Manuel Cabrera Ruiz.
Margarita Bustos, poetisa que divide su tiempo entre la ciudad de Santiago y San Fernando, donde hace clases en el Colegio Inmaculada Concepción, además de impartir talleres literarios, ha utilizado las letras de forma visceral en cada uno de los cuatros libros que ha publicado a la fecha, los cuales comparten una fuerte carga erótica. Bustos, que participará nuevamente de "Chillán Poesía", se dio un tiempo para analizar esta cita literaria y el encanto de la capital de Ñuble.
-¿Cuándo empezó a escribir?
Lo hice desde muy joven debido al fallecimiento de mi padre, como una necesidad vital de expresión de ese microcosmos que había en mí, pero de manera bastante intuitiva, de manera más sistemática como una lectora que se empezó a fascinar con la potencia del lenguaje, de transformación que tiene la poesía y lo empecé a sistematizar desde la universidad cuando estudiaba Licenciatura en Lenguas y Literatura Hispánica en la Universidad Católica de Valparaíso.
-¿Quiénes fueron sus referentes?
Fascinada (estaba) en esa época con la poesía de Alejandra Pizarnik, de Gonzalo Rojas, con la poesía de Sylvia Plath y por supuesto también en narrativa con escritores como Virginia Woolf, Andrea Maturana y tantos otros.
-¿Cuánto de la poesía de Gonzalo Rojas hay en su trabajo?
Yo diría que en este caso, el nexo y la admiración hacia la poética y la palabra de Gonzalo Rojas está en el desarrollo de la erótica. Si bien Gonzalo Rojas va creando una serie de universos en donde une la pulsión erótica al tánatos, a la muerte entendida también como figura del psicoanálisis, a mí me interesó bastante escribir poesía erótica, lo he hecho y por supuesto Gonzalo Rojas es un referente de la palabra en imaginarios, aunque yo si intento deconstruir ese imaginario más convencional y trato de instalar en este caso a la mujer no como el objeto deseado o hablado, si no que a la mujer como la sujeta que se hace cargo de su cuerpo y desde su cuerpo se empodera al espacio público y social.
-¿En qué factores se inspira a la hora de escribir?
Es difícil la pregunta, porque depende para mí de la hora, depende también de la atmósfera, a veces bastante inspiración diría yo de la sinestesia, me refiero a que un aroma, cierta música, ciertos sonidos y sobre todo en la noche o de madrugada es cuando me siento más conectada a escribir, pero también la trastocación de sensaciones viene dada por una buena lectura, por lo que puedo imaginar, por una sensación al tacto. Son muchos los factores, no tendría una constante o un catalizador para inspirarme.
-¿Cuán seguido escribe?
Escribo a veces por periodos, fundamentalmente en el verano y a veces los fines de semanas de madrugada, pero no es con horarios fijos y establecidos, ya que trabajo 40 horas de clases y docencia, entonces eso restringe en el fondo mis posibilidades como fuerza de trabajo. Las ganas están, pero a veces faltan las energías vitales.
-¿Qué tiene de especial Chillán?
El año pasado cuando estuve por primera vez en este encuentro y me remito a ello, yo no conocía los murales que están en la Escuela México, tampoco sabía que Chillán tenía tal relevancia cultural con el museo Claudio Arrau, con el espacio de Marta Colvin, con las figuras culturales históricas chilenas que están en el cementerio de Chillán y creo que este encuentro se realice allí facilita que intelectuales, escritores y poetas de otras partes de Chile -y de fuera del país- se enteren de la riqueza cultural que hay en Chillán, conozcamos esos espacios y podamos contarles a otros y otras en nuestras ciudades estas riquezas y diversidad de figuras históricas y museos que podemos encontrar en Chillán y así conocer estos espacios. Y que se realice, por ejemplo, el cierre del "Chillán Poesía" del año pasado en la tumba de Gonzalo Rojas, por supuesto que genera una atmósfera distinta, permite que la poesía salga a la ciudad.