El Alcalde de Portezuelo llegó hasta el programa que hago todos los días en una radio y me pidió, a micrófono abierto, que por favor no lleváramos más ayuda a su ciudad, porque los damnificados -afectados por la destrucción de su vivienda- eran ocho familias solamente. Y ya tenían solucionados sus problemas de alimentos y ropas, quedando por repartir muchísimas cosas más que la solidaridad generalizada les había hecho llegar.
Advirtió, eso sí, que se iba a necesitar mucha ayuda -más adelante- para el campo, para los animales, para los campesinos que viven de las huertas, las viñas, los árboles frutales…en fin, para recuperar la calidad de la tierra y volver a vivir del campo y su generosidad.
Y tiene razón. Porque, la tragedia de los incendios forestales se vive ahora en los bosques, en las siembras, en la agricultura en general. No tanto en las personas. El esfuerzo del Estado y de la solidaridad espontánea de los ciudadanos ha cubierto con creces las necesidades primarias de la gente.
Ahora viene la reconstrucción. Volver a levantar casas, ojalá dignas. Reparar pozos, sistemas de riego, reponer implementos para la labor cotidiana, como palas, horquetas, rastrillos, azadones, arados, mangueras…y reponer los ganados también perdidos, como ovejas, vacunos, caballares. Ah, y no olvidarse de las aves de corral!.
De ahí en adelante, ayudar a recuperar la calidad de la tierra.
Pero también viene la parte importante de mostrar que hemos aprendido la lección. Se trata de avanzar en la prevención, en determinar qué tipo de árboles plantar, el lugar donde hacerlo, los espacios y cortafuegos de prevención que hay que dejar, con el fin de garantizar la seguridad de las casas, de las huertas, de los galpones, de los corrales y de los poblados.
Márgenes que deben quedar entre bosques y carreteras. Diseños de cortafuegos y limpieza permanente de nuestros campos, especialmente ante el evidente cambio climático que estamos viviendo y que ha llegado para quedarse.
Pero debemos, además, dotarnos de una infraestructura moderna y potente -aérea y terrestre- para combatir los incendios forestales, con equipos humanos altamente cualificados. Una estructura gubernamental y administrativa adecuada para el desarrollo agrícola, forestal y ganadero. Y al frente de ella, gente con capacidad, preparación y criterio.
Dicho en palabras sencillas, demostrar que hemos aprendido en la tragedia y que haremos resurgir nuestro país como el Ave Fénix, de entre las cenizas.
Miguel Ángel San Martín Periodista.
