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El díscolo directivo que se la jugó por contratar contra viento y marea a Díaz

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Una de las épocas más importantes de Ñublense desde el punto de vista es lo que se vivió entre el 2004 y 2008 cuando el elenco saltó de la Tercera División hasta llegar a la Copa Sudamericana.

Uno de los dirigentes que fue rostro visible de ese tiempo de bonanza fue el contador Juan Ramírez. Su historia ligada a los chillanejos se remonta a cuando su padre, Juan Ramírez Ubilla, arribó a Chillán a principios de los años 70' para asumir la conducción técnica y posteriormente una serie de interinatos.

-¿Cómo se gesta esta relación con Ñublense?

Cuando chico vivía por calle Pedro Aguirre Cerda, por lo tanto, cruzar al estadio era algo normal para mí. Estaba en el camarín, veía a mi papá como entrenaba. Además, durante las crisis económicas de Ñublense mi casa fue como una especie de camarín del equipo, ya que no podían tenerlo en el estadio. En nuestra casa también acogimos a muchos jugadores como Antonio Muñoz, Jorge Peredo, Humberto "Chita" Cruz.

-¿Cómo asimilaba esta situación en su casa siendo un niño?

La verdad es que no había problemas porque todos eran muy acogidos, eran jóvenes con ganas de hacer algo en el fútbol, Ñublense era un trampolín para ellos. Compartir con ellos y ver sus entrevistas en el diario era algo muy novedoso.

-¿También tuvo un paso por el fútbol?

En 1978 me presenté a la Primera Juvenil de Ñublense, estuve dos años en cadetes. Compartí con jugadores como Hugo Bello, Pedro Pablo Díaz. Mi padre falleció en 1978 y como yo era el mayor de los hermanos y tenía que estudiar y trabajar, por eso dejé el fútbol, pero uno también veía que esto no daba para más. En ese tiempo todo era más romántico, tampoco era de los jugadores más destacados, pero quizás pude darme un gustito. Jugaba como lateral volante.

Luego me hice socio del club en 1981, compré mi butaca y la solté hasta que se demolió en el estadio antiguo.

-¿Cuándo comienza su relación con Ñublense desde la tribuna de dirigente?

A fines del 2003 Sergio Zarzar me invita a formar parte de un grupo de amigos para conformar el Club Atlético Ñublense cuando estábamos en Tercera División. Fue un período muy exitoso que se extendió hasta el 2008. También fui presidente de la Sociedad Anónima desde el 2007 hasta el 30 de abril del 2008, ya había hablado que iba a renunciar una vez que terminara el campeonato.

-¿Qué gatilló esta decisión, cuáles fueron los capítulos que se sumaron?

El 2007 fue un año espectacular, junto al técnico Luis Marcoleta viajé con el plantel a muchos partidos. Posteriormente hubo que elegir otro entrenador, pero no estaba en los planes que se fuera Marcoleta, sin embargo, en Valparaíso ocurrió un problema que le dio pie a él para decir hasta aquí sigo con Ñublense y que fue cuando le ganamos a Wanderers y con ello teníamos que jugar un partido extra con Cobreloa para entrar a los play off, pero dos directivos actuales de Ñublense, en vez de estar contentos, dijeron que era un gasto ir a jugar y eso a Marcoleta le pareció mal. Ahí se quebró la situación de don Luis con la Sociedad Anónima y lógico que a mí también me pareció mal.

- ¿Qué otro capítulo se suma?

Después de esto viene el proceso de elegir técnico para el 2008, quedé con la atribución de contratarlo y optamos por Fernando Díaz, momento en el cual tuve mi primer problema grave con la Sociedad Anónima, porque otro director pretendía que llegara Marcelo Espina. Intentamos contactarnos con Patrick Kiblisky para definir para la situación, pero él estaba desconectado y no hubo caso. Yo me mantuve en que el técnico fuera Fernando Díaz y se firmó el contrato, pero después hubo cosas muy raras porque ese contrato después se mandó a retirar a la ANFP, nunca supe de quién fue esa orden, y yo reinscribí ese contrato de Fernando para validarlo ante la ANFP, incluso mandé un fax desde mi oficina. Supe que en ese momento algunos dirigentes de la Sociedad Anónima se molestaron bastante. Incluso Fernando no estuvo en el primer partido del campeonato porque no estaba inscrito. Luego surgieron otros problemas.

-¿Pero no se alejó del todo de Ñublense?

Después de mi renuncia pasé a ser director de la Sociedad Anónima y era uno de los que apoyaba más a Patrick Kiblisky, pero llegó el momento de las elecciones en la ANFP en el 2010 y en una reunión de directorio se determina apoyar a Harold Mayne-Nicholls, pero después se votó por Jorge Segovia. Después pasó lo que pasó, hubo gente que comprometió un voto y luego se dio vuelta porque le pusieron plata en el bolsillo. No me arrepiento de lo que hice.

- ¿Cómo fueron esos años como dirigente?

Invertí mucho tiempo en Ñublense, pero también puedo decir que perdí plata con Ñublense, compré más de 30 camisetas para regalar, financiaba mis viajes.

- ¿Cuál fue el secreto de la administración exitosa del 2004 al 2007?

Se trabajó con gente conocida, cercana y transparente de la ciudad. A nosotros la gente nos veía cortando boletos en la entrada del estadio y teníamos poder de decisión y para dar una explicación sobre hechos puntuales.

-¿La principal diferencia entre las administraciones antiguas y la de la actual Sociedad Anónima?

Lo más ventajoso de la Sociedad Anónima es la responsabilidad que existe con el jugador para el pago de sus sueldos y las cotizaciones, eso lo rescato. Pero en el caso particular de Ñublense, la administración ha sido pésima, se planifica de mala manera. Además, la gente siente a la dirigencia muy lejos, eso se perdió y que era algo que caracterizaba a Ñublense desde el 2004.

"Sin ser dirigente, creo que mi padre fue una de las personas más importantes en Ñublense por todo lo que hizo". "Con estos inversionistas no vuelvo a Ñublense, no tengo ninguna afinidad con ellos. Es gente que no me merece confianza".

2010 Año

En el cual Juan Ramírez cortó toda la relación con la Sociedad Anónima, la misma de la cual alguna vez fue presidente.