Calor, incendios y sequía afectarán la producción agrícola en Ñuble
TEMPORADA. Arándanos, arroz y maíz son algunos de los cultivos que más daños sufrirían por las inclemencias climáticas extremas que han afectado a la provincia en las últimas semanas.
Desastrosa. Esa es la impresión en general que agricultores y regantes expresan ante la presente temporada marcada por la sequía, prolongadas temperaturas extremas, fuertes vientos y los incendios forestales que han ido en aumento desde mediados de mes, generando efectos que se hacen sentir en gran parte de los cultivos y frutales en etapa de maduración.
Maíz, arroz, remolacha, achicoria, manzanas, frambuesas y arándanos serían los principales afectados por la falta de agua y el exceso de calor, lo que podría generar una menor producción, baja en la calidad o, en el peor de los casos, pérdidas, en especial en aquellos destinados a la exportación.
"Muchos de ellos están arrebatados, con frutos deshidratados y de menor calibre", sostiene el vicepresidente de los agricultores de Ñuble, Alfredo Wähling.
En el caso del maíz, la falta del recurso hídrico afecta al llenado del grano, lo que conduce a un menor volumen, considerando que la producción de este cultivo está limitada por el uso de fertilizantes nitrogenados y, sobre todo, por la disponibilidad de agua en el suelo.
La intención de siembra de este cultivo para la presente temporada en la provincia bordeaba las 20 mil hectáreas, la que ha estado sujeta a la situación agroclimática.
"Nadie se imaginaba que pese a recomendaciones de sembrar menos por la sequía se generaría esta ola de calor que afectaría a los cultivos y los bosques", dice Wähling.
Para el dirigente agrícola, los únicos cultivos que no se vieron afectados esta vez fueron los cereales, principalmente trigo, avenas y raps, que ya están cosechados en su gran mayoría.
Lo mismo ocurre con espárragos, que se cosechan durante el último mes del año.
Este cultivo tempranero concentra más de la mitad de su producción nacional en Ñuble orientada en alrededor de un 90% a la agroindustria y el resto al mercado interno a través de la venta en "fresco".
El arroz podría ser, tal como ha sucedió en los últimos años, uno de los cultivos más afectados en esta temporada debido a sus requerimientos de agua.
Y así se aprecia en las comunas norteñas de Ñuble, San Carlos y Ñiquén, donde se concentran más de 3 mil hectáreas y que en temporadas anteriores sufrieron pérdidas en los pequeños productores de hasta un 60%.
Sector Frutícola
En el área frutícola, la situación no es mejor para una provincia que concentra el 72,3% de la superficie de la región, equivalente a 10.808 hectáreas, según el Catastro Frutícola 2016 de Ciren.
Los más afectados son los arándanos, con 3.429 hectáreas sembradas en Ñuble, aunque sin reporte por el momento de alguna plantación dañada por incendios.
"Ha sido un desastre. Las altas temperaturas han hecho que la fruta se ablande y no tenga la calidad para ser exportable en fresco. Esto también ha afectado en el caso de las frambuesas (1.493 hectáreas) y las moras, pero en menor grado por ser frutas que van para congelados", afirma el productor y presidente de la Asociación de Agricultores de Ñuble, Álvaro Gatica.
El dirigente dice que el mayor problema se da en los frutos destinados a "frescos", considerando que algunas exportadoras en Estados Unidos cerraron la temporada por la calidad de la fruta.
"No van a seguir mandando y eso traerá un tremendo perjuicio para la gente que todavía tiene fruta en distintas variedades", señala.
Gatica indica que la solución sería destinarlo al mercado interno para congelado, pero a un precio que no cubre los costos de producción.
"Se paga sólo $500 el kilo", enfatiza.
En el tema vitivinícola, Juan Carlos Lagos, presidente de la Cooperativa Coovicen de Quillón, que reúne a 70 productores, prefiere esperar a completar un catastro para pronunciarse por los efectos del calor y los incendios.
"El exceso de calor en las viñas provoca que los granos de uva se deshidraten y sequen. Pero por estar en el corazón del incendio, todavía no podemos determinar cuál es el grado del daño", precisa.
Remolacha
En el caso de la remolacha, la situación actual por los bajos caudales del río Ñuble es "preocupante". Según Iansagro, en la temporada 2015-16 se sembraron 8.631 hectáreas, de las cuales 4.595 há se concretaron en Ñuble y el resto en la provincia de Bío Bío.
Alfredo Wähling explica que es un cultivo que se cosecha en abril y necesita agua hasta fines de marzo y por eso la "preocupación".
"La remolacha necesita agua hasta una semana antes de su cosecha y si le falta ahora, evidentemente que va a repercutir en su rendimiento", comenta.
Riego eficiente
Un factor clave por la disponibilidad de agua es el sistema de riego: En el caso de la provincia predomina el riego por tendido (64.508 há), seguido por el riego por surco (10.667 há.) y por pivote (4.741 há).
"El riego, aunque sea por aspersión, no logra compensar la deshidratación que sufren las plantas en este momento y sus requerimientos normales. Y los cultivos que más se verán afectados serán aquellos que no cuentan con sistema de riego tecnificado", indica Alfredo Wähling.
La falta de disponibilidad hídrica proviene de la persistente sequía de los últimos años y la falta de precipitaciones de nieve y lluvia, que caracteriza al régimen de los ríos de Ñuble (pluvionival).
"Técnicamente, en un año normal (hidrológico) a la fecha sobre el río Ñuble han escurrido unos 2.880 millones de metros cúbicos, y en la presente temporada sólo se han alcanzado los 1.185 millones de m3, es decir, un déficit concordante con la falta de precipitación del 59%", explica Salvador Salgado, ingeniero civil Agrícola de la Junta de Vigilancia del Río Ñuble.
Wähling agrega que este río nunca había presentado en esta fecha un caudal de 15 metros cúbicos por segundo para regar 60 mil hectáreas.
Una situación que se repite en el Tranque de Coihueco, que hasta la semana pasada presentaba un llenado de 92,1% respecto de su promedio histórico y un 60,8% de llenado respecto de su capacidad, según cifras de la DGA; y en el Río Chillán, que apenas lleva un caudal de 2,68 metros cúbicos para repartir entre sus 54 canales.
"A algunos predios no les está llegando agua y en otros se están regando con pozos profundo y riego tecnificado", dice el dirigente del agro.
"Nadie se imaginaba que, pese a recomendaciones de sembrar menos por la sequía, se generaría esta ola de calor que afectaría a los cultivos, las frutas y los bosques".
Alfredo Wähling, Dirigente agrícola de Ñuble"
El factor animal
En el sector ganadero el panorama tampoco en alentador. La falta de pastos y forraje afecta la producción cárnea y lechera. "Los animales tienden a enflaquecer", comenta Alfredo Wähling. Para el dirigente agrícola lo peligroso sería que los ganaderos, ante la falta de forraje, empiecen a darles a sus animales el alimento que se destina a los meses de invierno. Desde el punto de vista comercial, esta situación podría generar atrasos en la venta de animales en feria. Por esa razón, tras la declaración de Emergencia Agrícola, el abastecimiento de forraje es una de las prioridades.
37° en promedio se han registrado en los últimos 4 días, con un peak en Chillán que superó los 41,5 °, cifra que se replicó en otros puntos de la provincia de Ñuble.
70% de déficit de precipitaciones se registran en la zona, con solo 4,2 mm de lluvia caídos el 9 de enero pasado y que en 66 días no supera los 30 mm.