Ayer se cumplieron 336 años del fallecimiento de un chillanejo talentoso, digno de un mejor recuerdo. Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán, nacido en Chillán en 1607, protagonizó una de las historias más relevantes de nuestros ancestros indígenas y de la gesta que libraron contra el sometimiento a la corona española y sus seguidores criollos.
Cuando contaba con 22 años e integraba los escuadrones de los conquistadores, participó en la batalla de las Cangrejeras. Cayó prisionero y fue llevado ante el cacique Maulicán.
Su porte y verbo atractivos, llamaron la atención del cacique que impidió que fuera ejecutado con la maza en la nuca. Por el contrario, lo protegió, lo cual demuestra la sensibilidad mapuche, porque Núñez de Pineda poseía un especial talento como escritor.
Durante su cautiverio y protectorado de Maulicán, el chillanejo escribió una de las obras más emblemáticas de la llamada "guerra patria", conocida bajo el título de "Cautiverio Feliz y Razón de las Guerras Dilatadas en Chile".
Se podría decir de todo con respecto a esta obra autobiográfica, pero lo que no se podrá negar jamás es que se trata de un relato profundo y veraz de los hábitos y costumbres de nuestros primeros habitantes, de su vida en tribus, en comunidad tranquila, pacífica y solidaria.
Resulta obvio comprender el porqué del desconocimiento interesado de esta importante obra en aquellos años: relataba minuciosamente las costumbres y filosofía de un pueblo tranquilo, ordenado socialmente, intrínsecamente pacífico y dedicado a la agricultura, a la caza y a la pesca. Adorando a sus dioses, los cuales eran cercanos porque representaban su vida cotidiana. La araucaria, el sol, los peces, la luna…Todos eran adorados, orados y cuidados con esmero y respeto.
Y la solidaridad social, la familia como núcleo, el respeto por los mayores, la protección y enseñanza de los niños, la fijación de roles en el núcleo familiar y en la tribu. El nexo igualitario con las demás tribus, el trabajo conjunto y el aporte generoso entre ellas, con el trueque como forma de intercambio, solucionando carencias de unos y otros.
En fin, Francisco Núñez de Pineda y Bascuñán falleció a los 73 años de edad, en un olvido vergonzante. Si hubiésemos conocido más su obra, entenderíamos mejor a nuestros ancestros, comprenderíamos mejor sus derechos y nos habríamos evitado los dramas que en el día de hoy persisten. Pongamos en vigencia su relato heroico, rescatando del olvido a aquel talentoso y visionario chillanejo.
Miguel Ángel San Martín Periodista.