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"Cuando me paré frente a la pelota ya sabía adonde la iba a tirar"

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Hablar de Néstor Fabián Zanatta es hablar del ascenso de Ñublense en el 2006. Un equipo que tras 25 años de militar en el fútbol de la Segunda y Tercera División, tocó el cielo y dejó de ser de los "potreros" gracias al penal del argentino que manejaba el mediocampo de los Diablos Rojos.

Con las manos en la cintura y la mirada fija, lanzó el penal en el arco del otrora sector oriente. El balón ingresa y un grito de gol contenido por más de dos décadas se desata en toda Chillán.

El llamando "Titiritero" se funde en un abrazo entre hinchas, compañeros y todos quienes estaban apostados tras el arco histórico que simplemente no podía creer que Ñublense le ganaba a San Felipe por 3 a 2 y con ello llegaban a la Primera División, la misma que muchas veces miró con desprecio a los chillanejos.

- ¿Cómo se gestó tu llegada a Ñublense y qué te motivó llegar a este equipo?

- Mi llegada a Ñublense fue por un llamado de Luis Marcoleta, René Rubio y luego el dirigente Alfonso Cusacovich. Fue en ese momento en el cual nadie quería venir a Ñublense, había ascendido el año anterior y no jugaba por nada. De hecho recuerdo que salimos cuartos en esa campaña que fue muy buena, pero no pudimos jugar la liguilla por ser invitados. También recuerdo que en esos años era difícil optar por venir a Ñublense porque no cumplían con lo que se arreglaba, pero fui porque ya había trabajado con el profe en Unión Calera. Lo que me motivó finalmente fue la gente que llevaba Ñublense al estadio, pensé que sería fantástico jugar a estadio lleno, cosa que se ve poco en Chile.

- ¿Cuáles fueron las claves del ascenso del 2006?

- Las claves del ascenso...creo en la unión del grupo, la fortaleza que hubo en los momentos difíciles, estuvimos a punto de cambiar de técnico. Un día el presidente del club nos cita a su oficina a tres de nosotros con la intención de hacer lo que hacen todos cuando las cosas no están saliendo, cortar por el hilo más delgado, le dijimos que no era lo mejor, que nosotros éramos los que debíamos cambiar, que no pasaba por el técnico, a partir de ese momento todo empezó a andar mejor hasta llegar a lo que todos sabemos.

- ¿Sentiste que alguna vez se les escapaba el ascenso?

- No, porque la verdad es que nunca estuvimos pendiente de eso, íbamos partido a partido, es más, cuando perdíamos con San Felipe por 2 a 0, más allá de saber en nuestro interior que lo podíamos ganar, sentíamos también que nos quedaba otra opción que era contra Lota.

- Detalla ese partido de infarto contra San Felipe en Chillán a estadio lleno.

- El partido del infarto, el recordarlo o al verlo a través de videos que me envían los hinchas, se me sigue poniendo la piel de gallina. Es el partido por el cual hoy estoy en esta entrevista, el partido que me hizo quedar en el corazón de la gente. En realidad hice muchos goles en el Rojo, jugué bastante, pero el último nos llevó a la gloria y nos dejó en la historia.

Fue un partido de muchos nervios, no nos alcanzamos a posicionar y ya perdíamos 2 a 0, nos mirábamos y no entendíamos nada. A partir de los 30 minutos del primer tiempo creo que se pasó todo el nerviosismo y empezamos a jugar, a entender que pasaba para ir a dar vuelta ese resultado.

- ¿Qué sentiste cuando se cobró el penal que significó el ascenso, qué pensaste cuando estabas frente a la pelota y cuando el balón ya estaba en el fondo del arco?

- Fueron 15 minutos más menos lo que se tardó el árbitro para dejarme frente al balón y patear. Hubo expulsiones, reclamos de parte de San Felipe y alguna que otra situación, hasta llegar a ejecutar el penal. Recuerdo que ese día Manuel Villalobos agarro la pelota y me la alcanzo, me dijo hazte cargo Cabezón.

Cuando me paré frente a la pelota ya sabía adonde la iba a tirar, siempre tiraba los penales cruzado a la derecha del arquero, y así lo ejecute. En el momento de patear el penal o antes de hacerlo, tenía la mente en blanco, de otra manera tal vez el destino fuese otro. En ningún momento pensé que esa hinchada, ese equipo, esa ciudad, hacia 25 años que jugaba en los potreros. Que en mi persona estaba o cargaba todo ese peso de la historia, y era el único responsable y estaba a solo 12 pasos de cambiar esos años de fracaso. Dicen que solo de valientes se cuentan historias, que de los cobardes nunca se contó nada. Nunca fui de arrugar, en un tiempo le tenía miedo a la muerte, pero cuando entendí que la muerte es parte de la vida, dejé de temerle.

- ¿Qué opinas del hincha de Ñublense?

- El hincha de Ñublense es apasionado por su equipo, debo hablar del hincha aquel que llenaba el Nelson Oyarzún, esos hinchas que el día del ascenso, el miércoles anterior ya habían comprado las 15 mil entradas a la venta. Agradecido de su cariño siempre. Hoy tengo pena por ellos, le robaron o le arrebataron el mejor regalo que tenían, aquel que por años soñaron tener, un día alguien decidió regalarlo y ellos se quedaron sin nada.

- ¿Qué importancia tuvo la hinchada de Ñublense en el ascenso?

- Esa gente llenando el estadio cada vez que jugábamos de local fue un gran aporte en el ascenso, el rival sentía que eran visita, y a veces la sentíamos nosotros cuando jugábamos mal. Fueron fundamentales para el ascenso.

- ¿Cuál fue tu mejor compañero en ese camarín?

- Manuel Villalobos, nos conocíamos por haber jugado en Fernández Vial y éramos vecinos en Chillán.

- ¿Sientes que quedaste en la historia de Ñublense?

Creo que quedamos en la historia todos los que ascendimos, aunque en mi caso por haber pateado el penal definitorio, eso hizo la diferencia.

-¿Qué haces actualmente?

Dirijo la Sub 17 de Iberia, ahí me abrieron las puertas.

"Nunca más volví a ver Chillán con la efervescencia que se vivió los años anteriores. Se perdió identidad...una gran pena". "Ñublense es parte de mi vida, me marcó y todo lo que viví es imposible no recordarlo".

29 Octubre

2006, Ñublense derrota a San Felipe y regresa a Primera División. El gol clave lo anotó Zanatta.