¿Dónde están los padres?
Recuerdo una anécdota de mi juventud: "Unos padres primerizos preguntan a un doctor: ¿A qué edad hay que comenzar a educar a los hijos? El Dr. responde preguntando: ¿qué edad tiene su hijo? Dos años responden al unísono los padres, ante lo cual el Dr. afirma: Entonces Uds. han perdido dos años en educarlo convenientemente.
Esta significativa anécdota viene al caso al observar a nuestra juventud tomándose colegios, ocultando su identidad y responsabilidad con antifaces o capuchas, y en desfiles gentilmente autorizados por vías importantes terminan en brusca violencia, desafiando la autoridad de Carabineros y siempre ocultando rostros. Y a los apresados, después de batallas campales, nada les pasa por su condición de estudiantes y menores de edad, a pesar de los infaltables y graves daños ocasionados.
La responsabilidad de este panorama irracional tan repetido es directamente de los padres, tal como quienes votaron por la actual Presidenta (no tanto de ella) son los responsables de la actual situación del país.
Una buena solución para neutralizar a los estudiantes menores de edad en disturbios callejeros y en las tomas de colegios es traspasar el castigo legal a sus padres o apoderados, lo cual los obligaría a encauzar correctamente a sus hijos y no dejar la educación sólo en poder de los colegios. Los jóvenes irracionales, mayores de edad deben enfrentar sus castigos legales correspondientes, obviando sus condiciones como estudiantes. Este encaje sugerido de hijo menor irracional por su padre o apoderado varón también corre para menores que rayan murallas impunemente.
Lo malo es que estas sugerencias se leen y se entorpecen en regímenes con complejos políticos en contra de los uniformados. Y nada se corrige.
David Benavente.
Movilizaciones Estudiantiles
Me encanta que los estudiantes se movilicen, más aún si lo hacen por reivindicaciones justas y sentidas por la mayoría del estudiantado y, sobre todo en la perspectiva de colaborar en la resolución de los problemas de la educación… los que, sin dudas, son graves y elocuentes.
Pero, movilizarse no es sinónimo de marchas, menos aún lo es de violencia ni de confrontación. Movilizarse es ponerse en acción, una actividad o movimiento que no tiene por qué estar circunscrito sólo a la acción de "marchar" más aún, cuando, a estas alturas dicha acción se encuentra bastante desprestigiada, debido a la violencia en la que éstas culminan.
La movilización por tanto, tiene miles de formas y alternativas, más audaces, inteligentes y creativas que el caminar por las calles, alterando el orden establecido y arriesgando caer en manos de seudo-anarquistas o de delincuentes que tergiversan el objetivo de dichas movilizaciones y las utilizan para, en ocasiones, usar a algunos estudiantes en orden a lograr nefastos objetivos, los que nada tienen que ver con los reales intereses del estudiantado.
Por otra parte, debo señalar que, me encanta que los estudiantes se movilicen en virtud, primero que todo, de entender la problemática, económica, política, cultural y social que producen las insuficiencias y limitaciones del sistema educacional Chileno.
Por todo lo anterior, creo interesante que, a través de estas movilizaciones, surjan nuevos liderazgos, más maduros, con mayor consistencia teórica, intelectual e ideológica que sustente el futuro de este fenómeno estudiantil.
Juan Luis Castillo Moraga.
Simce de Lectura
Señor director: Los resultados del Simce de Lectura recién publicados alertan que en el país los hombres disminuyeron su desempeño lector en ocho puntos respecto de la evaluación anterior y que hay una baja sostenida en los últimos años. Pero, ¿sabemos qué nivel lector tiene cada uno de los alumnos que respondieron la prueba? o ¿sabemos si están por sobre o por debajo del nivel lector esperado para un estudiante de segundo medio en Chile? Y más importante aún, ¿sabemos cómo ayudarles para que mejoren su nivel de comprensión lectora y puedan tener un desempeño exitoso en su vida laboral y/o de educación superior?
Si bien las mediciones de Simce y PISA entregan valiosísima información acerca del desempeño lector de los estudiantes chilenos, nos falta una pieza importantísima en el puzzle de la lectura nacional: no contamos con parámetros según los cuales los docentes puedan saber con exactitud dónde se ubica cada estudiante respecto del nivel esperable de comprensión. Es una situación similar a estar en una zapatería y no conocer la talla propia del zapato. Sin esa talla, difícilmente podremos ayudar a cada niño y joven a desarrollar todo su potencial lector y prepararlo para ser un lector competente.
Pelusa Orellana, Vicedecana de investigación Facultad de Educación Universidad de los Andes .