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"Gocé de alegría, pero también lloré por Ñublense. Me siento hijo de esta institución"

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Hablar de los 100 años de Ñublense conlleva conocer a quienes forman parte de esta historia y uno de ellos es el técnico paramédico Miguel Olave, quien estuvo 25 años ligados a la institución de los Diablos Rojos.

Este hombre afable que vivió su primer partido contra Colchagua conoce de las breves alegrías y la enorme lista de amargas experiencias con Ñublense. Ascensos, descensos y ser parte del plantel que clasificó a la Copa Sudamericana del 2008 son parte de su historial, uno que atesora y que lo marcó a fuego.

Miguel Olave, "Miguelito" como se le conoce en el mundo del fútbol, dejó Ñublense por determinación dirigencial, pero asegura que cumplió un ciclo, aunque también asegura que hay otros que también ya dieron todo lo que tenían que dar y por ende deben dar un paso al costado.

- ¿Cómo llegó a Ñublense?

Siempre he sido muy hincha de Ñublense. Cuando chico iba a ver los entrenamientos y con mi hermano íbamos a los partidos el domingo. Antes de entrar a trabajar al club estaba en el Servicio de Salud. Todo comenzó en 1988 y en ese tiempo estaba Marcos Morales jugando en Ñublense y él era mi vecino. Un día finiquitaron a todo el cuerpo técnico y Marcos me preguntó si podía dar mi nombre para trabajar en el equipo. Luego el técnico fue a mi casa a hablar conmigo porque necesitaban un paramédico urgente, así que me sumé al equipo. Les dije que sí por ser chillanejo y más aún por lo que sentía por Ñublense.

- ¿Cómo vivió ese primer partido contra Colchagua?

El fútbol es totalmente distinto a cualquier otra profesión que uno pueda tener. Me acuerdo que llegué con mi maletín y una cotona blanca igual como si estuviese trabajando en el hospital y los futbolistas me molestaban y me decían "ahí viene el doctor". Estaba un poco intranquilo, pero no por mi capacidad de conocimiento, sino que más que nada por la nueva situación a la que me estaba enfrentando. Pero fui aprendiendo con el transcurso del tiempo.

- ¿Cuál es la mayor lesión o situación compleja que le tocó enfrentar en Ñublense?

El infarto que tuvo Luis Flores y el profesor Alfredo "Torpedo" Núñez. También la de un jugador que se estaba probando y que tenía un desfibrilador que producto del trabajo futbolístico se le había roto un electrodo y eso le provocaba cargas eléctricas, lo toqué y me dio la corriente.

- ¿El mejor jugador de Ñublense que ha visto en 25 años ligado al club?

Técnicamente, Mauricio Cataldo.

- ¿El peor jugador?

Hay hartos, sobre todo muchos argentinos que pasaron sin pena ni gloria.

- ¿El mejor técnico?

Luis Marcoleta. Es capaz de entusiasmar al jugador, planifica mucho, tiene llegada con el plantel, le da segundas posibilidades a los jugadores en otros clubes y eso habla bien de él.

- ¿El mejor dirigente?

Reinero Iraira.

- ¿Cuál fue el descenso más feo que vivió?

El del 2011. Hubo un mal manejo técnico, se rompió la fuerza que había en el camarín. A veces se le culpa mucho a don Patrick Kiblisky por ser el dueño del club, pero creo que ha pecado mucho de confiar en su brazo derecho. Hay cosas que no las supo en su momento y no sé si las supo después. Ese año no debiésemos haber bajado, el grupo estaba bien unido, pero a alguien se le ocurrió subirle el sueldo a Alexis Viera a espaldas de todos, se hizo para callado y el resto lo supo y eso quebró el plantel. Además, el técnico del momento, Carlos Rojas, un hombre con poca educación, no tuvo la experticia para manejar el grupo. A garabatos no se manejan los grupos, al futbolista le molesta cuando los tratan como obreros.

- ¿Cuál fue al ascenso más emotivo?

El del 2004 cuando subimos a Segunda División en la final contra Curicó. Esa campaña fue muy buena, comenzó con el profe Esaú Bravo y la terminó Luis Marcoleta. El flaco Wladimir Herrera nos dio la posibilidad de ir a la final con el gol que marcó en los minutos finales. La gente fue en masa a Linares y estábamos plenamente confiados en que subíamos y así pasó al ganar 2 a 0. A ese partido Curicó entró derrotado.

-¿Cómo vivió el 2008 cuando el club llegó a la Copa Sudamericana?

No eran todos amigos, pero había mucho compañerismo y hombres muy importantes como Joel Reyes quien imponía jerarquía, eso le ayudaba mucho al profe Fernando Díaz. Hubo una buena complementación entre jugadores y cuerpo técnico, el profe tenía una buena llegada con los cabecillas. Me da mucho orgullo saber que estuve en este plantel histórico. No hay ningún otro hito más grande en la institución.

-¿Cómo vivió el partido contra Audax Italiano cuando se clasificó a la copa Sudamericana?

Terminé casi sin uñas. Me acuerdo que jugaba Carlos Villanueva en Audax y que casi nos hace un gol de mitad de cancha, pero clasificamos con el gol de Francisco Viveros.

-¿Siente que cumplió una etapa en Ñublense?

Sí, después de 25 años uno se agota. El fútbol es bonito, uno se da a conocer mucho, pero había desgaste, ya no era el mismo de antes. Pero esto es como una cadena, cuando un eslabón falla, todo el resto falla, a veces ya no llegaban los materiales y eso demuestra que otras personas también estaban desgastados.

- ¿Qué significa Ñublense en su vida?

Crecimiento personal, madurez, aprender a esforzarse y a adquirir más conocimiento. Un eterno amor, es una institución que llevo arraigada en la piel, me abrió sus puertas para que yo me pudiera desarrollar y entregar lo mejor de mi. Gocé de alegría, pero también lloré por Ñublense. Me siento hijo de esta institución.

"Como hincha me duele ver que desde el 2009 estemos metidos en la cola. Hay que hacer cambios profundos a nivel de la institución, a nivel de gerencia y cuerpo técnico". "Muchos de quienes están en Ñublense ya cumplieron una etapa, como en todas partes".

25 Años

Estuvo en Ñublense Miguel Olave. Ingresó en 1998 y se retiró del cuadro chillanejo con la sensación del deber cumplido.