Adultos mayores, claves en evolución del mercado laboral
Juan Bravo
Las bajas tasas de desocupación exhibidas en los informes del INE siguen sorprendiendo a la opinión pública, considerando el contexto de frenazo económico que enfrenta nuestro país. Uno de los factores que explica este aparentemente buen resultado es el cambio en la composición de los nuevos empleos, en donde el menor ritmo de creación de empleos asalariados ha sido contrarrestado en parte por un importante aumento del empleo por cuenta propia. Así, el autoempleo ha ganado terreno, evitando un aumento de la tasa de desocupación.
Sin embargo, existe un segundo factor que explica esta evolución. El último informe de Clapes UC muestra que el segmento de adultos mayores (60 años o más) ha ganado terreno entre la población en edad de trabajar (mayores de 15 años) en los últimos años. Así, mientras en el trimestre octubre-diciembre 2010 representaban el 20,2% de la población en edad de trabajar, en octubre-diciembre 2015 esta cifra había aumentado a 23,3%. Este incremento de personas de tercera edad en las cifras de población en edad de trabajar reportadas por el INE fue particularmente dramático en los últimos 12 meses: del aumento anual de 233.624 personas de la población en edad de trabajar al trimestre octubre-diciembre 2015, 212.202 son de tercera edad, es decir, el 90,8% del incremento anual.
Este cambio en la composición de la población en edad de trabajar impacta directamente en las cifras laborales agregadas, pues gana ponderación un segmento etario en donde predomina la inactividad, a diferencia del resto de la población en edad de trabajar, en donde predomina la participación en la fuerza laboral. Además, cuando un adulto mayor no tiene oportunidades de empleo, normalmente puede acceder a una pensión, lo que facilita que este segmento de la población transite de una situación de ocupado a inactivo directamente. Por el contrario, las personas más jóvenes no pueden aún acceder a cobrar una pensión, y deben buscar alternativas para seguir trabajando, es decir, la inactividad normalmente no es una opción factible ante la falta de buenas oportunidades laborales para este segmento de la población.
Además, el segmento de tercera edad tiende a ocuparse proporcionalmente más en empleos por cuenta propia y menos en empleos asalariados que la población de 15 a 59 años, lo cual está acorde con la etapa de la vida en que se encuentra cada segmento, ya que los adultos mayores tienden a privilegiar más la flexibilidad respecto a otras variables, por lo que los trabajos asalariados no necesariamente son los adecuados para sus necesidades.
En definitiva, los datos indican que gana ponderación un grupo que se ve menos afectado por la desaceleración que el resto de la población. Este análisis da cuenta de la importancia mirar más allá de la tasa de desocupación, ya que otros indicadores como la composición de la creación de empleo y la participación de los distintos grupos etarios aportan bastante información respecto al impacto del frenazo económico en el mercado laboral.
Asesor Macroeconómico Senior del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales, Clapes UC.