Nos quedamos sorprendidos con los resultados de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Estábamos convencidos de que Hillary Clinton iba a ganar y que la agresiva verborrea de Donald Trump no iba a calar en los ciudadanos.
¿Estábamos convencidos o nos convencieron a través de los medios de comunicación masivos, con una enorme manipulación mediática, utilizando todas las formas existentes para convencernos de lo contrario de lo que ocurrió?
Nadie comenta este tema. Nadie profundiza sobre el inmenso poder de la comunicación, cuando se usa con intereses determinados y preconcebidos.
El argumento de Trump, rompiendo esquemas y provocando en cada discurso. Abriendo polémicas y destrozando lo construido por una clase política desgastada, fue creando silenciosamente nuevas expectativas en la ciudadanía que está ávida de cambios profundos en nuestras sociedades.
Creo que los sistemas que se aplican en democracias obsoletas, están en crisis. Crisis porque los más empobrecidos, siguen siéndolo. Porque la participación ciudadana es un mito. Porque la corrupción se manifiesta descaradamente y la actividad política va entrando en un proceso de descomposición acelerado.
Los ciudadanos quieren más oportunidades, romper las inequidades, exterminar a los corruptos y participar en las grandes decisiones de las naciones. Quieren, en consecuencia, nuevos liderazgos, nuevas formas de gobierno, mensajes distintos y rostros no contaminados.
Los resultados, tan distintos a lo que nos metieron en la cabeza los titiriteros encuestadores, nos deberían inducir a analizar los hechos con una mirada más macro, entrelazando hechos que podrían tener un significado común. Todo dentro de la correspondiente proporcionalidad.
Me explico: Los sorprendentes resultados electorales en Estados Unidos, contra todo pronóstico; el triunfo del NO en Colombia, cuando todos creíamos que era un mero trámite; el inmenso abstencionismo en las elecciones municipales chilenas; la reiterada votación -contra pronóstico también-, que mantuvo a España durante un año con un gobierno provisional…tienen en común precisamente eso: el fiasco de las encuestas, el engaño de la manipulación masiva, el intento de manejo de las voluntades populares.
Pero, a la larga, los resultados ponen las cosas en su lugar. Y en eso, el pueblo ciudadano sabe lo que quiere. Y no es otra cosa que abrir nuevos espacios y nuevas formas que permitan avanzar en paz, en progreso y sin desigualdades que ofenden.
Miguel Ángel San Martín Periodista.