En la compleja geografía y condiciones climáticas de Machu Picchu, una chillaneja triunfó en el Ultramaratón Non Stop que se desarrolló en el denominado Camino del Inca que es recomendado como una de las 15 rutas de trekking más importantes del mundo por la National Geographic Travel Magazine.
Fue en ese lugar donde Catalina Alegría alcanzó el tercer lugar y la respectiva medalla de bronce en la carrera de montaña luego de competir en la modalidad semi autonomía y para lo cual desafió un clima frío, pero soleado y con cielo amenazante.
La deportista aún respira su triunfo en la cordillera al sur del Perú, desde donde recordó su vínculo con Chillán, ciudad que la vio nacer como deportista en sus pretéritos años como escolar. "Mi papá es un ex atleta chillanejo y él nos inculcó el deporte desde chicos con mi hermano. Al ver sus medallas, recuerdo que siempre soñé con ganar una, comencé a correr a los 15 años en el colegio Padre Hurtado, aunque antes nadaba, en ese tiempo me entrenaba Nelson Rivera, un destacadísimo triatleta y lejos el mejor entrenador que he tenido en la vida. En cinco meses de no correr nada, salí segunda en el Interescolar final en 3000 metros".
La chillaneja recuerda que por asuntos de la vida emigró a la capital, donde continuó desarrollando su perfil como deportista. "Estuve hasta los 16 años en ese colegio y me fui a Santiago, luego dejé el atletismo de forma competitiva hasta que al salir de cuarto medio entré al club Yk de Érika Olivera. Fueron años muy lindos, mi entrenador era Ricardo Opazo y mi gran partner deportiva y amiga fue Geraldine Becerra, actual atleta élite desde hace muchos años, yo no era muy disciplinada dada la lejanía del lugar con mi universidad y mi casa así que pasé por fluctuaciones de motivación".
De paso la deportista relata parte de su crecimiento en esta exigente disciplina. "Hace tres años y medios me invitaron a entrenar en cerro y recuerdo que hicimos 4 horas en 30 de senderos, pasando por una cascada y terminando con asado. Quedé enamorada con esa experiencia. Me metí a mi primer trail de 33 kilómetros Putaendo y quedé segunda en la general. Luego seguí con los 50 kilómetros North Face Endurance Challenger y volví a quedar segunda, pero esta vez entendiendo que este deporte me acomodaba mucho más, ya que no era muy rápida, pero sí tenía mucha resistencia. No paré más, competí dos veces en Argentina, donde nuevamente fui segunda, fui aumentando la distancia hasta que pasé a correr 90 kilómetros en Torres del Paine.
En Perú la chillaneja recordó que subió y bajó kilómetros durante horas y ante lo cual sufrió con la altura, se apunó, que le dolieron las piernas, que incluso tuvo problemas en un riñón, le afectó la saturación de oxígeno y que combatió un frío intenso, pero "no cambio por nada esta tremenda experiencia, lloré con cada persona, emocionada llegando a la meta, porque sé cuánto les debe haber costado, sé cuán difícil fue", concluyó.
La chillaneja terminó exhausta, pero lejos de querer descansar, ahora piensa en su próximo desafío, correr en Ecuador, donde ya tiene una nueva cita agendada.