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Armando Uribe: "La soberbia es el acto más demoníaco"

El Premio Nacional de Literatura 2004 acaba de publicar un nuevo libro de poemas, "La vanidad de la soberbia". Desde su claustro frente al Parque Forestal, le da vueltas a sus versos, que considera sin importancia, y dice que no extraña el mundo exterior.
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Armando Uribe dice que la progresión cronológica que tiene su nueva obra, "La vanidad de la soberbia" (Catalonia), carece de todo sentido. El Premio Nacional de Literatura 2004 vive enclaustrado desde hace años en su domicilio, frente al Parque Forestal de Santiago. Rodeado de libros, el abogado ypoeta llena con su caligrafía de niño decenas de libretas de tapas negras y duras. En sus versos palpitan los mismos temas que viene demoliendo desde hace más de medio siglo.

Uribe tiene 84 años y confiesa que desde hace mucho que viene escribiendo todos los días solo "por no dejar de hacerlo. O sea, es completamente inútil y gratis que lo haga, no significa nada, en mi opinión. Además, yo no creo que la poesía signifique algo. Quiero decir, las palabras, los versos, han sido sentidos por el que escribe con sinceridad y por eso las ha copiado de nuevo, pero yo no tengo ninguna loa o elogio que hacer a mis propios versos y le confieso que, una vez hecho el libro y publicado, ya ni quiero acordarme de nada de lo que he escrito. No soy lector de mis propios libros".

-Quisiera que me comentara la siguiente frase de su libro: "No hay vanidad más grande que creerse soberbio".

-Esa es una frase que me dijo un sacerdote francés alrededor del año 1990; me lo dijo el día del bautismo de una nieta en París, en la iglesia de Saint-Germain-des-Prés. Nos quedamos conversando, ya me había confesado por lo demás, y le dije que yo tenía el defecto desagradable de tener demasiada soberbia, demasiado orgullo. Y él me dijo que no hay vanidad más grande que creerse soberbio. Me pareció excelente la frase y una verdadera verdad. además. Cierta y certera, porque la soberbia es el pecado principal, el acto más demoníaco, tanto es así que se atribuye al Demonio el haberse enfrentado a Dios. La soberbia a la vez es considerada la mayor ambición que puede tener un ser humano. Creerse uno soberbio es en sí mismo un acto de soberbia, pero a la vez, lo que es en realidad, es una vanidad. Es mucho más corriente y más vulgar que la soberbia; ser vano es un pecado de baja categoría.

-¿Y qué cree que es peor: la falsa modestia o la vanidad?

-Mire, van acompañadas, son como gemelas; la falsa modestia es una hipocresía en que se trata de esconder la vanidad.

-¿Y qué sería para usted la humildad?

-El mérito más grande que puede tener un ser humano. Saber que uno es menos que un gusano, menos que una brizna de hierba, menos que una mota de polvo y sentirlo y practicarlo con la necesaria modestia y no intentar ser mejor que eso.

-¿Y cuándo aflora en usted la humildad?

-No aflora, no aflora por ningún mérito, porque yo tengo la vanidad de la soberbia y por lo tanto es muy difícil que pueda aceptar una manera de ser que es pequeña. La verdad es que creo que hay una especie de exigencia para el género humano de admitir que uno es poco menos que nada y sinceramente aceptarlo y actuar con humildad. Hay una manifestación de cada ser humano que consiste en ser partícipe, quiera o no lo quiera, de la tontería humana, que es una consecuencia, desde mi punto de vista del pecado original, otra es la muerte. La enorme tontería humana tiene una especie de cruz salvadora encima que consiste en que si uno admite su propia tontería, podría alcanzar esa humildad que es necesaria para salvarse. Disculpe la lata que le acabo de decir.

-No, me parece muy interesante. ¿Y qué le parece ese dicho de "creerse la muerte"?

-Es muy buena frase, que en castellano se ha vuelto un verdadero refrán, porque es una manifestación precisamente de esa vanidad de la soberbia de la que hablábamos. Creerse la muerte consiste en creerse superior a todo lo que está vivo, uno cree ser partícipe de la capacidad de acabar con toda la vida, es una soberbia respecto de la cual tenemos que tener vergüenza.

