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El sacerdote Chase recordó todas sus diabluras con la camiseta de Ñublense

CHASE HILGENBRINCK. Ex jugador del Rojo ofició misa y tuvo palabras para la campaña del 2006 y el centenario del club.
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Luis Valenzuela Castro

"Qué voy a hacer solo, qué voy a hacer sin mi esposa, sin mi esposo, sin mi hermano, sin Ñublense", fueron parte de las primeras palabras de Chase Hilgenbrinck en la Capilla Santa Ana, templo que estuvo repleto para ver en la faceta de sacerdote de uno de los jugadores claves en el ascenso de Ñublense en el 2006 y que como tal dejó su huella en Chillán.

Los apasionados por el cuadro rojo no olvidan el profesionalismo de un gringo que se comía la banda izquierda y que sacaba aplausos de los hombres y gritos de desesperación de las mujeres que veían en el jugador un verdadero sex symbol, pero que claramente fue mucho más que eso.

Cuando Chase Hilgenbrinck llegó a Chillán encontró refugio en una casa de la Villa Olímpica, morada muy cercana a la Capilla Santa Ana donde la tarde de ayer ofició una misa plagada de fieles a la religión y admiradores de quien dejó el fútbol por la biblia.

Durante la misa entregó mensajes en los cuales siempre dejó en claro que definitivamente Dios no lo quería como futbolista, sino que como hombre dedicado a la fe y como tal tenía que responder a ese llamado. Chase rememoró que a diario se sentaba como cualquier feligrés en la cuarta banca de la capilla comenzando a sentir esa pasión distinta en su corazón.

Tras la eucaristía tuvo minutos para conversar con la prensa de Chillán y como tal fue inevitable rememorar el inolvidable 2006.

"Esa fue una campaña que estuvo llena de milagros, como por ejemplo el partido contra San Felipe cuando íbamos perdiendo por 2 a 0 y terminamos ganando. Yo veía a mis compañeros y la gente decía que bueno que era Zanatta, que bueno que era Cáceres, yo le daba gracias a Dios por todo lo que estábamos viviendo", dijo quien fue seguido con respeto por los asistentes habituales de la capilla y también por los hinchas que en el 2007 realizaron una manifestación en el frontis de la Gobernación tras saber que Chase no estaba en los planes para jugar en Primera División. Presión social que revirtió la medida en contra del norteamericano que ese año fue titular en la máxima categoría del fútbol chileno.

El estadounidense también recordó el mágico partido contra Curicó en el estadio La Granja, en el cual Ñublense ganó por 2 a 0 con dos goles del sacerdote. "Yo estaba muy feliz ese día, nunca hacía goles, pero más allá de estar feliz por mi y por el partido que era un clásico, lo sentía por la gente de Ñublense, por la hinchada y por lo que para ellos significaba".

"Después de subir a Primera División con Ñublense y después que hicimos fiestas por toda la ciudad celebrando lo que habíamos logrado, me di cuenta que había alcanzado lo más importante de mi vida futbolística y me di cuenta que humanamente hablando era más feliz que nunca, pero al mismo tiempo sentía que algo faltaba en mi corazón, sabía que el señor me estaba llamando a otra cosa. Sabía que mi felicidad no era en el fútbol, le doy gracias a Dios por la bendición de poder jugar, pero al mismo tiempo me di cuenta que no estaba hecho para el fútbol. Luego sentí la llamada del Señor y sabía que iba a dedicar mi vida a él".

Iincluso el ex jugador tuvo palabras para el centenario de los Diablos Rojos. "Es un orgullo haber jugado en Ñublense, es importante celebrar los logros de la vida y claro que cien años son importantes. Ahora también quiero celebrar con esta misa. Quiero dar gracias a Dios por todos los que pasaron por Ñublense".

Finalmente, el padre Chase remató mirando al cielo y tomando aire, "el diablo se convirtió el sacerdote".

Algunos hinchas del cuadro rojo se acercaron para regalarle una camiseta alusiva al centenario y luego gritar con fuerza un ¡¡¡CHI..CHI CHI CHI…LE LE LE…ÑUBLENSE DE CHILLÁN!!!

Atrás quedó el hombre de la rubia cabellera que corría velozmente por el campo de juego y que en Chillán derrochó entrega, compromiso y obediencia táctica. Ahora existe un hombre mesurado, dispuesto a dar consejos y una palabra de aliento a quien lo necesite. Aunque mantiene un elemento en común: la pasión y devoción por hacer bien su labor.

"Recuerdo que fue un jugador que dejó todo en la cancha por Ñublense, que mojó la camiseta y se creyó el cuento y fue un reencuentro muy bonito". Claudio Fuentevilla "Me acuerdo que era un jugador rápido, con mucha fortaleza física y que era muy aplicado tácticamente. Lo reconozco como una persona cercana a la hinchada". Pablo Gómez "No lo conocía, pero me pareció muy agradable, me gustó el mensaje de vida que entregó, fue muy bonito. Ojalá venga en otra oportunidad a la ciudad". María Aguilar "Me acuerdo que fue un jugador extraordinario de Ñublense, mojaba mucho la camiseta y eso se agradece y el mensaje que entregó fue muy bueno". Nicolás Triviño