Comparto la indignación general por los incendios que arrasan nuestra geografía forestal. Son hechos fortuitos o intencionales. Unos provocados por desidia, por descuido, por irresponsabilidad...incluso, por enfermedad. Pero hay otros, producto de intereses económicos o revestidos de política.
Dura tarea le espera a los investigadores y a los jueces. Porque deberán actuar con la mayor eficacia y rigor para poder encontrar a los culpables y las pruebas que permitan dictar las sentencias más ejemplares.
El cambio climático es un hecho evidente. En esta época tenemos temperaturas nunca antes vividas. Eso provoca nuevas situaciones generales en la tierra, imprevistas y lamentables. No estamos preparados para enfrentar esto. Es que no lo habíamos previsto.
Nuestro campo está reseco. Hay carencia de agua y los pastos crecen y se secan, convirtiéndose en fácil combustible. Una botella, un cristal o una lata de bebida pueden proyectar multiplicados los rayos solares, provocando el llamado "efecto lupa". Una colilla de cigarrillo o una parrilla mal apagada. Un campesino o un trabajador forestal haciendo un roce a fuego o cortando un árbol con maquinaria a motor. Todo se puede convertir en peligro por nuestro descuido o malos hábitos. Todo puede ser causa de una tragedia como la que estamos viviendo.
También está el enfermo, el pirómano que disfruta con el fuego, que se excita con el crepitar de la madera ardiendo, con el ulular de las sirenas de los bomberos o con el rugir de los aviones y helicópteros.
Pero, también están los que privilegian sus intereses personales económicos por sobre los sociales, colectivos, aplicando cualquier medio para conseguirlos. Los desaprensivos, los avaros, los que contratan a sicarios de la naturaleza para asesinar nuestros bosques… A estos últimos, el rigor de la ley debe caerles con todo su peso.
Y hay quienes cometen fechorías de esta naturaleza, aduciendo acciones de tipo político-reivindicativas. ¿En nombre de qué ideología? ¿Qué pensamiento político se basa en el dolor y sufrimiento indiscriminado de la gente? Eso es simplemente bandolerismo, delito común y corriente, que merece también el rigor y peso de la ley.
Hay evidencias de incendios provocados. Y ante tal realidad, las instituciones del Estado deben actuar con decisión y rapidez. Desde el policía hasta el Juez. Desde el concejal hasta la Presidencia de la República. Porque es la sociedad la que está en peligro, es la democracia la que está en juego. Y el sistema tiene las herramientas para ser defendido.
Miguel Ángel San Martín Periodista.