Evitando la hechicería, los intereses sectoriales y para aportar con seriedad comparamos la promesa al país mediante el Programa de Gobierno y el Proyecto de Reforma a la Educación Superior. Al hacerlo llegamos a la conclusión que no es la falta de dirección sino la escasa profundidad lo que genera la inquietud generalizada. Adelantemos que todos los tópicos programáticos están presentes en el proyecto de ley enviado al Congreso.
Como desde los cuatro gobiernos concertacionistas anteriores habían quedado muchos asuntos pendientes de reformar, la Nueva Mayoría con la candidata Bachelet a la cabeza, pidieron al país tres cosas: triunfar ampliamente en la elección presidencial, obtener mayoría en la Cámara de Diputados y también en el Senado. Con ello, al decir de la promesa electoral y programática, se avanzaría más rápido al poder saltar el cerco constitucional y de quorum heredado de la dictadura. Y el país creyó en ello, otorgándoles las tres cosas solicitadas.
Sin embargo, a la luz de la contradicción evidente entre la promesa programática y el proyecto hay dos opciones para la evaluación. Una, que el Gobierno haya actuado sintiéndose de minoría por lo cual envió un proyecto que no refleja la profundidad de sus promesas, es decir, la Nueva Mayoría habría reconocido que no tiene mayoría. Sin embargo, aquello no explica el porqué de la inhibición, ya que la promesa evidentemente se cumpliría si el proyecto hubiese reflejado dicha promesa, asunto que no hace. Otra, que el proyecto no tendría la profundidad esperada, porque al interior del Gobierno la promesa programática respecto de Educación Superior hecha al país por la Nueva Mayoría tampoco tendría mayoría, es decir, no habría unidad respecto del Programa entre aquellos que la Presidenta nombró para conducir el Gobierno.
Aquello resulta evidente porque el estado de la economía en el mundo, la ralentización que implica y la baja recaudación consiguiente, asunto que es real y evidente, puede explicar la gradualidad, pero no explica la falta de convicción y profundidad. Estamos entonces frente a un proyecto que cumple la promesa en titulares y es pálido frente a los propósitos del Programa y frente a aquellos que confiaron en él y que respondieron a lo solicitado para ganar el Gobierno y obtener mayoría en ambas cámaras.
En cambio necesitamos una mirada más larga, necesitamos imaginar a los que vendrán, con esas mayores oportunidades, con esos mayores derechos sociales que permitan esa anhelada mejor calidad de vida. Y como sabemos que sólo podemos hacer realidad lo que imaginamos, debemos imaginar un futuro posible impulsado por la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología.
Es necesario y urgente comenzar con aquello, porque debemos transformar nuestra economía desde una basada en materias primas hacia una más competitiva basada en conocimiento, y desde una sociedad desigual hacia una sociedad más inclusiva con movilidad social basada en la educación. Para tener un Chile que sea más Chile para todos, es vital que en la etapa legislativa en que está el proyecto tengamos la altura para avanzar en las soluciones que el país demanda para su desarrollo a mediano y largo plazo.
Dr. Héctor Guillermo Gaete Feres Rector Universidad del Bío-Bío.