Dada su importancia como fuente de proteínas y de aminoácidos para la población mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) declaró el 2016 como el "Año Internacional de las Legumbres", es decir las semillas secas provenientes de las leguminosas dentro de las cuales destacan porotos, garbanzos y lentejas, en sus distintas variedades.
Las leguminosas son cultivos que se caracterizan por generar granos con un alto contenido de proteínas y además contribuyen con la agricultura sustentable, ya que tienen la propiedad de fijar el nitrógeno.
Sin embargo, en Chile su producción ha descendido drásticamente en los últimos 30 años. De las 86.000 hectáreas que se sembraban a mediados de los '80, pasamos a 11.000 en la actualidad, con una producción que no supera las 20.000 toneladas.
Además, según el estudio de Odepa "Evolución del consumo aparente de alimentos", el consumo per cápita de las principales leguminosas en Chile ha disminuido a una tasa media anual de -2,3% en la última década, lo que se explica por los cambios de hábitos de consumo de la población, que ha sustituido la proteína vegetal por proteína animal.
Teniendo en cuenta esta realidad y el potencial de estos cultivos, la Fundación para la Innovación Agraria decidió crear el Programa de Innovación en Leguminosas, instrumento que se inició el año pasado con la identificación de los actores relevantes del rubro, para la posterior instalación de una mesa consultiva.
"Nuestro objetivo es impulsar el desarrollo de estos cultivos en Chile, junto con identificar su potencial de rescate y agregación de valor, abordando las brechas que limitan la innovación en el rubro", explica la subdirectora de FIA y jefa de la Unidad de Desarrollo Estratégico, María José Etchegaray.
La Mesa Consultiva de Innovación, instaurada en agosto de 2015, contó con la participación de representantes de la Universidad Católica, Universidad de Chile, ODEPA e INIA, quienes realizaron un contexto de la situación nacional e internacional de las leguminosas, tanto en materia de producción como de mercado, además de dar a conocer los estudios, proyectos e investigaciones que estas instituciones ya han realizado sobre estos cultivos.
Al respecto, la profesional a cargo del programa de leguminosas de granos de la Universidad de Chile, Cecilia Baginsky, comenta que "es muy importante contar con esta instancia, porque hace mucho tiempo estamos viendo cómo recuperar este patrimonio alimentario, del cual algunas variedades son ancestrales y nativas de Chile. Es muy relevante poder sacar a relucir estos alimentos tan necesarios y que presentan tantas bondades".
La Mesa concluyó que el trabajo se debe enfocar en leguminosas para grano seco, específicamente en porotos, lentejas y garbanzos, destacando cinco aspectos que permiten dejar en evidencia la relevancia de dar un impulso al desarrollo de estos cultivos en nuestro país: el valor culinario de las variedades locales; su calidad nutritiva y funcional; su contribución a la sustentabilidad; el hecho de que sean producidas principalmente por la pequeña agricultura y; finalmente, las oportunidades de mercado que se observan para estos cultivos.