"Conozco de los ascensos y descensos, de las alegrías y las amarguras"
Quienes circulan habitualmente por las calles de Chillán es inevitable no conocer a Juan Zapata, aquel hombre que siempre está en la esquina de las calles Arauco y Constitución dispuesto a lustrar los zapatos de quienes se lo soliciten.
Quizás muchos no sepan su nombre, pero hay dos características que lo identifican plenamente, su espeso bigote y ser uno de los hinchas reconocibles de Ñublense, situación que incluso lo llevó hace tres temporadas a ser reconocido por la propia entidad diabla como el hincha número uno. "Es un pedestal que me entregaron y lo tengo en la casa, es un orgullo para mi, estoy feliz por eso, lo voy a guardar para siempre".
Si bien se transformó en uno de los rostros habituales del estadio Nelson Oyarzún, reconoce que actualmente dejó de asistir como una forma de manifestar su malestar por las campañas del equipo del cual asegura que siempre será hincha.
La cercanía de Juan Zapata con Ñublense no se limita a los últimos años, todo lo contrario, casi de la mano de la llegada al profesionalismo, apareció este hincha que inicialmente llegó al estadio bajo la labor de comerciante.
"Comencé a ir al estadio en 1965 y en ese tiempo era un niño, fui solo, era comerciante y vendía confites y frutas", rememoró este hombre sabe de de décadas del derrotero de Ñublense.
"En esos años empecé a conocer a los jugadores y me gustaba mucho un arquero grandote que había que se llamaba Óscar Varela y que tocaba el palo de arriba del arco con solo estirar el brazo, era tremendo y atajaba harto. También me acuerdo de Walter Peduto", relató.
Juan Zapata ha sido testigo los principales hitos de la historia de Ñublense, como el inolvidable ascenso de 1976, el de 1980, del 2006 y el del 2012, más la clasificación a la Copa Sudamericana del 2008, sin embargo, también conoce de descensos, huelgas y amenazas de desaparición que caracterizan los cien años de vida de Ñublense. "Conozco de los ascensos y descensos, de las alegrías y las amarguras".
Si bien tiene un cúmulo de historias, señala que la más alegre es una más bien reciente. "No es de tan atrás, fue el del 2004 cuando volvimos a Segunda División tras ganar a Curicó en ese partido de Linares, pero sobre todo me acuerdo del partido que le ganamos a Curicó en Chillán con el gol de Wladimir Herrera a última hora, ese es el gol que más he gritado y disfrutado".
"Con respecto a las penas, creo que son varias, porque hay muchas cosas negativas, pero claramente que son los descensos", complementó sobre los sentimientos que lo embargan a la hora de hablar de Ñublense.
"Los mejores jugadores que he visto pasar pueden ser Óscar Roberto Muñoz, Vicente Tadeo Lugo y Rodolfo Herrera, eran muy buenos", dijo sobre su experiencia desde las tribunas.
"Últimamente he estado enojado con Ñublense, estoy desilusionado, pero uno no deja de ser hincha, le echo la culpa a los dirigentes porque sino fueran tan egoístas con la plata traería buenos jugadores y se pagaría solo", reflexionó sobre la actual campaña de Ñublense.
Sobre lo mismo y a pesar de su fanatismo no pronostica un futuro esplendor para los chillanejos. "Así como va lo veo mal, sino le ponen el cascabel al gato luego podemos caer a Tercera (Segunda División Profesional) y nos va a costar un mundo salir, tal como nos está costando ahora volver a Primera".
Este ex comerciante del estadio ahora es un hincha, pero hincha con historia.
"Comencé como comerciante en el estadio, pero después pasé solo a ser un hincha de Ñublense". "Llevo muchos años asistiendo al estadio y es por eso que he visto cambiar muchas galerías"."
Años 8
Tenía Juan Zapata cuando comenzó a trabajar en el estadio como comerciante de confites y frutas. 2004