento estaba a 30 metros de mi casa. Siempre llegaba con anticipación para despejar la nieve y hacer una escalera para que los chicos pudieran subir sin problemas", recordó.

Autonomía de alumnos

José Luis oficiaba de docente y director en el recinto, y le hacía clases a los dos alumnos más grandes (5° y 7°), entre los cuales se encontraba su propio hijo. En tanto, que María Cristina le enseñaba al resto.

Si bien los contenidos eran los mismos, "teníamos estudiantes de distintos niveles, sin embargo, esa situación hacía que los alumnos trabajaran solos, por lo que las clases eran más personalizadas", puntualizó Carillán.

Los buenos resultados del trabajo realizado por la pareja chillaneja quedó de manifiesto en el Simce 2014.

"Por primera vez en su historia nuestra escuela rindió el Simce, obteniendo el primer lugar regional y décimo a nivel nacional, lo que nos dejó muy satisfechos en términos profesionales y también a los niños. Incluso, dos de los chicos que estuvieron con nosotros quedaron en colegios en Puerto Montt y Santiago, manteniendo las mismas calificaciones (6.5) que tenían cuando estaban en la Antártica", precisó con un dejo de orgullo José Luis.

Vida familiar

Vivir en uno de los lugares más inhóspitos del mundo no es tarea fácil, pero los Carillán Hernández pudieron sortearlo, siendo uno de los puntos fundamentales para lograrlo la vida familiar, así como también la relación que establecieron con los 70 residentes que habitaban el recinto perteneciente a la Fuerza Aérea de Chile.

"Al momento de postular conversamos con nuestros hijos y les comentamos que existía la posibilidad de irnos a la Antártica, y nos preocupamos de destacarle más lo positivo que lo negativo de la experiencia. El estar todo el día con ellos, incluso hacerles clases fue muy enriquecedor para todos nosotros", detalló José Luis Carillán.

Lejos de la familia, con la posibilidad de comunicarse con ellos, solo a través de internet o teléfono, y sin poder salir de la base hasta la época estival, la convivencia con los residentes fue otra de las claves para sobrellevar su estadía.

"Había eventos que permitían que nos congregáramos las 70 personas que estábamos allá. La Teletón o algún partido en que jugara nuestra selección, nos hacía compartir", recordó José Luis.

"Una vez al mes nos juntábamos las mujeres de la base, tomábamos té y conversábamos temas femeninos. La idea era desestresarnos", agregó María Cristina Hernández.

Etapa cumplida

No obstante a que el contrato de trabajo duraba dos años, los Carillán Hernández prolongaron su estadía un año más. "El 2014 la Fach nos solicitó quedarnos, pues ese año no había habido postulaciones, razón por la cual prolongamos nuestra estadía, volviendo a Chillán el 18 de diciembre del 2015", precisó José Luis.

A la hora del balance, el maestro solo tiene palabras de agradecimiento para lo vivido en el continente helado.

"Estoy agradecido de haber estudiado pedagogía y haberme casado con una profesora. Somos 17 millones de chilenos, y por diferentes razones, muy pocos pueden conocer y yo pude. Es una experiencia única", remarcó.

Junto con valorar su experiencia, para María Cristina Hernández, la familia ya había cumplido una etapa y se hacía necesario volver a Chillán.

"Fueron tres años maravillosos, se fortaleció nuestra relación como familia, compartimos con nuestros hijos, conocimos gente buena, por lo que considero que era una etapa cumplida, y debíamos volver a nuestra zona", explicó.

En tanto, la gobernadora de Ñuble, Lorena Vera, destacó la labor realizada por el matrimonio Carillán- Hernández.

"Estamos orgullosos de lo hecho por estos docentes ñublensinos. Estoy segura que esta experiencia va a marcar su historia", sentenció la máxima autoridad provincial.

Quieren reinsertarse laboralmente

A días de iniciarse el año escolar, tanto José Luis Como María Cristina no han podido encontrar un establecimiento donde poder ejercer durante el 2016. Aunque el paso por la Antártica le permitió ahorrar al matrimonio, quieren regresar a las aulas. "Debido a la fecha en que regresamos (18 de diciembre), no pudimos encontrar un lugar donde trabajar, ya que por lo general los maestros a esas alturas están listos", recordó Carillán. Por lo mismo, indicó José Luis, durante la otra semana visitarán establecimientos, ojalá nos vaya bien, pues sino encontramos trabajo en marzo, lo más probable es que después podamos optar a hacer reemplazos, razón por la cual no tendríamos sueldo durante el otro verano", cerró.

3 años permanecieron trabajando como profesores en la Escuela F-50, Villas Las Estrellas, el matrimonio de maestros compuesto por José Luis Carillán y María Cristina Hernández.

70 personas habitaban la Base Presidente Eduardo Frei Montalva (recinto donde se emplaza la escuela), mientras José Luis y María Cristina impartían sus clases.

445 es el número de establecimientos públicos, particulares subvencionados, particulares pagados y de administración delegada que comienzan las clases el próximo 3 de marzo en Ñuble.