"Canarito" se fue antes de que desapareciera el agosto de la superstición. Óscar Parra Sandoval, el menor de la divertida familia Parra, se marchó en busca de sus hermanos en la noche del último día de agosto, última aparición en el escenario de la vida.
Curiosamente, Oscarito y Nicanor (el menor y el mayor de los Parra) sobrevivían en la estela de la fama. Ahora se fue "El Nene", como le decían sus hermanos, quedando solamente el mayor, que va a cumplir 102 años el lunes 5 de septiembre.
Óscar se auto bautizó "Canarito", cuando iluminaba los rostros infantiles en sus presentaciones de payaso en la arena de los circos más grandes y famosos. Le pregunté varias veces el por qué de ese nombre y cada vez la respuesta era distinta. O sea, fue una casualidad por el canto, por la cresta amarilla de su peluca o por la nariz postiza del disfraz. Yo creo que ni él lo supo y lo mantuvo como el gran chiste de su vida actoral.
En el último tiempo hablaba con chistes repetidos y buscaba con ahínco el ingenio que le caracterizó, la talla oportuna, el verso picante o la palabra justa que hiciera cosquillas al interlocutor. Esa chispa se le fue agotando, se le fue apagando poco a poco. Y sólo el recuerdo del haz de luz potente que le perseguía por la pista, le hacía brillar la mirada, con la añoranza que le abría los huecos de la nariz, mientras sus cejas bailaban la danza del pestañeo nervioso de quien comienza a hacer mutis, tras los aplausos.
"Canarito" se despidió a lo grande, en "Las Aguilas Humanas", ni más ni menos. Dijo adiós con la palabra y con el bolsillo abierto, porque era pillo en esto del dinero. Pero nunca se fue del todo. Porque se subía a cualquier escenario de cualquier peña, en cualquier ciudad. Y cantaba canciones conocidas, otras divertidas. Coplas picantitas, las que sacaban risas facilonas.
Nos queda lo último de él, el documental "El Parra que faltaba", que Pablo Lecaros hizo junto a la productora Starky Films, obnubilado por el talento del menor ensombrecido por los talentos superiores de los otros.
Óscar Parra Sandoval hizo el mutis final hace solamente unas horas, dejando al Chillán de sus ancestros sumido en la tristeza al ver que la familia divertida está bajando el telón definitivo. Y se suma su nombre al de sus padres, el profesor primario Nicanor y la dueña de casa Doña Clara.
Y ya van ocho de los nueve chiquillos que se divierten en el Jardín del Edén, con el menor que se subió a los cielos hace sólo unas horas.
Miguel Ángel San Martín Periodista.