"Salir campeón como chillanejo fue una doble satisfacción"
Entre los capítulos felices de Ñublense están los ascensos de 1976 y de 1980, gracias a un puñado de jugadores que hicieron historia.
Entre estos jugadores se encontraba el chillanejo Luis Rosales, hombre que creció en el fútbol amateur local defendiendo los colores de Rosita O'Higgins y que se integró a los Diablos Rojos en 1972.
Rosales también jugó en Independiente de Cauquenes y se retiró del fútbol en Osorno. Si bien el chillanejo dejó una importante huella como lateral por derecha, determinó emigrar a Valparaíso y desde hace 15 años trabaja en un estudio jurídico.
Rosales reconoce que producto de su edad y su falta de experiencia en 1976 no fue titular indiscutido, aunque cuando entraba dejaba en claro que buscaba una oportunidad. Mientras que en 1980 fue clave en el ascenso en el cual participaron 22 equipos y en el que el campeón fue San Luis con 59 puntos, mientras que los Rojos sumaron 55 para quedarse con la segunda posición.
- ¿Cómo recuerda su paso por Ñublense?
- Fue una etapa difícil, porque antes los planteles eran sumamente cortos y es por eso que aunque uno estuviera lesionado jugaba igual y se quedaba callado porque no podía perder el puesto. Antiguamente uno cruzaba los dedos para uno poder jugar. Lamentablemente antes solamente jugaban los bravos y yo era súper bravo, ya que el fútbol era pura pasión.
- ¿Y económicamente se pasaron problemas en 1976?
- Teníamos que aprovechar esa campaña porque gracias a que iba harta gente al estadio los sueldos estaban al día y los premios también se pagaban como corresponde. Y esa era la misma mentalidad en 1980 cuando se repitió la buena campaña.
- ¿Cómo valora el ser campeón con Ñublense, siendo chillanejo?
- Salir campeón como chillanejo fue una doble satisfacción. Además, así uno se podía valorar un poco más, ya que en ese tiempo los chillanejos éramos muy poco considerados y había que ser muy sobresaliente para poder jugar, en ese tiempo los jugadores eran muy cabrones. No se usaban canilleras, los balones eran de cuero y cuando llovía pesaban como 20 kilos.
- ¿Había una responsabilidad distinta por ser chillanejo?
- La verdad es que no existía presión, porque la gente miraba al chillanejo como poca cosa y como tal no esperan mucho de nosotros, preferían al jugador de afuera, no al de casa.
- ¿Cómo era el sistema de entrenamiento?
- Entrenábamos en una cancha de tierra que era del Molino Fuentes. Me acuerdo de Antonio Muñoz, que era un tremendo arquero, se tiraba a suelo sin problemas, todos corríamos entre medio de las piedras. También entrenábamos en las canchas que quedaban a un lado del estadio, era complicado, la ropa la llevábamos nosotros para lavarla o algunas veces el utilero que las tenía que secar con carbón y si se perdía una media o un pantalón, simplemente el jugador se quedaba sin eso para entrenar, todos trataban de llegar temprano para poder elegir algunas medias que no estuvieran rotas. Teníamos un solo par de zapatos y con ese teníamos que entrenar y jugar y si se rompía había que llevarlo al zapatero. Antes todo era muy distinto, ahora el futbolista disfruta ya que en el pasado quedaron las miserias.
- ¿Algún recuerdo puntual de la campaña de 1980?
- Lo mejor de esa campaña fue que hubo muchos jugadores de Chillán en cancha y todos estábamos muy bien valorizados.
- ¿Cuáles fueron los partidos claves?
- Creo que los más importantes fueron los que jugamos fuera de casa. Me acuerdo que le ganamos a Antofagasta gracias a un partido tremendo que hicimos, también le ganamos a Ovalle e hice el gol de la victoria. También le ganamos 4 a 2 a Huachipato. Teníamos un equipazo. Cuando subimos fue el partido contra Iberia.
- ¿Cómo recuerda ese gol contra Ovalle?
Fue un gol maravilloso, yo era un jugador que se iba al ataque y fue gracias a una jugada "maradoniana" como dice la gente, empecé a de atrás pasándome jugadores y cuando estaba como a 23 metros fuera del área hice un enganche hacia adentro, le pegué con zurda y se clavó en el ángulo, el arquero no la alcanzó.
- ¿Algún recuerdo de la directiva de 1980?
- Todo el grupo lo formó don Osvaldo Erbetta, era gente totalmente solvente. Eran responsables en lo que podían o no podían pagar. Los días 10 teníamos los sueldos y los martes los premios. Pero después por problemas de querer meterse otros dirigentes, todo se echó a perder.
- ¿Cómo era la relación de la hinchada del mercado con el equipo?
Ellos estaban en las buenas y en las malas con Ñublense. Me acuerdo que en 1974 hubo muchos meses que a nosotros no nos pagaban y era la gente del mercado la que se ponía con cosas para que los jugadores pudieran comer, sobre todo con aquellos que vivían en pensiones. La gente del mercado te daba verduras o papas.
- ¿Se echa de menos el fútbol?
- No, siento que hice todo lo que tenía que hacer en el fútbol, fui demasiado profesional y eso me trajo algunos problemas, yo no era del futbolista que se conformaba con el entrenamiento normal, me quedaba un rato más y a muchos compañeros eso no les gustaba mucho. Entrenaba duro porque en el partido tenía que estar preparado para ir y volver por la banda.
"No sé para qué Ñublense tiene divisiones inferiores si lo que se invierte ahí, finalmente lo regala, el jugador se forma y se va sin que Ñublense reciba algo". "Ñublense me quedó debiendo tres mil dólares y que ahora no quiero cobrar porque soy chillanejo y no quiero hacerle daño al club ".
2 Ascensos
A primera sumó Luis Rosales con la camiseta de Ñublense, el primero gracias al título de 1976 y el segundo en 1980.