Esta nueva conmemoración del Día Internacional del Trabajo es una ocasión propicia para que reflexionemos un poco acerca de los avances y tareas pendientes que como sociedad tenemos frente a nuestros trabajadores y trabajadoras. Pero es preciso hacerlo con madurez, ecuanimidad y altura de miras, dejando de lado por un momento la pasión que dan las ideologías y las legítimas aspiraciones corporativas y personales.
Lo primero es saludar a todos los trabajadores de Chile, que son quienes mueven al país y contribuyen a su desarrollo. Son ellos quienes, desde distintas posiciones y ámbitos de acción, ya sea como integrantes de una empresa o en su propio emprendimiento y la mayor parte de las veces en forma anónima, dan vida diariamente a múltiples actividades que no sólo nos definen como país, sino que benefician a millones de personas.
Pensando en mejorar las condiciones del mundo del trabajo y las relaciones que en él se generan, es que en el último año hemos dado importantes pasos. Está claro que siempre parecerán insuficientes, pero debemos valorar estos avances y esforzarnos por seguir aunando criterios y voluntades para ir por más.
Sin duda, la puesta en vigencia de la Reforma Laboral ha sido un hito relevante. Su aprobación no fue fácil; implicó la actuación del Tribunal Constitucional y varios cambios al proyecto original, hasta dar con una fórmula que, con todas las imperfecciones que pueda tener, busca mejorar las condiciones en que trabajadores y empleadores negocian, ajustando las expectativas y
Enfrentamos un año complejo, lleno de desafíos en materia legislativa y marcado por un nuevo proceso electoral. Es también un momento en que la confianza de la ciudadanía hacia las instituciones y personas está dañada, en algunos casos con razón y en otros debido a acciones o dichos fundados en falacias e interpretaciones antojadizas de la realidad.
Ante ello, todos quienes formamos parte del Senado estamos llamados a trabajar con firmeza y convicción para recobrar el prestigio y credibilidad de la función pública. Somos nosotros, parlamentarios y funcionarios, quienes debemos convertirnos en el mejor ejemplo de probidad, espíritu de servicio y honestidad, transmitiendo así las mejores prácticas al resto de nuestros compatriotas.
Estoy plenamente confiado en que juntos cumpliremos los objetivos que nos hemos trazado, pues todos queremos lo mejor para Chile. Por eso, los invito a seguir entregando lo mejor de cada uno y a sentirse orgullosos de ser parte de esta gran institución, que necesita y valora la entrega de sus funcionarios y se enorgullece de ellos.
Por Andrés Zaldívar, Presidente del Senado.