-¿Y qué me podría decir su frase "no hay que confundir los versos con la poesía?

-Bueno, eso es una cosa muy larga y sería pedante de mi parte tratar de darle una explicación breve y resumida, así que para otra vez será.

-Me gustaría saber qué imagen del siglo XX considera que lo condensa.

-Creo que la del dolor del ser humano. En ese siglo se reunieron técnicas y métodos para hacer sufrir que no se conocían antes, pese a que el sufrimiento existe desde siempre. Los dolores que se han podido practicar e infligir hasta ahora han sido con los medios más complejos y numerosos que haya conocido nunca antes la humanidad, sobre todo por la existencia de tecnologías y máquinas para hacer sufrir.

-¿Qué ha estado leyendo últimamente?

-Ayayay, estoy rodeado de libros. No tengo diván, pero si lo tuviera, como tuve en París, estaría en mi diván con libros alrededor. Ahora, me visto yo cada día y me pongo encima de la cama, como si fuera un diván, y estoy rodeado de montones de libros desde la cabecera a los pies. A estas edades uno lo que más hace es releer; por ejemplo, aquí abro uno que se llama "Memoria viva", que es una historia de los refugiados y sobrevivientes de las matanzas en Europa, sobre todo en Alemania y los países que dominó en el siglo XX por el racismo, matanzas de judíos que fueron sus principales víctimas, no las únicas. Me lo dieron porque en las primeras páginas hay unos versos míos que paso a leerle: "Cuando la muerte me transforme, en el cadáver mal vestido, que seré pocas horas antes, de ser llevado al incinerador, tendré que entrar en rima alrededor, de letras en las sílabas sonantes y cargantes, que han sido tránsito hacia el término de este informe".

-¿Esos versos se los pidieron?

-Seguramente, porque por algo están publicados aquí.

-¿Cómo es su mundo onírico, qué sueña?

-Lo que acabo de decir, soy capaz de pensar como si estas personas estuvieran vivas y algunas, muchas de ellas, han muerto. Mi mundo, como usted llama onírico, es de sueños y pesadillas también, es un mundo que contiene una enorme cantidad de muertos, parientes o no, conocidos o no, de los cuales he sabido, de una manera u otra. Siempre, para los seres humanos, son siempre más los muertos que tenemos que los vivos que son nuestros contemporáneos. Son mucho más numerosos los muertos que los vivos para cada ser humano.

-¿Oye música?

-Tengo gustos marcados por mi edad, marcados por muchas décadas, por más de medio siglo, por cierto. Lo principal que trato de oír más es la música de Johann Sebastian Bach y también de otros músicos de la época de Bach, parientes o contemporáneos. Esto debido a que soy oblato benedictino desde los veinte años, que es una orden tercera de los benedictinos.

-¿Escribe escuchando música?

-No, en general trato de oír bien la música y no distraerme, no usarla como un fondo.

-¿Lee diarios, ve televisión?

-Mire, la televisión chilena prácticamente no la veo; veo la BBC y algo de televisión de otros países, por cable que le dicen. La prensa escrita leo los (diarios) que aparecen en Santiago, pero desde hace tiempo un hijo mío que sigue viviendo en París, de nombre de pila Pedro Uribe Echeverría, me manda mensualmente recortes de prensa francesa, inglesa, algunas en castellano y en italiano, pero sobre todo en francés, así que mi información principal proviene de esos recortes que recibo, además de los libros que leo.

-¿Y está al tanto del acontecer nacional?

-Sí, claro.

-¿Y qué le parece?

-Mire, no voy a hablar de eso, porque no intervengo en política actualmente y no quiero rebajar la conversación que tenemos a chismes o anécdotas locales y pasajeras.

-Sé que ya no sale mucho.

-Salgo nada yo, estoy retirado.

-¿Extraña algo del mundo exterior?

-No, mire, al contrario. He vivido en distintos países del mundo durante muchos años, décadas; por una parte como diplomático (en China) y también como desterrado, cuando se instaló la dictadura en Chile.

-¿No echa de menos darse una vuelta, ir a ver el mar?

