Hoy en día el discurso de la espontaneidad y de hacer lo que se nos da la gana en el momento, es lo que podríamos llamar lo políticamente correcto, ya que es la mayoría la que lo aprueba y lo promueve como un auténtico estilo de vida humana. Es decir, entre más espontánea sea nuestra respuesta en el instante, mayor libertad alcanzamos. Este modo de vida, es fruto de la exaltación del presente, el famoso "carpe diem" vive el momento, tan necesario para hacer despertar a tantos que viven adormecidos o preocupados del pasado, nos ha llevado a desconfigurar la realidad en su totalidad. Ya que exaltar el presente nos hace olvidar que éste está compuesto de pasado, pero también de un futuro que actualiza el presente; ya que el presente sin futuro sería un pasado que pasó.
El esfuerzo que muchos hacen no tiene otro motivo que un futuro mejor. Pienso en el sacrificio que hacen tantos estudiantes que trabajan y estudian, pensando en un futuro mejor: todo sacrificio tiene su recompensa! Este planteamiento reconoce el igualitarismo de los seres humanos, su dignidad pero a la vez defiende el carácter personal y libre de cada individuo.
Entendiendo que la libertad no es simplemente elegir en el momento como libertad de elección, surge la dimensión de la libertad unida al futuro y a la razón humana, como principio motor en función de un fin que anhelamos para alcanzar nuestro pleno desarrollo e ideal. Ejemplo: quién es más libre? El joven trabajador que estudia, o el joven que no estudia, ni trabaja? Si reducimos la libertad a las ganas del momento, éste joven ha desaprovechado la totalidad de sus dimensiones humanas, se ha reducido al instinto del momento y probablemente ante la falta de sentido último, caiga en un vacío de no saber para qué vivir. En cambio, el que tienes grandes y pequeñas metas, pone todos los medios para alcanzar esos objetivos, logrando pequeñas y grandes satisfacciones personales que no lo hacen esclavo de las caprichosas ganas, sino un hombre independiente, libre, con dominio de sí mismo dándole un sentido a su vida con logros que van configurando su carácter y personalidad. Por tanto, una persona que ha podido ordenar su vida, logrará una mayor libertad de acción, alcanzando mayor profundidad en lo que hace. Lo contrario, será un sujeto al que le pasan cosas, no el que elige cosas.
Pbro. Alejandro Cid Marchant Licenciado en Filosofía, Obispado de Chillán.