A casi 30 meses de iniciar el proceso y a dos años de haberse tomado una resolución, en los próximos días el Consejo Resolutivo de la Superintendencia de Casinos de Juego (SCJ) podría resolver entregar la licencia de operación del casino de Chillán, luego que ayer, y tras el fallo de la Corte Suprema, se dictó el cúmplase de su sentencia que ratificó un dictamen anterior de la corte penquista que rechazó el recurso de Boldt Peralada por el informe de la tercera votación del Consejo Regional del Biobío.

Con esta medida se pone fin a la suspensión del procedimiento administrativo, y da luz verde al Consejo para actuar según la ley y reglamento.

"Nuestra empresa está preocupada del fluido y completo cumplimento de la Ley 19.995, en todos sus aspectos, en cuanto a plazos y en cuanto al fondo, y hemos hecho una presentación reciente al Superintendente en este sentido. Independiente del punto anterior, y luego de importantes cambios en el Departamento Legal de la SCJ, donde salieron varios de los profesionales, incluyendo el Fiscal, aún no sabemos el resultado del sumario administrativo instruido en contra de él", declaró el presidente de Marina del Sol, Nicolás Imschenetzky.

El directivo agregó que este proceso debe concluir y la institucionalidad no puede seguir siendo usada por la contraparte que postula a la licencia por el casino chillanejo para dilatar este proceso, que comenzó su judicialización hace dos años.

"Nuestra empresa, como siempre seguirá con apego la legalidad y las instrucciones del regulador y todos los fallos jurisdiccionales tanto de las Cortes de Apelaciones como de la Corte Suprema, que nos dieron unánimemente la razón", agregó.

La semana pasada, Boldt Peralada había anunciado nuevas acciones judiciales y administrativas.

El Ejército de Chile conmemorará hoy un nuevo Día del Suboficial Mayor, cuya fecha no será indiferente a lo que se refiere a la familia militar de la capital de la Provincia de Ñuble, ya que con una ceremonia se rendirá honores a quienes ocupan dicho cargo, específicamente en las dependencias del Regimiento N°9 de Chillán.

Familia militar

Para algunos integrantes de esta rama de las Fuerzas Armadas, será un año particularmente especial, ya que será la primera ocasión en que conmemorarán este día (el cual califica como uno de los más relevantes del calendario castrense) ocupando el cargo más relevante al cual puede aspirar un integrante del cuerpo permanente.

Un ejemplo de aquello, es la situación que se encuentra viviendo el suboficial Cristian Alarcón, quien el 1 de enero asumió su nuevo rango, el cual es un reflejo de una vida entregada al Ejército, ya que son 33 años los que ha permanecido en una carrera que fue planeando desde su juventud.

"Hice mi servicio militar en el Regimiento N°13 Andalién de Cauquenes, desde el año 83 al 84, y posteriormente ingresé al ejército a la Escuela de Suboficiales en 1985 y me mantengo activo hasta el día de hoy", sostuvo con orgullo Alarcón, quien durante un cuarto de siglo sirvió en la Escuela de Infantería, para trasladarse de manera definitiva a Chillán en el año 2008.

Al momento de analizar el rango que luce desde hace algunos meses, el Suboficial Mayor Alarcón apunta que "nos llena de un profundo orgullo que el Ejército de Chile nos reconozca el grado como generales de tropa, y así por supuesto ser un ejemplo para los subalternos y suboficiales que nos siguen en la carrera".

Siendo consultado sobre la reacción de su esposa e hijos, Cristian Alarcón no pudo ocultar la emoción que invadía sus ojos, precisando que "la verdad que emociona un poco porque son muchos años, y bueno, la familia siempre me apoya, ya que el sustento de un militar es su familia".

Tradición

El suboficial mayor Igor López, vive una situación similar a la de Cristian Alarcón, ya que también desde inicio de año luce con orgullo su cargo dirigiendo al batallón de Infantería del Regimiento N°9.

El militar oriundo de Villarrica, también ha tenido un recorrido basado en el esfuerzo y sacrificio, entrando a la Escuela de Suboficiales sin siquiera contar con su mayoría de edad.

"Lo que buscamos fue una ciudad más tranquila, que tuviera buenas condiciones para vivir y para que (la vida) no fuera tan agitada como en las grandes ciudades", señaló López al exponer los motivos que lo llevaron a él y su mujer a establecerse en Chillán.

Como una forma de seguir la tradición militar en su familia, el hijo mayor del Suboficial Mayor López, Esteban, quien en este momento es Cabo Segundo en el Regimiento de Calama, motivo más que suficiente de orgullo para su padre. "Sería un gran orgullo para mí que él (Esteban) pudiera llegar a lo más alto de la carrera militar, y no me cabe duda porque él en estos momentos se desempeña de muy buena forma y está muy bien reconocido dentro del puesto que desempeña", sentenció Igor López con una sonrisa.