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Escuelas rurales y su fórmula para destacar en el Simce

EDUCACIÓN. Integración, trato personalizado y énfasis en la comprensión lectora son los métodos usados por establecimientos como Capilla Cox y la Escuela de Quinchamalí.
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Manuel Cabrera Ruiz

Si bien el punto de análisis cuando se liberaron los puntajes correspondientes al Simce 2015 el pasado martes 7 de junio, se basó en la leve baja que habían obtenido los establecimientos emblemáticos de Chillán como lo son por ejemplo el Colegio Alemán, Colegio Concepción (Chillán) y Colegio seminario Padre Alberto Hurtado, entre otros; una particularidad que se ha ido manteniendo en las últimas mediciones es la presencia de centros educacionales ubicados en sectores rurales de la capital de Ñuble, los que a pesar de tener en contra factores como la distancia y la cantidad de alumnos, se las han arreglado para destacar en el área municipal.

Ejemplos

Los casos que reflejan esta realidad son tanto la Escuela Rural Capilla Cox y la Escuela Básica de Quinchamalí, quienes nuevamente se ubicaron entre los diez mejores establecimientos municipales, siendo en este caso específico en el rango de los octavos básicos.

En el caso de Capilla Cox, el rendimiento de sus alumnos fue más que destacable, promediando un total de 262 puntos entre las asignaturas de Lenguaje, Matemáticas y Ciencias Naturales, ubicándose en el segundo puesto de la lista, siendo sólo superado por el Liceo Marta Brunet con 292 puntos.

En el caso de la escuela ubicada en la localidad alfarera, su posición en el ranking comunal fue la novena con 249 puntos, siendo su asignatura más destacada Ciencias Naturales, en la cual obtuvieron un total de 258 unidades.

Fórmula

A la hora de apuntar cuáles son los métodos que han permitido que ambas escuelas sigan manteniendo buenos rendimientos con el correr de los años, en los dos establecimientos se repite una variable: el trabajo personalizado con los alumnos.

"Yo tengo metodología antigua. Mucho explicar, mucha retroalimentación y luego hacer un resumen en la pizarra. No escribir mucho, sino que escuchen e investiguen ahora que pueden", señaló Margarita Valenzuela, profesora de Ciencias Naturales y que por más de 35 años ha enseñado en la Escuela Capilla Cox.

Valenzuela, quien este año jubilará de sus deberes docentes, precisó además que "con el trato más personalizado los niños se sienten más seguros, ya que confían más en uno", ya que de acuerdo su experiencia, cuando ex alumnos vuelven de visita al lugar le señalan que en colegios de sectores más céntricos de Chillán no tienen el mismo trato.

Una visión bastante similar María Éster Gutiérrez, quien fuera profesora jefe del octavo básico perteneciente a la Escuela Básica de Quinchamalí, enseñándoles de paso la asignatura de Lenguaje.

"Si me enfoco solamente en el octavo básico de año pasado, nosotros le damos mucho énfasis a la comprensión lectora, en la parte pedagógica con lecturas diarias de diez minutos", apuntó Gutiérrez, quien al momento de relatar aquello sostiene en su manos una foto en la que aparecen sus dieciocho alumnos correspondientes al periodo 2015.

Aquél grupo para María Éster, quien también cumple funciones como Jefa de la Unidad Técnica Profesional del lugar, es muy especial ya que según manifestó "más de la mitad de ellos era parte del plan de integración escolar, ya que tenían distintos tipos de problemas de aprendizaje, lo cual hace mucho más meritorio el logro alcanzado por ellos".

Este panorama se vuelve a repetir también en Capilla Cox, ya que de acuerdo a lo explicado por Margarita Valenzuela la integración es clave, sumado a que "el trabajo de base es fundamental, ahí hay que hacer el foco", indicó.

Liderazgo

Para los directores de ambos establecimientos rurales los resultados obtenidos no son una casualidad, sino que el resultado del trabajo mancomunado entre los docentes y apoderados.

"Hay profesores muy dedicados al quehacer pedagógico, ya que sabemos que el aprendizaje se logra en la sala de clases", acotó Armando Bórquez, director de la Escuela Básica de Quinchamalí, el que además enfatizó que la matricula del establecimiento que lidera desde el año 2013 ha ido en aumento con el paso del tiempo, alcanzando un total de 249 alumnos, los cuales se encuentran repartidos en diez niveles (desde pre kinder a octavo básico), proyectando que dichos números irán en aumento.

Sobre el rol que deben jugar los papás al momento de ir guiando a sus hijos en sus labores escolares, Bórquez apuntó a la relevancia que este tipo de acciones tienen manifestando que "lo que hemos logrado obtener es la identidad de la escuela y el compromiso de los papás (...) El poder comprometerlos en marzo cuando llegan sus hijos, momento en que se les dice '¿Qué espera usted del colegio?', para que ellos muestren sus inquietudes y nosotros le preguntamos con qué cosas ellos se comprometen", lo cual aporta al intercambio de ideas.

En el caso de Sandra Hernández, directora de la Escuela Rural Capilla Cox, comparte una visión similar a la de su colega, señalando que "tenemos el compromiso de los profesores hacia el lado pedagógico y lo que tiene que ver también con el ámbito personal y familiar con la comunidad que acá tenemos, los cuales están muy llanos a algunos cambios que hemos tenido", los que han tenido que ver con requerimientos del Ministerio de Educación.

Estigma

A pesar del ejemplo impuesto por ambos establecimientos, la cantidad de escuelas rurales con el tiempo ha ido disminuyendo, situación que para Hernández no pasa desapercibida.

"La gente cree que la escuela de la ciudad es mejor porque creen que estamos disminuidos respecto a los contenidos", apuntó la directora en relación a una especie de estigma en contra de estas escuelas, situación que niega, precisando que por medio de viajes y actividades culturales se intenta mantener abierto de abanico de posibilidades para los alumnos del lugar.

A pesar de que cada vez son menos en cantidad, los directores de estas escuelas confían en que la calidad seguirá aumentando, probando - según su visión - que la educación pública sigue más viva que nunca.

"Yo tengo metodología antigua. Mucho explicar, mucha retroalimentación y luego hacer un resumen en la pizarra. No escribir mucho, si no que escuchen e investiguen ahora que pueden".

Margarita Valenzuela

Profesora Escuela Capilla Cox

Visión del estudiante

En el caso de las Escuelas Capilla Cox y Básica de Quinchamalí, otro de los factores compartidos es el esfuerzo que deben realizar los alumnos por llegar a sus establecimientos, para los cuales cuentan con buses de acercamiento que alivianan algo más el recorrido. Un ejemplo de aquello es Johann López, quien cursa el octavo básico en Capilla Cox y vive en el sector de Santa Clara y quien a pesar del desafío que presenta trasladarse día a día, está contento asistiendo a sus escuela, señalando que "aquí la enseñanza es muy buena, ya que los profesores se empeñan en que nosotros aprendamos, además nosotros en nuestras casas estudiamos aún más".