En el marco de Semana Santa, el aumento del consumo de pescados y mariscos es evidentemente notorio. Por tal motivo, la autoridad sanitaria regional ha doblado sus fiscalizaciones a locales de venta de productos del mar, así como también a camiones que trasladan éstos en la carretera.
Es por tal razón que ayer en la Plazoleta Sargento Aldea de Chillán, el seremi de Salud del Biobío, Mauricio Careaga, arribó junto a personal de la Autoridad Sanitaria de Ñuble para comprobar el estado de los productos que están a la venta en las pescaderías que hay en el mercado, con el fin de evitar enfermedades gastrointestinales derivadas el consumo de pescados o mariscos en mal estado.
Cabe recordar que el año 2016 se registraron 9 casos de gastroenteritis, uno de ellos en Chillán. Este año, en tanto, se han notificado 12 casos de vibrión parahemolítico, presente en mariscos, entre 12 a 85 años, presentándose el 61% de los casos en personas de sexo femenino. De ellos, dos ocurrieron en Ñuble.
"Redoblamos nuestros esfuerzos en fiscalización y vigilancia a todos los expendios, y también están equipos nuestros en el borde costero, y en carretera estamos controlando también el traslado, vale decir los camiones que deben venir con la cadena de frío. Es toda una cadena de fiscalizaciones para poder asegurar un producto que sea compatible con la vida humana, donde las personas no se enfermen al consumir", explicó el seremi Careaga.
El 2016 hubo 294 fiscalizaciones que dieron origen a 12 sumarios con 2.696 kilogramos de productos decomisados. "Medimos cadena de frío, temperatura. Estamos encontrando los pescados a menos de 5 grados que indica la norma, y los mariscos un poco más altos. Hay un problema de abastecimiento de hielo, pero está llegando y vamos bastante bien", agregó Careaga sobre la fiscalización que se realizó ayer en el mercado.
Venta clandestina
Si bien hasta ahora no hay sumarios abiertos, los vendedores autorizados del mercado lamentan que las fiscalizaciones se concentren en ellos, y no en los vendedores ambulantes, que en su mayoría no cumplen la norma de la cadena de frío.
"Debe haber mayor fiscalización con la gente que vende por fuera. Nosotros tenemos toda la documentación al día, y en las calles lo andan trayendo así con los productos al aire, al sol. Hay una competencia desleal con la gente que vende por fuera, porque nosotros estamos con todos los derechos al día. A los de la calle nadie los fiscaliza, y ahí deben ir a resguardar", dijo América Carrasco, quien posee un local de marisquería en el mercado hace 30 años.
Para el seremi de Salud, este es un punto de cuidado y en el que redoblarán esfuerzos en la fiscalización. "Tendremos un mayor cuidado en los vendedores furtivos, el que ocasionalmente hace venta y no tiene cadena de frío. Estamos fiscalizando también los productos desconchados que tienen que tener certificación. La compra deben hacerla en locales acreditados, donde haya cadena de frío, con vitrinas refrigeradas y escarchas de hielo para mantener la temperatura. Evitar comprar a personas o locales no autorizados porque ahí es donde hay mayores problemas, que se miden cuando en las asistencias públicas hay pacientes que consultan por gastroenteritis o diarreas", recalcó la autoridad sanitaria del Biobío.
Cumplir con la norma
Que los productos del mar cuenten con la adecuada cadena de frío, que los pescados estén correctamente eviscerados y ratificar la procedencia de éstos, son los pilares claves de la fiscalización. "Revisamos que vengan de un lugar autorizado con sus respectivos antecedentes, y que estén con hielo en el expendio para que mantengan la temperatura conforme que debe ser entre cero y 5 grados Celsius. Si cumple con la norma, se ve otro aspecto referente al pescado, que esté eviscerado (limpieza), que la agalla esté de un color correspondiente", explicó Albert Mercado, fiscalizador de seguridad alimentaria de la Seremi de Salud.