No es agradable decirlo, pero hace rato que Chile se convirtió en el país de la trampita. Una parte de la población, identificada genéricamente como "vivos", consagra su vida a engañar a las instituciones y personas en general.
Los acontecimientos negativos se acumulan en el Chile de hoy. Ahora, un informe de Carabineros denunció 320 viajes indebidos de concejales, principalmente de Lampa, Cerro Navia y Colina, a Cuba, Perú, Venezuela y otros países. El pretexto fue siempre el mismo: capacitación. El único problema es que el origen del dinero fue también siempre el mismo: fiscal. Y la otra dificultad es que la "capacitación" fue más que dudosa. Tampoco se trató de una iniciativa original. Anteriormente, concejales de Curicó y otras comunas incurrieron en semejantes irregularidades.
Trampita hicieron los empresarios multipoderosos que se coludieron con políticos y participaron en fraudes tributarios y dudosos usos de recursos, los cuales parece que terminarán sin sanción alguna. ¿Quién se acuerda del "caso Penta"? Y otra muestra de engaño fue la operación crediticia y de compraventa de terrenos de la nuera de la Presidenta de la República, que aún duerme el sueño de los justos en los tribunales. ¿Quién se acuerda del "caso Caval"?
Trampita, y tampoco es la primera vez que ocurre, es la que hicieron diversos establecimientos comerciales -por fortuna, no todos-, con motivo del reciente Cyberday. Con bombos y platillos se anunció la participación de 166 marcas, con más de 100 mil productos, a precios con hasta un 90% de descuento. Las denuncias no tardaron: algunos aumentaron sus precios con una semana de anticipación. ¡Así es muy fácil ofrecer descuentos! Otros fueron sorprendidos con diferencias entre los precios de catálogo y de carro. Es decir, entre la oferta y la realidad. No faltaron los que ofrecieron todo tipo de dificultades para el uso de tarjetas de crédito y débito.
Todo esto, mientras se investigan millonarios fraudes en corporaciones culturales y de educación, así como "estafas piramidales", perpetradas por un puñado de sinvergüenzas, en perjuicio de miles de personas.
Pero no debemos preocuparnos: ahí están los acogedores brazos de los tribunales, que ofrecen arresto domiciliario, charlas comunitarias y "castigos" similares. Y cuando, a sus pesar, deben encarcelarlos, procuran que estén lo más cómodos y tranquilos posibles. El que defrauda y disfruta más de $ 20 mil millones, no va a Colina 2, sino a una comisaría especial, a fin de evitar tensiones. ¡Así da gusto hacer trampa y delinquir! En materia delictual, sin duda nuestro país se convirtió en un mal ejemplo del asilo contra la opresión.
Raúl Rojas, Periodista y Académico.