"Mi mamá era muy reservada con sus problemas personales, pero una noche estaba con mi hermana y se quebró. Se puso a llorar, nos abrazó, nos dijo que éramos lo más importante que tenía en su vida. Después, nos contó que el Cristian había intentado matarla". Ese fue parte del crudo relato que ayer entregó Marcos Riquelme, de 19 años, en el Tribunal de Juicio Oral en Lo Penal de Chillán, en medio del litigio que enfrenta el presunto autor del asesinato de la madre del joven, identificada como María Ortega Becerra, de 34 años.
Interrogado por el abogado querellante Rodrigo Rojas, en representación del Sernam, Marcos Riquelme dijo que el episodio de la confesión ocurrió alrededor de tres meses antes de que el acusado, de iniciales C.J.A.A., la matara al interior de su vehículo, luego de enterrar en su cuerpo reiteradamente un cuchillo que llevó desde su casa, cuando la contactó y le pidió que se juntaran, aparentemente porque quería retomar su relación amorosa.
"A ella (María Ortega) la mató la madrugada del 5 de agosto, pero antes ya lo había denunciado (al acusado) a Carabineros, porque la botó al suelo, pisando con sus rodillas sus brazos y le apretó el cuello tratando de ahorcarla", relató el hijo de la víctima, quien luego enfatizó que este hecho cambió para siempre la situación de la familia, quienes hasta el día de hoy se encuentran afectados.
Cuando se le preguntó quién había sido el autor del hecho, señaló con el dedo y sin mirar al acusado, quien por orden del tribunal sólo puede ser identificado por sus iniciales, y luego siguió su relato, describiendo al acusado como el hombre que pololeó siete años con María Becerra. "Y después de tres años se fue a vivir con nosotros al sector de Copihual, en Coihueco. Ahí convivió cuatro años con nosotros, pero después la relación comenzó a decaer. Él la trataba mal, porque ella llegaba tarde del trabajo y él quería salir, pero mi mamá le decía que no quería, que estaba cansada; entonces él se enojaba, le decía que no lo quería. O también la trataba de tonta cuando viajaba a Chillán y se le olvidaba comprar algo", narró el joven, quien pese a la tragedia no abandonó sus estudios y hoy se mantiene en la carrera de Ingeniería en Administración de Empresas.
Junto a su hermana, quien hoy tiene 15 años, sufrieron las consecuencias del femicidio. Hoy la menor vive con su padre biológico en Coihueco, mientras que Marcos se quedó a vivir en la casa que colinda con la de sus abuelos, Luis Ortega y Alicia Becerra.
Precisamente esta última declaró en la primera jornada de juicio, el día lunes. Ayer, antes del mediodía, el fiscal Juan Rohr terminó de exponer la prueba documental y testimonial, desechando a los demás parientes y amigos que servirían para acreditar la violencia que ejercía el acusado contra la víctima.
El fiscal optó por exponer los detalles de la investigación realizada por la Brigada de Homicidios, junto con los peritajes al cuerpo de la mujer que resultó degollada, además de obtener la confesión del imputado.
El fiscal Juan Rohr plantea que hubo premeditación, ignominia, alevosía, ensañamiento. Esto estaría dado porque "él se reunió con ella y la llevó hasta un camino donde no hay viviendas cerca y en ese lugar sacó el cuchillo y la atacó". Por ello, pide la máxima pena: Presidio perpetuo calificado.
Intentó suicidarse después del femicidio
El acusado del femicidio no tiene antecedentes penales, aunque el fiscal Juan Rohr señaló que ya había una denuncia vigente por violencia intrafamiliar, por lo que considera que no se le debiera aplicar la atenuante de irreprochable conducta anterior. Aquel 5 de agosto de 2015 huyó del lugar del crimen (en un camino del sector de Quinquehua, en Cato) y en su casa se autoinfirió heridas cortantes en el cuello, pero antes que lograra su cometido llegó Carabineros con una orden judicial de detención a su domicilio. Desde entonces, ha permanecido en prisión preventiva.