Cobre perdido
No se necesita ser economista, solo Chileno de corazón para darse cuenta que el cobre hace años que está mal administrado. Solo así se entiende que no lleven a este noble material al nivel de inversión valor agregado. Hoy hasta la ropa para guaguas y elementos antibacterianos tienen componentes de cobre. Igual que el salitre de antaño. Ya está perdiendo su valor como material muerto. Decenas de ejecutivos y de años. Gobiernos militares y populares…En el cobre están al mismo nivel…Nadie tiene el coraje para decir la verdad. Trabajadores sobre pagados, baja productividad, bonos que nadie entiende y por motivos que los trabajadores del resto del País, nunca entenderán. Ejecutivos endiosados como los mejores del planeta. Los militares gastando como Farkas en los casinos y comprando armas y cosas que nadie sabe. Viajes Faraónicos comisiones que hoy están sabe en qué bolsillo. Mucho ha resistido, ya demuestra agotamiento. Esto es grave, pero les aseguro que todo seguirá igual
Héctor Pendola Torres
Obama y visita a Cuba
Como si se tratara de poner puertas al campo, el gobierno de Cuba quiere limitar el efecto de la presencia de Obama en La Habana. Esto se expresa en las palabras de un personaje cercano al régimen: "No podemos caer en el encantamiento, siguen sus programas injerencias". Pero, como dijo un cubano de a pie, "Mira, chico, se me eriza la piel, este negrito nos ha conquistado. Si su objetivo era enamorarnos, Obama ya nos comió, con papas y todo. ¡El Gran Yuma [Obama] partió el bate antes del juego!".
Ernesto Medalla
Cema Chile
Los medios de comunicación, en general, han informado con bastante detalle sobre "propiedad de la plaza de Paine... Situaciones como estas, no pueden suceder en un país que se precia de serio. Mas triste aún, es que nadie denuncie ni intente aclarar una situación tan nefasta como esta, durante mas de veinticinco años.
Lamentable, triste, chabacano!
Juan Luis Castillo Moraga
Atención al usuario
Estimado Director, quisiera hacer notar el pensamiento y sentir de muchos de los usuarios que acuden al juzgado de familia para obtener respuestas a sus problemáticas. Cuando uno ingresa al sistema público a trabajar, debe estar consciente de que se trata de una labor en la que lamentablemente -dependiendo de la vocación esta atribución puede cambiar a felizmente- se debe tratar con personas a diario y se debe brindar una atención que sea de calidad -por lo menos es el sueño que vivo cada vez que acudo a un servicio público-.
La verdad es que de todo hay en la viña del señor, pero el hecho de que hasta por teléfono nos traten como seres insignificantes y nos hagan sentir que nuestras dudas son molestas, nos hace desatar una impotencia inexplicable. Me pregunto entonces, ¿para qué se desempeñan en este sistema de trabajo si no son capaces siquiera de tener una gotita de cordialidad? Si uno se acerca al juzgado de familia a realizar una consulta es porque quiere respuestas, y si la respuesta no es concreta lo mínimo que uno espera es amabilidad en el trato al usuario, independiente si ya se inició una causa o no. Estamos hartos de estar llenando formularios para poder obtener una simple respuesta sobre la situación de una causa, o para poder denunciar un conflicto familiar.
Señores del Juzgado de Familia, no queremos más aspirinas, queremos certezas aunque sean negativas; y por favor a la jefatura de Recursos Humanos de la entidad en cuestión: realicen los procesos psicológicos con un filtro efectivo que asegure que los funcionarios sean aptos para el trato y atención al usuario y que esta sea, por lo menos, aceptable.
Belén Ananías Neira
La primera injusticia
Siempre he considerado que la primera y mayor injusticia de la creación, ha sido cargarnos con el pecado original. Si los que pecaron desobedeciendo a Dios, fueron nuestros primeros padres Adán y Eva, ¿ por qué sus descendientes debemos cargar con esa culpa ?. De paso, se convirtió a la manzana, en la fruta más cara de la tierra pues desde entonces la estamos pagando todos. En la actualidad podemos ver, que este tipo de injusticia se repite a diario, pues muchas familias e instituciones, son discriminadas, y juzgadas por el actuar de alguno de sus miembros, perdiendo así credibilidad, posibilidades laborales y sociales. Nadie debe pagar por lo que otros han hecho. Cada uno debe asumir sus responsabilidades.
Jorge Valenzuela Araya