Estado inútil
Bajo la mirada horrorizada de los chilenos, el país parece incendiarse por los cuatro costados. Nada más que en la Sexta Región se han quemado por encima de las 30.000 has. y Valparaíso estuvo a punto de sucumbir en una nueva hecatombe. La región del Biobío no se queda atrás y nuevos focos aparecen por todas partes.
Frente a esta situación terriblemente agresiva ¿qué hay? Un Estado asombrosamente pasivo; tal como lo ha sido por lo demás frente al crecimiento del terrorismo en La Araucanía.
Queda claro que quienes nos gobiernan son del todo incapaces de lidiar con problemas reales. Ellos, para justificar su permanencia en el gobierno, se inventan problemas que no existen o que son mucho menores, como el del mito de la "terrible" desigualdad entre los chilenos y ocupan su tiempo en darles soluciones que no solucionan nada.
Nuestros actuales gobernantes se fabrican problemas imaginarios a la medida de ellos y, por cierto, no les cuesta nada encontrarles solución tan imaginarias como aquellos.
Su mundo es la irrealidad. De aquí, su estruendoso fracaso cuando se trata de enfrentar los problemas de verdad. Para estos, no tienen ni soluciones ni capacidad para encontrarlas. Por eso, simplemente niegan que el problema exista, como sucede en el caso de los atentados terroristas en La Araucanía.
Veremos qué explicación dan ahora. En eso son maestros. Pero, entretanto, la situación sigue de mal en peor.
No hay duda de que el peor incendio está en la misma Moneda.
Gonzalo Ibáñez
Hugo Dolmestch
¡Que levante la mano quién no haya criticado a la justicia en más de alguna oportunidad porque no le aplicó un castigo más duro, según su parecer a alguien por cometer un determinado delito!, la respuesta a esta inquietud en especial y a otras, las dará el Presidente de la Corte Suprema, Hugo Dolmestch en su discurso en la inauguración del Año Judicial el próximo 1º de marzo; el adelanto lo hizo mientras asistía a la certificación internacional del Juzgado de Yumbel, porque cuando él dice "se le pide a la justicia condenar determinados hechos, pero no se le entregan las herramientas para hacerlo", en resumidas cuentas está solicitando aumentar y mejorar la batería de leyes para que jueces, Ministerio Público (M.P.) y policías desarrollen óptimamente sus labores, esto lleva a hacerse la pregunta ¿Quién ó quienes tienen por principal misión el mantener al día, revisar, eliminar, mejorar, crear las leyes en Chile para que Jueces, M.P. y policías hagan el trabajo que la ciudadanía espera de ellos? en dos palabras el Congreso, son ellos los encargados de está crucial labor, es la principal función que tiene el Senado junto a la Cámara de Diputados, entonces la próxima vez que hagamos críticas con disconformidades en condenas judiciales, debemos dirigir nuestra mirada inquisitiva a los parlamentarios, a quienes la misma ciudadanía los mandata para ello, además debemos recordar que el poder ejecutivo también tiene su parte en la manera de cómo se investigarán determinados hechos, por ejemplo cuando decide, si ó no aplicar determinadas leyes dependiendo de la connotación de estos.
Una de las tareas que urge realizar es modernizar el Código Penal, porque hoy todavía entre sus páginas se condenan hechos propios del siglo XVIII, claramente inaplicables en pleno siglo XXI, su actualización sería una muy buena señal para estar en concordancia con las palabras del Presidente de la Corte Suprema, Hugo Dolmestch.
Luis Enrique Soler Milla
El Estado y Donald Trump
Donald Trump asume la presidencia de los Estados Unidos y pareciera que al mundo se le cae el velo del poder. De pronto todos se dan cuenta que lo que caracteriza, no solo a Estados Unidos, sino a todo Estado, es el controlar el monopolio de las violencia legitimada precisamente por dicho velo enceguecedor. Violencia que Trump ya ha anunciado usará contra inmigrantes, empresarios, musulmanes y quizá cuantos más, pero que en el fondo nada innova en el ejercicio opresivo de esta, más que el ser más pomposo y explicito.
El Estado norteamericano ya ha usado su violencia antes para esclavizar durante más de 100 años a personas solo por tener un color de piel distinto, tal como el Estado Alemán aniquiló a millones solo por ser judíos; el Estado norteamericano también lanzó bombas de destrucción masiva, tal como los Estados de Inglaterra, Francia, Japón, Israel y muchos otros más; el Estado norteamericano encarceló a personas que amaban a otros de su mismo sexo y a quienes consumieron una sustancia prohibida por el mismo, tal como el Estado chileno, y muchos otros, que aun penaliza las relaciones sexuales homosexuales, y que decir de los miles de consumidores de drogas presos junto a los peores rufianes, homicidas y violadores.
El Estado sin límites producirá déspotas sin límites. Tengamos muy presente esta idea. No es Donald Trump ni los Estados Unidos el problema, sino el denominador común de la violencia opresiva: El Estado sin límites ¿o lo es el Estado en si mismo?
Espero esta instancia sirva de algo y podamos quitarnos el velo para comenzar a cuestionarnos al Estado y su poder, no nos haría nada de mal.
Juan Pablo Caneo