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Chile advierte que el anuncio de Maduro "agrava" la crisis venezolana

RECHAZO. Crecen las críticas internacionales y el Gobierno estadounidense acusó que con la convocatoria a una Asamblea Constituyente el chavismo intenta "cambiar las reglas del juego" para retener el poder.
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Mabel González

El anuncio del Presidente venezolano, Nicolás Maduro, de convocar a una Asamblea Constituyente provocó rechazo y preocupación en la comunidad internacional, ante una eventual escalada de la crisis política en ese país. EE.UU. acusó al chavismo de estar intentando "cambiar las reglas del juego" para retener el poder, mientras que desde el Gobierno chileno advirtieron que la situación en el país sudamericano se ha "agravado" con la medida.

"Hasta ahora sabemos solamente que esta (asamblea) constituyente no se conformaría a través del sufragio universal, libre y secreto, sino a través de la representación de sectores sociales. Y esto implicaría, aparentemente, la disolución de la Asamblea Nacional, que fue elegida por el soberano, por el pueblo venezolano a través de las urnas", sostuvo el canciller Heraldo Muñoz.

"Así que la ya difícil situación de Venezuela, sin duda, se está tornando aún más compleja, se ha agravado", agregó.

Alcances de la medida

El lunes, en medio del Día del Trabajador y con casi un mes de protestas opositoras a cuestas, el Mandatario venezolano informó que, como parte de sus "atribuciones constitucionales", convocará a un proceso de asamblea nacional constituyente para reformar el Estado, modificar el ordenamiento jurídico y redactar una nueva Carta Magna con el propósito, según dijo, de lograr "la paz para la República".

Maduro detalló que se contempla la elección de 500 asambleístas, de los cuales una parte será elegida por "sectores sociales" y la otra por municipios.

El subsecretario de Estado adjunto de EE.UU. para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael Fitzpatrick, acusó ayer al Presidente venezolano de tratar de "cambiar las reglas del juego" para asegurarse el poder con la convocatoria de una Asamblea Constituyente y advirtió que podría estudiar nuevas sanciones a funcionarios venezolanos a raíz de ese "paso atrás" en Venezuela.

"Tenemos profundas preocupaciones sobre las motivaciones para esta Asamblea Constituyente, que ignora la voluntad del pueblo venezolano y erosiona aún más la democracia venezolana", dijo Fitzpatrick.

Nuevas protestas

La decisión de Maduro de convocar a una asamblea constituyente desató ayer nuevas manifestaciones contra el Gobierno, que no ha logrado apaciguar las tensiones políticas, las que ya han dejado 29 muertos en la última oleada.

Bloqueos de calles

Centenares de opositores bloquearon algunas vías del este y oeste de Caracas con barricadas basura, escombros y metales retorcidos que generaron fuertes congestiones de vehículos. La protesta se extendió a otras ciudades, donde los manifestantes bloquearon algunas vías por varias horas. "Estaremos en las calles hasta que el Estado entienda la inconformidad con la asamblea constituyente", dijo Jorge Luis Olivares, un economista de 55 años, mientras caminaba frente a una barricada.

"La ya difícil situación de Venezuela, sin duda, se está tornando aún más compleja, se ha agravado".

Heraldo Muñoz, Ministro de RR.EE."

"Lo único que Maduro quiere con el llamado a Constituyente es evitar un proceso electoral".

Henrique Capriles, Gobernador opositor"

Dos visiones contrapuestas

El abogado Hermann Escarrá, cercano al oficialismo, negó que el proceso implique una sustitución de la Constitución de 1999 que impulsó Hugo Chávez y planteó que se buscará adecuar el texto constitucional a las "nuevas realidades". Pero el abogado y académico José Ignacio Hernández dijo a The Associated Press que de acuerdo con la "fraudulenta" interpretación que realizó Maduro de la Constitución, el Congreso y el resto de los poderes no podrán impedir ni controlar las decisiones de la Asamblea Nacional Constituyente.

Putin y Merkel reanudan el diálogo con Ucrania como el gran escollo

ENCUENTRO. La canciller alemana dijo que las sanciones que pesan sobre Rusia se levantarán sólo "cuando se cumplan los Acuerdos de Minsk".
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El Presidente de Rusia, Vladimir Putin, y la canciller alemana, Angela Merkel, reanudaron ayer el diálogo con su primera reunión bilateral en dos años, aunque quedó patente que el conflicto de Ucrania sigue siendo el gran escollo para relanzar sus relaciones.

"Claro que la cooperación (bilateral) se ha frenado y a veces no nos movemos del sitio, pero siempre debemos mantener el diálogo", dijo Merkel en una rueda de prensa conjunta con Putin, para enseguida subrayar que la solución del conflicto de Ucrania es indispensable para normalizar del todo las relaciones.

Las sanciones europeas que pesan sobre Rusia por su injerencia en Ucrania, subrayó, se levantarán sólo "cuando se cumplan los Acuerdos" de Minsk para el arreglo de ese conflicto separatista.

Y la posición de Alemania respecto a quién tiene responsabilidad de que "no haya progresos" en este asunto coincide con la de Kiev, lo que hace difícil pensar en una verdadera reconciliación, a menos que el Kremlin renuncie a su incondicional apoyo a los rebeldes.

La canciller federal respaldó la postura del Gobierno ucraniano en cuanto al orden en que deben cumplirse los puntos del plan de paz acordado en la capital bielorrusa, en febrero de 2015.

"Queremos garantizar que Ucrania acceda al control de su frontera estatal (con Rusia) y luego que se impulse la solución política que apunta a la celebración de elecciones locales" y la concesión de un estatus de autogobierno a los territorios sublevados, explicó Merkel.

Moscú, por el contrario, insiste en que todos esos puntos deben ponerse en práctica de forma simultánea.

Con todo, y pese a que interpretan de forma muy distinta el documento, los dos líderes coincidieron en que no hay necesidad de elaborar un nuevo acuerdo de paz y que lo importante es cumplir con el ya firmado.

"Mi encarecida petición al Presidente ruso consiste en que se haga todo lo posible por garantizar su cumplimiento", subrayó Merkel al respecto.

El Jefe del Kremlin reiteró la postura de Moscú acerca de que el conflicto en el este de Ucrania es "en primer lugar, resultado del golpe de Estado en Kiev" en febrero de 2014, en la conocida como la Revolución del Maidán. Y en segundo lugar, agregó Putin, "nadie escindió esos territorios, sino que lo hacen las propias autoridades ucranianas con todo tipo de bloqueos" económicos, financieros y de otro tipo a las zonas controladas por los separatistas prorrusos.