Eso pensamos cuando leemos la lista de precandidatos y recordamos la trayectoria de unos y otros y advertimos las tendencias que hemos apreciado en la decisión de los últimos jurados de este galardón. Quienes hemos conocido en estas tierras de Ñuble a nuestro coterráneo, hemos tenido la oportunidad de conocer la trayectoria de Pedro Lastra Salazar y pensamos que es un excelente candidato para optar al Premio Nacional de Literatura.
Cuando lentamente fui conociendo su obra y me fui dando cuenta de su valor y el vasto sector latinoamericano comprometido en su trayectoria en el campo de la creación literaria y de la docencia en los ámbitos universitarios, escribí un extenso artículo en mi revista "Cauce Cultural", titulado "Pedro Lastra, figura continental". Así está escrito en la edición 68 de esa revista, del segundo semestre de 1994. Rectifiqué su prestigio en 1998, cuando edité mi libro "Escritores normalistas chilenos", ocasión en que destaqué la calidad de su docencia, que se enriqueció posteriormente cuando obtuvo el segundo título profesional en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, donde se recibió como profesor de castellano.
Por sus experiencias investigativas y su capacidad creativa y pedagógica, llegué a la conclusión que algún día estaría en una nómina similar a la que hoy hemos conocido, situación que han señalado diarios de circulación nacional.
Hay un libro sorprendente y consagratorio para conocer la validez de su producción, que tiene el mérito del reconocimiento de sus pares. Ese volumen de 406 páginas es el resultado del entusiasmo de algunos colegas suyos, entre ellos los chilenos Mario A. Rojas y Roberto Hozven, quienes lo editaron en México en 1988.
En el presente año Pedro Lastra que tiene ya 84 años de vida, que la está viviendo desde 1932, vio la luz en Chillán Viejo. Desde entonces, como egresado de su Escuela Normal y del Instituto Pedagógico, comienza a recorrer por el mundo. Enseñando y escribiendo, Pedro ejerció la docencia en la capital. Incentivado por su natural inquietud, decidió en 1968 trasladarse a Estados Unidos, específicamente a Nueva York, a cuya Universidad Estatal se integró como docente. Desde allí puso en actividad todos sus conocimientos como docente, investigador y poeta. Desde Estados Unidos, como profesor de Literatura, actividad que finalizó para radicarse en Santiago, donde ejerce su docencia en la Universidad Católica, asiste a la Academia Chilena de la Lengua, de la cual es Miembro de número y está cerca de quienes lo acompañan en esta jornada.
Por Carlos René Ibacache I. Miembro de la Academia Chilena de la Lengua.