Un importante incremento registraron en la provincia de Ñuble las estadísticas de licencias médicas asociadas a salud mental, que en 2016 llegan a 8.300, esto es, 1.118 más que las recibidas por la SubComisión de Medicina Preventiva e Invalidez (Compin).
Si bien este incremento se da en concordancia con la incorporación de patologías como la depresión severa en la cobertura del Plan AUGE -desde el 1 de julio de 2006, es decir hace ya una década- y con ello acceso universal y más económico a un tratamiento médico, también tiene que ver con el estilo de vida cada vez más acelerado de los ñublensinos y en cierta medida la pérdida de un estilo de existencia provinciana.
Lo anterior se traduce en que las personas en edad laboral más activa, entre los 25 y 54 años, concentran el 36% de la prevalencia nacional de sufrir una enfermedad tipificada dentro de las de salud mental, tales como depresión, esquizofrenia, trastorno afectivo bipolar, entre otras.
La presión y la mayor exigencia laboral, el menor tiempo dedicado al tiempo libre o al esparcimiento, sumado a un estilo de vida sedentaria, con una alimentación poco saludable y un bajo porcentaje de ejercicio físico, van minando seriamente la salud de los ñublensinos y cultivando este tipo de enfermedades propias de los tiempos modernos.
Ejemplo de ello son las 7.275 personas que se controlaron durante 2015 por una depresión o las 8.689 personas tratadas por trastornos ansiosos; 1.179 pacientes con problemas de consumo de alcohol y drogas, y 1.407 por trastornos de personalidad.
Por ello la llegada del último mes del año, más allá de sumarse a la vorágine de compras navideñas y preocuparse por el presupuesto familiar, debe ser un mes en que nos tomemos el tiempo necesario para una pausa para la reflexión de lo que se ha logrado durante el año, no sólo en lo laboral, también en lo personal, y pongámoslo en una balanza.
Si el tiempo para la familia, el deporte, el ocio han sido inferiores al invertido en horas de trabajo, es necesario internalizar sus efectos en la salud y antes de iniciar un nuevo año, con nuevos desafíos y nuevas metas, dejar siempre un tiempo suficiente para buscar una vida plena, cargada más a las satisfacciones y a las emociones positivas, cultivando la alegría, la solidaridad y el compartir con otros.