Si consideramos los resultados del último Mapa Nutricional 2016, estudio desarrollado por JUNAEB, que determinó que más del 50% de los niños entre cinco y siete años está sobre su peso y que la misma situación se repite en uno de cada tres adolescentes de primero medio, estamos frente a un escenario poco alentador.
Respecto a las principales causas, podemos identificar, en primera instancia, inadecuados hábitos alimenticios, así como también el sedentarismo. Este último, también tiene índices bastante preocupantes: el 80,1% de la población chilena es clasificada como sedentaria, según la última Encuesta Nacional de Hábitos de Actividad Física y Deportes.
Conscientes de esta situación que se vive en Chile y en general en los países de América Latina es que el Instituto de Calidad de Vida de Sodexo -iniciativa desarrollada por la compañía en el 2009 para profundizar su compresión acerca de cómo la Calidad de Vida influye en el desarrollo de las personas y contribuye al desempeño de las organizaciones- realizó a fines del año pasado en nuestro país una Mesa Redonda donde se abordó esta problemática, en la que participaron representantes de Chile, Brasil y México. En ella, los expertos determinaron la urgente necesidad de hacer un llamado a la acción tanto del sector público como privado para prevenir la obesidad: cambios regulatorios y estructurales, iniciativas de modificación de comportamiento, políticas públicas, marketing social, publicidad y programas de salud. Nuestro llamado es a actuar y realmente comprender los costos económicos y sociales de esta enfermedad.
En Chile, se calcula que los costos derivados de la obesidad llegaron a 0,54% del PIB en 2016 y que se triplicarán para 2030. Además, los trabajadores obesos resultan seis veces más caros que aquellos de peso normal, debido a factores como ausentismo y pérdida de productividad.
Considerando lo anterior, el llamado a la acción es urgente tanto para el sector público como privado. Desde el primero proporcionando las políticas y regulaciones que favorezcan ambientes de nutrición saludable y cambios conductuales sostenidos. En materia de políticas públicas, es necesario organizar recursos para cambiar el paradigma discursivo y de intervención. Por ejemplo, cuando hay iniciativas, con frecuencia la evaluación (y no una simple enumeración) es pobre o inexistente. Faltan indicadores de progreso y resultados que no se basen sólo en peso, sino también en conductas que motiven acciones, que reconozcan desempeño y tengan sentido a nivel individual, comunitario (incluyendo escuelas y lugares de trabajo) y poblacional.
Santiago Machado, Director General
Sodexo Servicios de Beneficios e Incentivos.