El Gobierno chino termina con el monopolio más antiguo del mundo
LIBERALIZACIÓN. Se trata de la sal, que contaba con su propia burocracia y policía desde hace dos mil años.
El gigante asiático dijo adiós a más de dos milenios de control estatal sobre la sal, el monopolio más antiguo del mundo, con una liberalización que se espera que abarate este producto básico en China.
El fin de esta condición no sólo implica que el país que más sal consume del mundo deje de controlar los precios y la distribución que ha realizado durante más de dos mil años, sino que también desmantela una gigantesca burocracia que incluye una red de funcionarios y un cuerpo policial específico.
"La reforma no se pudo realizar antes porque había muchos grupos de presión que no lo permitían. Para empezar, la empresa de la sal veía que, si se hacía, perdería sus ganancias y retrasaría pago de los salarios, lo que llevaría al descontento de los empleados", dijo a EFE Zou Jialai, abogado pionero en casos antimonopolio.
"Hace más de diez años que se planteó acabar con el monopolio, pero la Comisión Nacional de Reforma y Desarrollo (el órgano de planificación económica) la vetaba una y otra vez citando razones como la preocupación por la seguridad alimentaria", explicó Zou.
Tradición
Tan antiguo era el monopolio chino de la sal, que antecedió a la Gran Muralla, y una teoría es que el muro se construyó como defensa por los ingresos que el negocio generaba incluso antes de la unificación del país, en 1949.
Ya en el esquema de la República Popular China, una sola empresa, la Corporación Nacional de la Industria de la Sal de China, comenzó a decidir los niveles de producción, precios y canales de distribución, bajo la premisa de garantizar que la sal yodada formara parte de la dieta.
Negocio
Los ingresos para las arcas del Estado derivados de la sal, que tan importantes fueron en el pasado, bajaron progresivamente hasta el 1% del total en la actualidad, factor que acabó por convencer de la reforma a Pekín.
Con el nuevo plan, el Gobierno chino dejará que los productores autorizados se conviertan en mayoristas y decidan cómo distribuyen la sal y a qué precio.
Esta medida espera incrementar la competencia en el sector y que bajen los precios, para así dar un respiro a las economías caseras de sus más de mil 300 millones de consumidores.