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Las casas de Sernam que buscan prevenir los femicidios

SEGURIDAD. Existen tres viviendas de acogida en la región del Bío Bío bajo absoluta reserva. Adentro, los testimonios son desgarradores. Programa ofrece gratuitamente dar autonomía a mujeres.
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Danny Fuentes Espinoza

"Me dijo que antes de verme con otro hombre, prefería verme muerta". Ese era el tenor que durante tres años aguantó Karen González, antes de que su ex pareja decidiera drogarla, secuestrarla y violarla.

Su caso, resuelto judicialmente hace menos de un mes, fue una de las investigaciones más cruentas que registró la fiscalía y la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones. Conmoción también causó en el Sernam, desde donde se hicieron parte querellante. El agresor fue condenado a 15 años de cárcel el 1 de marzo.

Además del caso de Karen González, otro hecho que ha causado gran indignación de parte de las autoridades a nivel nacional fue el femicidio número 12 en lo que va del año y que tuvo lugar en Quillón. Se trató de Yury Álvarez, de 28 años, quien fue golpeada por su esposo, quien utilizó un martillo para agredirla hasta la muerte.

El femicidio, tipificado penalmente en 2010, es una lucha del Gobierno por tratar de disuadir a los agresores para que no cometan esta barbarie, aumentando las penas, partiendo en los 15 años de cárcel, lo que puede llegar incluso hasta el presidio perpetuo calificado.

Dentro de las sobrevivientes a este tipo de violencia, Karen González hoy dice estar contenta, afirmando que se puede salir adelante. "Con el padre de mi hijo vivimos siete años juntos. Hace tres años nos separamos, y desde entonces, cada tres o seis meses tenía episodios de violencia. Me seguía, me amenazaba. Hasta me golpeó en la calle", relató.

Su visión es bastante crítica acerca de cómo operó el sistema judicial, ya que acudió a carabineros, policía de investigaciones, tribunales de Familia y también de Garantía, donde no obtuvo una medida cautelar que impidiera al agresor hacer de las suyas, intimidándola en una oportunidad con una espátula.

"Cuando él me dijo que prefería verme muerta, lo denuncié pero la causa fue archivada, pero ya después de dos años, yo estaba rehaciendo mi vida sentimental", agregó.

El 8 de junio de 2015, Hugo Cavieres se enteró por el hijo de 9 años que tienen en común de que Karen González tenía una relación con otro hombre. "Cuando supo me dijo que lo tenía asumido. De hecho estaba muy preocupada porque a mi hijo lo iban a operar, entones nos comunicamos por whatsapp y él me dice que no va a estar en la casa cuando yo pasaría a buscarlo. Por eso me acerqué ese día martes, 10 de junio, entré a la casa y me lo encontré", contó la mujer antes de una pausa. En el juicio que enfrentó durante febrero el acusado, el autor confesó que utilizó una droga sustraída desde el hospital Herminda Martín, ya que había trabajado en la unidad de siquiatría, y se la inyectó. Posteriormente, la violó y la secuestró en Atacalco, comuna de Pinto. Tras recapacitar, el hombre la trajo de regreso a Chillán, y en el camino la mujer pudo dar aviso a la PDI, quienes luego los interceptaron y detuvieron al hombre, quien ahora se encuentra cumpliendo la condena en la cárcel de Chillán.

Casas de acogida

En 2007, el gobierno implementó las casas de acogida, que son viviendas habilitadas para proteger a mujeres que han sido víctimas de violencia por parte de sus parejas o ex parejas.

En la región del Bío Bío, actualmente existen tres recintos de este tipo, uno en la provincia de Concepción, otro en Bío Bío y uno en Ñuble, específicamente en Chillán.

Su ubicación está bajo reserva y también la identidad de los 11 profesionales que ahí trabajan, ya que se sabe que los agresores intentan por todos los medios ubicar a sus parejas. Es parte de su obsesión.

Así lo califica la coordinadora de la casa de acogida en Concepción. Hasta ese lugar también llegan mujeres, con sus hijos, desde distintos puntos de la región. En la provincia de Ñuble, 25 mujeres se atendieron en esta casa durante 2015, de un total de 95 que asistieron en la región.

