Vandalismo del 21 de Mayo
Hoy el mundo se mueve entre medias verdades y muchos matices y en nuestro país no es diferente. Lo políticamente correcto es expresar lo que creo y pienso pero sin que el interlocutor se ofenda por su eventual discrepancia, dejando una sutil puerta de escape; es así como se siente miedo de decir y reconocer situaciones y verdades que no tienen medias interpretaciones. Ejemplo, lo ocurrido en Valparaíso con motivo de la celebración patria del 21 de mayo, con actos de vandalismo y delincuencia que son una vergüenza internacional. Pero faltará probablemente honestidad y valentía para que luego del debido análisis reconozcamos y concluyamos, que son claras señales que la democracia como la entendemos no está dando el fruto esperado, esta es o la entendemos como muy permisiva, donde no hay respeto a nada ni a nadie y el libertinaje es señal de progresismo. Y si se argumenta que ello es parte de la democracia y de la libre expresión, ésta sería muy imperfecta; aquí algo o más de algo está fallando, y entre ello la clase política como uno de los factores principales, pues están en la base misma de la democracia y su concepción. Lo ocurrido en Valparaíso no debe ocurrir en fechas como ésta en ningún país civilizado, excepto en nuestro país lamentablemente.
José M. Caerols S.
¿Balance descuadrado?
Tras el discurso de la presidenta Bachelet, en una palabra, sucedió lo mismo de todos los años, las mismas declaraciones, incluso hasta se repiten las mismas caras y las mismas palabras, unos para defenderlo y otros para mostrar sus diferencias, quedando la sensación que independiente de lo que el discurso contenga, la ocasión manda a decir lo que sus líneas de pensamiento les ordenan. Sin embargo, en esta ocasión hubo una diferencia, algunos parlamentarios de la vereda del gobierno manifestaron su disconformidad con la omisión por parte de la presidenta Bachelet de algunos temas, siendo uno de los más añorados los relacionados con regiones, y en particular la delicada situación que ocurre en la región de la Araucanía. Otro aspecto común, es que en rigor no se cumple lo de "Cuenta anual", es decir un balance, que como mínimo debiera tener un análisis de los activos, pero brillaron por su ausencia los pasivos, porque todos los años, en los 21 de Mayo se prometen materias por realizar durante el año venidero, lo que correspondería antes que nada sería cotejar lo que se cumplió y lo que quedo en el tintero con las respectivas razones, porque de no haber rigurosidad en este aspecto, agregándole todos los gastos inherentes para trasladar a Valparaíso a toda la Familia Política & Asociados con alfombra roja incluida.
Lo más grave que resultan los desórdenes y daños en el patrimonio de Valparaíso con la lamentable pérdida de una vida en un incendio provocado, como que las opiniones de hacerlo en otra fecha o definitivamente solo realizarlo por transmisión televisiva van tomando cuerpo, hoy nuevamente el balance no fue lo más importante, los titulares se los llevaron los desmanes que le quitaron la vida al porteño Eduardo Lara.
Luis Enrique Soler Milla.
Movimiento social
Es sorprendente y penoso ver como ha eclosionado el mal llamado movimiento social. Ya tiene su primera víctima Eduardo Lara. Entre la indolencia de la clase política con un ministro del Interior que habla de que las instituciones funcionan, una Diputada Comunista que habla de que estas acciones son minoritarias (sic) y una periodista de importante canal nacional que culpaba a las autoridades de la muerte ¡por no cerciorarse la autoridad de que para la protesta los edificios estuviesen vacíos!
Ernesto Medalla, Circulo Acton.
Eduardo Lara, víctima de la protesta radicalizada
Orwell tenía mucha razón cuando decía que "gran parte del pensamiento de izquierda consiste en jugar con fuego, pero por parte de personas que ni siquiera saben que el fuego quema". Esa trivialidad desvergonzada frente a la violencia se traduce en acciones irresponsables donde personas inocentes, como Eduardo Lara, mueren por causa de la acción de vándalos con supuestas motivaciones políticas o que se presumen justicieros del pueblo.
El problema es que en Chile hay varios apologistas -incluso diputados y diputadas- de la capucha y el saqueo, que lo reivindican como expresión del descontento y la movilización social. Como parte de la acción política. Incluso algunos lo ven como una acción de justicia social, que alimenta la fantasía cobarde de ejercer violencia bajo el anonimato bajo la excusa de una protesta radicalizada.
Frente a la muerte de Eduardo Lara, varios han intentado justificar, entender o explicar lo sucedido como producto del sistema, de las desigualdades, de la rabia acumulada, de la violencia estructural. Lo que hay detrás de estas expresiones es una espuria y solapada justificación de la violencia, que trivializa sus efectos brutales en una sociedad.
Jorge Gómez Arismendi, Director de Investigación y Estudios FPP.