El ministro de Hacienda denunció públicamente a las empresas que alzaron abusivamente sus tarifas para "cumplir" con la nueva Ley de Estacionamientos. Al hacerlo, utilizó una expresión muy chilena: "Se subieron por el chorro". Tiene razón el secretario de Estado. Pero le faltó agregar que "subirse por el chorro" es hoy prácticamente un deporte nacional. Lo hace el Gobierno, al desconectarse de la realidad e impulsar leyes que no responden a las inquietudes de la ciudadanía. También lo practica con el manto de silencio que parece abrigar a familiares de la Presidenta de la República involucrados en el caso Caval. Otro entusiasta cultor es el Congreso Nacional, con parlamentarios que viven en función de la dieta y otros beneficios, al mismo tiempo que despachan proyectos mal elaborados, que luego pretenden enmendar con otra ley, a la que llaman "express". Se suben por el chorro los jueces garantistas de "supuestos delincuentes" (porque parece que los verdaderos no pueden ser calificados como tales), al condenarlos a penas que ni siquiera son privativas de libertad.
Los abusos de Gendarmería y sus jubilaciones millonarias se suman a esta lista, que parece no tener fin. A ellos se agregan, penosamente, los escándalos de Carabineros de Chile y el llamado "milicogate", que afecta al Ejército.
La Contraloría General de la República y las contralorías internas de las instituciones, que afirman auditar periódicamente lo que sucede en el sector público afirman no haberse dado cuenta de lo que ocurría, con lo cual también consiguen un puesto en esta "lista de honor".
Los malos empresarios, que por suerte son minoría, se coluden, casualmente siempre en perjuicio de la ciudadanía. Saben que "subirse por el chorro" puede tener un costo, que será mínimo en relación con los ingresos que obtendrán.
La salud privada, que por muchas vías intenta sumarse al listado de excesos, ahora pretende, mediante el lobby, señalar que crítica situación de Masvida se debe casi íntegramente a la judicialización del sistema, único mecanismo que permite a los usuarios defenderse de las constantes alzas de los planes de las isapres.
¿Hasta cuándo?, se preguntan los chilenos. Respuesta: nadie de lo sabe. ¿Quiénes están implicados? Imposible saberlo. Todos los días aparecen nuevos casos. Algunos, muy encubiertos. Un ejemplo: se habla de una "reforma educacional", que recién comenzaría a regir en diez años más. ¿La novedad del año? ¡De ninguna manera! Consistiría en el retorno a seis años de enseñanza básica o primaria, como se llamaba antes, y seis años de educación media, la antigua "secundaria". Así era hasta 1965, cuando a la administración de Eduardo Frei Montalva se le ocurrió "revolucionar" el sistema. Ahora, entonces, se busca la reforma de la reforma. Tenemos pocas medallas de oro y de plata. Pero cuando el salto del chorro se convierta en deporte olímpico, sin duda estaremos en todos los podios.
Raúl Rojas Periodista y Académico.