Comenzó el otoño e inmediatamente, igual que todos los años, las autoridades y los medios de comunicación empezaron a hablar sobre la conveniencia de vacunarse contra la influenza. Luego, se referirán al coqueluche, la poliomielitis, la tuberculosis y el discutido herpes. Hablar sobre inmunizaciones en nuestro país es casi un chiste malo. En lenguaje popular, se afirma que "estamos vacunados contra todo". Ya casi no existen males que nos puedan afectar. Pero todavía hay mucho que hacer.
La gente está vacunada contra los candidatos (as) a la Presidencia de la República y al Congreso. Recorren el país con extraordinario entusiasmo, prometen todo lo que pueden prometer y no cumplen nada o lo hacen parcialmente. También la clama por inmunización contra las coaliciones de partidos, sin importar el sector, que elaboran programas sin relación alguna con la realidad, los que no demoran mucho en convertirse en sal y agua.
Siempre en el plano político, en los últimos dos años apareció un mal que parece no tener inmunidad. Se trata de los escándalos financiero-políticos, que involucran a malos empresarios, malos parlamentarios, malas autoridades de gobierno y también a sus familiares. Cuando creíamos que no era necesaria una vacuna, emergió lo sucedido en Carabineros, donde la danza de millones tiene caracteres de epidemia y parece no tener fin. No nos referimos a la institución, sino a las personas.
No hay vacuna contra un pésimo sistema judicial, burocrático y odioso, que archiva más del 50% de las denuncias y después entrega informes en que realmente el país parece la copia feliz del edén. Ya estamos vacunados, y la gente prácticamente no les hace caso, de los escándalos de Gendarmería, con variadas formas de cohecho, una de cuyas expresiones es la vasta red de celular con la cual operan bandas que trabajan desde el interior de los penales. ¡Alguien debe encontrar las bacterias y la forma de combatirlas!
Aunque el tema es de Salud, se necesita una vacuna urgente contra la pésima atención de los consultorios y hospitales, donde las víctimas son los pacientes, en el real sentido de la expresión. No estamos vacunados aún contra las "tomas" de establecimientos educacionales ni el daño que producen a los educandos. Tampoco contra los paros del sector público.
En ambos casos, se busca encubrir el problema con el anuncio de que se recuperará el tiempo perdido, lo cual nunca ocurre. En síntesis, necesitamos una vacuna universal, no sólo contra las enfermedades que afectan a las personas, sino, lo que también es muy delicado, contra los males que nos afectan como el país. Esto debe ocurrir antes de que se conviertan en una epidemia y diezmen nuestra vida institucional.
Raúl Rojas, Periodista y Académico .