Ayer, 1 de mayo, en todo el mundo se conmemoró el Día Internacional del Trabajador, una celebración de todos los hombres y mujeres que en el mundo de hoy sacan adelante sus vidas y sus familias, trabajando ardua y dedicadamente, colaborando con el Creador, en la gran misión de hacer de este mundo un lugar de mayor amor, solidaridad, fraternidad, unidad y paz.
Nos hace bien recordar hoy, que el Creador nos llama a darle su profundo significado, y sublime valor, al trabajo humano; a integrar nuestros esfuerzos y sudores a la gran obra de redención que Dios tiene para toda la humanidad, y que encuentra su culminación cuando sus hijos e hijas tienen todo lo necesario para vivir en justicia y en paz.
En tal fecha tan significativa para el mundo entero, en que se conmemoran las luchas del mundo de los trabajadores, aún en medio de considerables mejoras, constatamos dolorosamente, en el mundo de los trabajadores, la falta de unidad, poco protagonismo ante las decisiones que los afectan, escasa presencia de dirigentes nacionales ante las autoridades gubernamentales y parlamentarias. Habría que estar ciego para no reconocer estas graves deficiencias, que van directamente en contra de los beneficios que los trabajadores pueden obtener cuando están unidos en torno a un ideal de servicio.
Frente a esta desafiante realidad, los sindicatos, y organizaciones de los trabajadores, deben procurar siempre ser verdaderos exponentes de la justicia social, procurando la unidad y el bienestar que favorezcan el bien común de cada uno y de toda la nación. Hoy, más que nunca es deseable la unidad de los trabajadores, la colaboración desinteresada de las autoridades y el apoyo de los empresarios a la organización de sus trabajadores.
Es bueno recordar hoy que Jesús, con su vida oculta en Nazaret, quiso darnos un ejemplo de que el trabajo es digno en cualquiera de sus formas. El trabajo nos dignifica, nos regala plenitud, y nos hace libres para servir el ideal de un mundo mejor. Esta es la forma de alcanzar juntos una transformación social, económica y política que acerque a nuestra patria a ser más fielmente el proyecto del Reino de Dios que Dios quiere para nosotros.
Primero de mayo, nada que celebrar
El problema más importante que enfrenta el Gobierno hoy es el desempleo, cuyo aumento probablemente vaya siendo progresivo en los próximos meses y tenga consecuencias políticas en las próximas elecciones. Representa el fracaso del proyecto que encarnó la coalición en el año 2013, porque es el efecto inevitable del deterioro económico que ocasionó el plan de reformas que llevó adelante la Presidenta Bachelet, inspirado en una matriz marcadamente de izquierda, con algunas innovaciones populistas, similares a las implementadas en otros países de América Latina en los últimos años.
Al mismo voluntarismo ideológico responde la derrota del Gobierno en el Tribunal Constitucional, pues lo que objetó ese tribunal fue permanentemente advertido por varios de los invitados a exponer en las comisiones del Congreso y por connotados abogados especialistas en derecho laboral, ligados a la centro izquierda, como René Cortázar y Zarko Luksic. El Gobierno parece haberse sorprendido del alza en el desempleo en el Gran Santiago y reaccionó con cierta indiferencia ante el alza a nivel nacional que arrojó el índice del INE. La reacción pública más destacada fue la controversia entre los Ministros de Hacienda y Trabajo, cuando el primero respondió a la segunda, que el ajuste fiscal no tuvo efectos en esa materia.
La autoridad ha actuado con irresponsabilidad en esta materia, mientras el ex Ministro Arenas aseguraba hace dos años que la reforma tributaria generaría crecimiento con igualdad y no frenaría las condiciones económicas del país, la Ministra del Trabajo ha asegurado que la reforma laboral no va a impactar el empleo, aun cuando ha reconocido que no cuenta con estudios que permitan respaldar esa afirmación, información esencial con que debió tenerse a la vista al momento de redactarse la iniciativa.
Desde que asumió la actual administración se han creado 135 mil nuevos puestos de trabajo, alrededor de 65 mil al año, un 74% menos que los 254 mil promedio al año que se crearon durante la administración del Presidente Piñera e incluso un 45% que los creados en la primera administración Bachelet. El empleo debiera ser una de las preocupaciones centrales del gobierno, postergando incluso otras iniciativas de su programa, para revertir el daño que se ha ocasionado a las oportunidades de miles de chilenos.
Frank Sauerbaum Presidente Regional de Renovación Nacional en el Bío Bío.
Carlos Pellegrin Barrera Obispo de Chillán.