Llegaron tarde
He sostenido desde bastante tiempo que la voluntad y capacidad de la Nueva Mayoría de realizar elecciones primarias jamás existió, he ganado apuestas con ello. Esto obedece a la forma en que se nos viene mintiendo sostenidamente durante 26 años, por la Concertación primero y Nueva Mayoría después, pretendiendo vestirse de demócratas. Este juego burdo con la ciudadanía pasa a ser más que quijotesco, es penoso no reconocer que nadie tiene capacidad de convocatoria para generar interés por elecciones primarias en Chile y que este recurso sólo es elegido para permanecer en los medios con juegos y embustes hasta última hora , con que si y que no, que solo al final engañan a más de algún incauto y forman falsas expectativas al interior de partidos escasos de militancia, ya que solo el 5% de los chilenos milita inscrito en partido político. En nuestro medio la amenaza de "ir hasta las últimas consecuencias" por parte del señor Claudio Martínez tuvo se epílogo ante la seguridad de conseguir el cupo de concejal del PS y hacerlo público el sábado pasado en página 4 de este diario, situación que refleja que ya esta "negociación" existía de mucho antes y que no había interés real de hacer primarias. Solo se mantenía el discurso "casabobos" que ya ante la emergencia de la política seria y real tiene cada vez menos credibilidad y adeptos. Cuesta que algún incauto crea que porque "llegaron tarde" se quedan sin primarias, cuando los plazos se los imponen ellos mismos a través de la legislatura que ejercen en el Congreso, la excusa de "llegar tarde" solo existe y es tolerada en niveles escolares pero no puede darse en niveles de política seria y responsable. Esto demuestra una vez más que estos señores siguen dispuestos a seguir mintiéndole y engañando a la ciudadanía hasta que cada uno de los chilenos les diga ¡Basta!.
Enrique Edis Jara Rivera.
Los dilemas del Presidente Aylwin
Las transiciones políticas nunca han sido fáciles, porque requieren de una persona que sea capaz de conciliar y que, en ocasiones por el beneficio del país, debe omitir sucesos que podrían causar mayores dificultades. Fue el caso del Presidente Patricio Aylwin en el retorno a la democracia. Ocurre que cuando miramos al pasado lo hacemos con los ojos del presente, por lo tanto, no sopesamos el contexto y el análisis se pierde en un anacronismo. Dicho lo anterior, el Presidente Aylwin tuvo que enfrentar dichos dilemas políticos y, por supuesto, sus decisiones fueron tomadas a la luz de su contexto. Fue un DC más de centro derecha en tiempos del Presidente Allende y luego más de izquierda llegada la democracia. Es así que el papel del gobernante de la transición tiene un poco de ambos, ya que coexiste con el poder saliente, lo que siempre dificulta la administración del Estado.
Su rol no fue fácil, ya que siempre la figura de Pinochet estuvo presente. No olvidemos el boinazo de 1993, tras la apertura del caso de los "pinocheques", tensión que afectó al país y obligó al gobierno a enfrentar la presión para evitar que el conflicto escalara.
Un hito en su administración fue la entrega del informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación (1991). Tras ese hecho el ex Presidente pidió perdón al país por la violación a los Derechos Humanos, dando una clara señal de querer avanzar en la búsqueda de justicia, pero asumiendo a la vez que las heridas aún estaban abiertas.
Es así que al gobierno de Aylwin le correspondió asumir el primer paso de la transición, cuyo lema fue "la alegría ya viene" que muchos interpretaron como la esperanza de un cambio.
César Espinoza. Pedagogía Media en Historia y Geografía de la USS.
Don Patricio Aylwin
La gente -hoy- en Chile siente un desprecio por los políticos y la política, en general: ésta se ha convertido en un fin en sí mismo, que simplemente entrega fama y poder personal, pero que olvida a los votantes y a sus problemas del diario vivir.
Don Patricio, pertenece a esa estirpe de políticos ya idos, que entraron a la cosa pública a servir, y no a servirse, como se ve actualmente. Incluso, algunos desfachatados hablan -hoy por hoy- hasta del concepto de "nueva forma de hacer política", desprestigiando a los políticos tradicionales y de la vieja guardia, quienes nos legaron democracia y tradición republicana hasta 1973.
Don Patricio, desde que ingresó a la política activa, a fines de los años 30, vivió en forma sencilla, simple y austera y lo hizo en su casa particular también sobria y sin grandes lujos, donde recibió a las más conspicuas autoridades y líderes mundiales. Fue un hombre de vocación, accesible y probo en el servicio público, un hombre -como todos- con sus luces y sombras, pero además un personaje y un estadista de bien, que buscó lo mejor para Chile. A lo mejor no concordamos todos con su gestión en la Primera Magistratura durante ese traumático y también esperanzador período (1990- 1994), pero ese es el juicio y labor para los hombres de historia y será ella, en última instancia, la que dirima, al respecto. Don Patricio, ¡descanse en paz!
Álvaro Rodrigo Arévalo Ferrada.