¿Cómo acompañar a una madre que ha perdido a su hijo? María es una respuesta que supera todo dogma teológico, y se encarna en un testimonio existencial que llena de esperanza, consuelo, e invita a perseverar a pesar del dolor. La Virgen María a los pies de la cruz y María con su Hijo en brazos, tras bajarlo de la cruz; son y serán la imagen que invitan a descansar al compartir el dolor.
La Virgen conoce todos los dolores y todos los sufrimientos que podrían desgarrar el corazón de una mujer. Por eso, es la que ayuda a curar tantas cicatrices, porque María ayer acogió a su Hijo muerto en sus brazos, y hoy es la madre sufridora que acoge a todos sus hijos e hijas. Es la madre de los que no tienen una madre, es la madre de las madres, es hija de Dios, esposa del Espíritu Santo y Madre de Jesús. Es la gran madre que, al mismo tiempo, es compañera, amiga, hermana, siempre presente en todos los momentos; su amor maternal es como bálsamo que cura nuestras heridas, y nos fortalece.
Para muchos la Pietá de Miguel Ángel, es la imagen más fuerte, ella que carga con su Hijo, nos ayuda a cargar nuestros sufrimientos e incomprensiones, nos ayuda a luchar con fe, amor, y esperanza; nos ayuda a amar superando todas las violencias, incluso la muerte de los hijos. María es la mujer que permanece de pie, ante la cruz, su fortaleza es mi anhelo para vivir las cruces del día y las cruces que no tienen solución y de las que debo aprender a cargar, pero antes de cargar la cruz, debo aceptarla y no arrancar de ella permaneciendo de pie, como lo hizo María, Madre de Jesús y es nuestra madre, ya que por el bautismo fuimos hechos hermanos de Jesús, hijos de Dios y por tanto hijos de María.
Muchas mujeres, abuelas, madres, esposas ponen en manos de María sus dolores. Ella es símbolo de lo humano tanto para mujeres como para hombres, por eso en este bello mes, nos encomendamos una vez más a su intercesión, para que así como lo hizo en las Bodas de Caná, hoy convierta la vida que se ha hecho agua, en la alegría del vino a pesar del dolor.
Nada de esto se puede comprar, no hay terapia que se pueda igualar, es la experiencia del ayer que se vuelve realidad al acogerla como mamá. Feliz Mes de María!
Pbro. Alejandro Cid Marchant Licenciado en Filosofía, Obispado de Chillán