"Hay un concepto errado respecto a las casas de acogida, porque hay mujeres que no ingresan pensando que esto es una cárcel, pero es una casa que busca la autonomía de las mujeres, porque ellas siendo víctimas no pueden estar encerradas, entonces nosotros trabajamos el nivel de riesgo, porque pueden salir a comprar, o ir al cine si es que han pasado por el diagnóstico, teniendo presente su nivel de riesgo", comentó la coordinadora, quien optó identificarse como Soledad Hormazábal.

La seguridad es prioridad dentro de las casas de acogida. "Tenemos un circuito cerrado y la ronda diaria de carabineros", explicó la coordinadora de la Casa de Acogida. Donde está ubicada, los vecinos se han preguntado por qué entran y salen familias encabezadas por una mujer. "Les decimos que es una fábrica de diversos productos. Vamos cambiando la versión para mantenerlos distraídos", agregó.

Los relatos que se conocen adentro de estas casas, que tienen capacidad para recibir, en total, a 42 mujeres y 84 niños o niñas, son desgarradores.

"Hay mujeres que han sido obligadas a abortar por parte de sus agresores, que han sido encerradas sin comer durante varias horas, quemadas o amenazadas con armas", explicó Soledad.

Son episodios críticos de violencia y abarcan un amplio rango etáreo. "Hemos recibido a mujeres ya adultos mayores que después de varios años de tortura aceptaron nuestra ayuda. Así también, se recibió a una menor de 17 años que estaba embarazada. Tenía un serio riesgo", añadió.

A nivel local, el Sernam trabaja el caso de una mujer, de la cual no se puede entregar su identidad, pero que sorprendió a las funcionarias del Centro de la Mujer, dado que su pareja había sido formalizado por lesiones menos graves en contexto de violencia intrafamiliar. El 11 de marzo, en su departamento de Chillán Viejo, el hombre llegó ebrio e inició una discusión con la mujer que derivó en daños en la vivienda, específicamente un closet.

Todos esta agresión fue vista por la hija de ambos. "Me tiró del pelo y me botó al suelo. Ahí me pegó patadas y también combos. Mi hija trató de defenderme, pero también la golpeó. La tomó del cuello y la tiró sobre una pared", relató ante carabineros que tomaron la denuncia.

Al día siguiente, en el tribunal, el miedo persistía. El agresor anunció que se vengaría, y que ninguna de las acusaciones era cierta negando incluso que haya tenido agua hirviendo lista para vertirla sobre la mujer. Por su parte, la mujer recibió el apoyo de Sernam, mientras se tramita su causa, en la que el hombre podría llegar a juicio simplificado.

El ofrecimiento del Sernam es gratuito para las mujeres que deseen internarse y estén en serio riesgo. Una vez allí, el tratamiento dura en promedio seis meses. "Pero no es un plazo taxativo. Hay mujeres que egresan a los dos meses y otras que llegan a los ocho. Depende de cada caso", afirmó Soledad Hormazábal, complementando que por un convenio entre Sernam y el Serviu, si las mujeres lo requieren, pueden postular a la casa definitiva si es que reúnen los requisitos para egresar, comprometiéndose a no usar el lugar como hogar común con quien había sido previamente el agresor.

" Las Casas de Acogida salvan vidas y por eso aunque sean espacios confidenciales y muy resguardados, debemos tenerlas presente, debemos valorarlas, desde las propias víctimas o testigos, como de las instituciones que pueden detectar señales de violencia", concluyó la directora Regional del Sernam, Valentina Medel, quien sigue de cerca el funcionamiento de estas instalaciones.

"Hay mujeres que han sido obligadas a abortar por parte de sus agresores, que han sido encerradas sin comer durante varias horas, quemadas o amenazadas con armas".

Soledad Hormazábal

Coordinadora Casa de Acogida

Se crearán dos nuevas casas de acogida

En Cañete y Talcahuano está previsto que durante este año se abran dos nuevas casas de acogida. "Hemos planteado siempre que las Casas de Acogida efectivamente salvan vidas. Así lo ha demostrado la experiencia desde que la Presidenta Michelle Bachelet instaló estos dispositivos en su primer período, asumiendo la relevancia de poder resguardar a las mujeres que son víctimas de amenazas, agresiones graves y que se encuentran en riesgo vital", señaló la directora regional, Valentina Medel, agregando que en estos espacios buscan, a través de profesores, asistentes sociales y psicólogos dar contención emocional y autonomía a la víctima e hijos.