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"Los recuerdos de esa gran hazaña siempre están vigentes"

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Un líder, un caudillo, un verdadero ícono de la defensa de Ñublense. Así fue catalogado Mario Cerendero, capitán de los Diablos Rojos que en 1976 lograron el primer ascenso a Primera División y de paso es el único equipo que ha sido campeón en el profesionalismo.

Cerendero llegó a Chillán en mayo de 1975 y su estadía se prolongó hasta 1979, tiempo en el cual vivió los altos y bajo en la tienda del sur de Chile.

Quien ahora tiene una escuela de fútbol en la localidad de María Pinto y que también se desempeña en una tienda de electrodomésticos, arribó proveniente desde la Universidad de Chile, mismo equipo del cual provenía Germán Rojas con quien formó una dupla de ensueño, entendimiento y amistad que traspasó la cancha para mantenerse hasta los tiempos actuales.

Cerendero forma parte de uno de los capítulos más hermosos de la vida Diabla y como tal su nombre quedó grabado a fuego en las huestes chillanejas en una historia que se vio coronada por el inolvidable triunfo ante O'Higgins por 1 a 0.

- ¿Está en su mente la campaña de 1976?

- Los recuerdos de esa gran hazaña siempre están vigentes. El ascenso fue algo muy importante porque para Ñublense fueron 18 años bregando para poder subir. El técnico Isaac Carrasco logró armar un muy buen plantel lo cual nos permitió terminar el año de manera exitosa y con eso llevar a Ñublense por primera vez a Primera División.

- ¿Qué siente haber sido el capitán del equipo campeón de 1976?

- Fue una bonita experiencia una muy buena labor. Fue muy importante tener el respeto de mis compañeros, la directiva y obviamente de la hinchada. Fue algo muy halagador.

- ¿Siente que la dupla con Germán Rojas fue clave?

-Fue un complemento. Hay un dicho que dice que la victoria tiene muchos padres y la derrota es huérfana, pero en este caso sino estaba uno estaba el otro. Pero la verdad es que no solo éramos los dos, sino que todo un tremendo plantel. Todos tuvimos la fortuna de hacer una campaña que nos permitió ser campeones faltando una fecha para el final.

- ¿Cuál fue el partido en el cual sintió que Ñublense podía llegar lejos?

- Hay un partido que siempre recuerdo y que fue el que jugamos contra Magallanes en el estadio de la Universidad Técnica, íbamos perdiendo, pero logramos empatar y luego en los minutos finales Ulloa hizo un tremendo gol de cabeza de cerca de 25 metros. De ahí en adelante comenzamos a creer que no solo teníamos buen fútbol, sino que también fortuna. Tuvimos partidos muy luchados, por ejemplo, cuando enfrentamos a O'Higgins en su casa, al igual que cuando lo enfrentamos en Chillán, ellos eran el equipo que se había armado para ser campeón

- ¿Qué recuerdos guarda del técnico Nelson Oyarzún?

- Siempre lo he dicho, la llegada de Nelson Oyarzún fue muy buena para Ñublense. Nelson tenía todo el mérito para haber cambiado el fútbol chileno. Estuvo poco tiempo en Ñublense, pero pudo plasmar la idea futbolística y preparar físicamente al plantel.

- ¿Alguna anécdota que recuerde de Nelson Oyarzún?

- Una de las primeras cosas que hizo cuando vio lo que teníamos para entrenar fue quemar toda la indumentaria que estaba y nos compró otra nueva para todos los jugadores y nos trajo tres mudas de ropa. Entrenaba dos veces al día y nos indicó la ropa que debíamos usar en cada práctica", explicó Cerendero sobre la metodología de trabajo del extinto estratega. Me acuerdo que un miércoles revisó la indumentaria y había dos compañeros que tenía la ropa sucia con barro y los envió a la casa, pero antes les explicó el motivo y les dijo que la ropa que estaba sucia era la que habíamos usado el primer día y que, por lo tanto, tenían que haberla lavado. El profesor tenía un dicho, "en el rectángulo solo ingresan dioses y los dioses no pueden andar sucios", para él era muy importante que el futbolista se sintiera como tal y se conseguía los medios para ello. No se concentraba en cualquier lugar, solo en el gran hotel, tiene que haber sido medio pesadilla para los dirigentes.

- ¿Cómo recuerda toda su experiencia en Chillán más allá de lo futbolístico?

- En Chillán formé mi familia, mis hijos mayores, Mario y Carla nacieron en Chillán. Mi esposa y yo tenemos un cariño enorme hacia esa ciudad.

- ¿También fue víctima de los problemas económicos de la época en Ñublense?

- Lamentablemente pasamos penurias económicas, fue un sacrificio en algún momento, en mi caso venía de la U donde los sueldos se pagan al día, algo muy distinto a lo que ocurrió en Ñublense, los primeros meses no hubo problemas, pero en junio de junio de 1975 el Gobierno de turno decretó un 75% del reajuste del sueldo y eso provocó un problema a la directiva. Nos pidieron que firmáramos la planilla y que en 15 días más nos iban a pagar la diferencia, en julio pasó lo mismo, pero nos pagaban. Después no firmamos la planilla de julio. Pasaron los meses y no teníamos plata. El 10 de diciembre nació mi hija Carla, pero no tenía nada, me pescaban de los pies, me sacudían y no me caía ningún peso.

- ¿Y cómo lo hizo para sobrevivir?

- Con un compañero, Mario Lara, íbamos a vender ropa al campo en su citroneta o la cambiamos por huevos, leche o queso. Afortunadamente había una señora que tenía una carnicería en el mercado y nos pasaba carne y la anotaba en un libro, porque plata no teníamos. Para comer no nos faltaba, pero si para pagar la luz y el agua.

"Lamentablemente pasamos penurias económicas, fue un sacrificio en algún momento, en mi caso venía de la U donde los sueldos se pagan al día".

1976 Ñublense Sale campeón de Segunda División y sube a Primera con Mario Cerendero como capitán de los Diablos Rojos.