-No, no, no, no. Eso tiene que ver con la edad también. Me he movido mucho en el mundo, he vivido en distintos lugares, así que no creo que me corresponda seguir moviéndome de esa manera con la que ya he cumplido. Por lo demás, voy a decir algo que creo que nunca he dicho antes: la verdad es que yo nunca he hecho turismo, he vivido en otros países porque tenía que hacerlo y trabajar, pero nunca he hecho viajes para conocer. Los países que he conocido han sido porque he estado obligado a vivir en ellos. Ahora disfruto de no tener movimientos mayores desde el año 90 en adelante.

-Prefiere su vida de recluso.

-Mire, claro, yo la llamo de otra forma, no me acuerdo ya cuál es la palabra que uso, no es reclusión en todo caso.

-¿Un retiro?

-Retiro sería más adecuado, pero hay otra palabra que se me olvidó... es enclaustrado. Vivo enclaustrado, la verdad, pero no por obligación o por penas, sino que porque prefiero.

-Un claustro grato.

-Claro. Por lo demás, es natural que las personas de edad, y de mucha edad como es mi caso, tenemos que prepararnos, como se decía antes, para retirarse del mundo. Prepararse para bien morir. Yo estoy separado de la vida activa para bien o mal morir, pero de todos modos para morir. Ahora, yo soy católico cristiano, apostólico romano, tengo entonces la fe correspondiente y creo que hay otro mundo, por cierto. Creo cada uno de los dogmas de la Iglesia; tengo una definición para la fe en el sentido religioso y sirven las mismas palabras para definir el amor por la vida y más allá de ella también. La frase válida para la fe y para el amor es: adhesión brutal, a ciegas. Yo creo que la fe es una adhesión brutal a ciegas y creo que el amor definitivo es también adhesión brutal a ciegas.

-¿Y por qué brutal?

-Eso mismo me dijo un amigo. Resulta que los seres humanos somos carne, incluso desde un punto de vista religioso. Yo creo en la resurrección de la carne y la carne es, por su naturaleza material, bruta. De esto, es modelo para los humanos Cristo que resucitó en su carne.

Armando uribe tiene 84 años, es abogado de la universidad de chile y fue embajador en China.


De su puño y letra

"27"

Todo un año de jueves, un día viernes por azar,

la semana de jueves se va a desarraigar

para plantar sus raíces el sábado,

pónganse bien en mi caso acabado,

no puedo terminar sólo en un miércoles

eterno; es una broma: por decir mierda

dije miércoles.

jueves 20 set. 07

"33"

La infantilización de que padezco,

para mí es un regalo de mi infancia

que me permite ver al niño mío

ya no dentro de mí sino en desvío

que lleva al bosque, donde su "elegancia"

se mancha con damasco, y tira el cuesco.

jueves 20 set. 07

"102"

Se me caen los párpados, los labios,

con una mueca que hacen hacia abajo,

y la barbilla cae sobre el pecho.

Oscila la cabeza hacia el lado derecho,

y siento el cuerpo como un estropajo,

y hay vagos pensamientos que me parecen

sabios.

lunes 24 set. 07

"109"

No hago el bien escribiendo poesía

-suponiendo que lo es-, es fantasía,

menos que eso, capricho de un ocioso

que se corta las uñas con precioso

pretencioso ademán de manicura

-creo que estoy apartándome oscura

y sospechosamente de los versos y

el bien.

lunes 24 set. 07

"35"

La estupidez es más que la maldad,

más numerosa y ordinaria y grande,

quiero decir pequeña y cotidiana.

La estupidez tamaña,

ancha como un gigante,

más maldadosa que la peor maldad.

La diminuta veterana,

urdiendo mal y maña.

jueves 27 set. 07


"La vanidad de la soberbia"

Armando Uribe

Editorial Catalonia

204 páginas

$18.000

Por Amelia Carvallo

"Confieso que, una vez hecho el libro y publicado, ya ni quiero acordarme de nada de lo que he escrito. No soy lector de mis propios libros".

"El mérito más grande que puede tener un ser humano es la humildad. Saber que uno es menos que un gusano".

harold castillo