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Juicio por crimen de Rucapequén: dramático relato de ex carabinero

CHILLÁN. Sebastián Fuentealba (23) detalló la historia "de desamor" que lo llevó a disparar 9 veces a su compañero de armas, Daniel Aravena (27). Fiscalía pide condena de 20 años de cárcel.
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Danny Fuentes Espinoza

El primer día de juicio oral por el crimen de Rucapequén, ocurrido el 5 de enero de 2016, estuvo marcado por el dramático relato del ex carabinero Sebastián Fuentealba Toro (23), acusado de haber asesinado con nueve disparos a su compañero de armas, el cabo segundo Daniel Aravena Rodríguez (27) tras un conflicto sentimental.

El testimonio del acusado, para quien la fiscalía pide 20 años de cárcel, duró una hora y 10 minutos, tiempo en que sólo una vez, cuando se refirió a lo ocurrido el día del crimen, se detuvo para tomar un sorbo de agua.

Tal como se planteó desde la fecha de su formalización, ante una masiva expectación mediática, la teoría de la fiscalía apunta a un homicidio calificado, atendido que Sebastián Fuentealba transitó alrededor de las 22.50 horas por la calle principal de Rucapequén, portando en su pantalón una pistola marca Taurus, en instantes en que se encontró a Daniel Aravena, quien acompañado por sus padres y una tía caminaban hacia el velatorio de un vecino del sector.

Fue en ese momento en que Sebastián Fuentealba increpó a Daniel Aravena, a propósito de la supuesta relación que mantuvo con su pareja. Sin embargo, cuando fue ignorado, decidió sacar su arma y por la espalda procedió a dispararle, provocándole que cayera al suelo. Luego, según dijo ayer, "en un acto de ofuscación", percutó otros ocho tiros contra la víctima, quien falleció en el lugar.

Conflicto sentimental

El abogado Gumercindo Quezada, quien defiende a Sebastián Fuentealba, planteó que este caso no se trata de un homicidio calificado, sino más bien un homicidio simple. De hecho, en su alegato de apertura hizo hincapié en que "fueron situaciones imprevistas las que los llevaron a encontrarse, discutieran y él actuara sin voluntad, privado de razón".

Por ello, tras renunciar a su derecho a guardar silencio, Fuentealba comenzó su relato diciendo que en 2013 egresó de la escuela de formación de carabineros en el grupo Cerrillos, en la Región Metropolitana, y fue designado a prestar servicios en una unidad policial de Maipú, lo que lo complicaba porque recientemente había sido padre de una niña junto a su pareja, Tania Figueroa, con quien inició su relación amorosa en Rucapequén, en 2011.

De acuerdo al testimonio del acusado, ambos mantuvieron una relación normal, aunque la complicación de ambos fue que a la hija se le diagnosticó epilepsia cuando tenía pocos años de vida; no obstante, en 2014, tras pedir el traslado, amparado en su hoja de vida intachable, el mando lo envió a al retén de Quinchamalí, permitiéndole convivir son su pareja y entregar mayor cuidado a su retoño.

Sin embargo, la calma se mantuvo hasta octubre 2015, mes en que Fuentealba constató que su pareja recibía mensajes a través de Whatsapp de índole amorosa, de parte de Daniel Aravena, cabo segundo de Carabineros, perteneciente a la dotación de la tenencia de Las Trancas. "Un día estábamos en la casa, dejó el teléfono cargando y vi que llegaban mensajes. Como ella estaba en el baño, decidí ver. Era Daniel que le estaba mandando mensajes. Ella aceptó que mantenía comunicación con él. Con esto tuvimos una discusión y ella decidió irse por mutuo acuerdo. Se fue donde su mamá, que estaba a tres casas de donde yo vivía", relató el acusado.

En su narración comentó que durante noviembre de 2015 se mantuvo trabajando con normalidad, aunque molesto por la situación de su entonces ex pareja. De hecho, después de meditarlo, contó lo que estaba ocurriendo al suboficial José Riveros, jefe del retén de Quinchamalí, el acto impropio en que estaba actuando el cabo segundo Daniel Aravena. "El suboficial me amparó ese día porque teníamos confianza, o eso creía. Pensé que iba a tomar cartas en el asunto, pero eso nunca pasó", agregó Fuentealba, manteniendo -como hizo a lo largo de la declaración- su mirada hacia los tres jueces del tribunal.

Dada la enfermedad de la hija de la pareja, Sebastián Fuentealba siguió frecuentando el domicilio de Tania Figueroa. De hecho, en una ocasión, contó en audiencia, encontró a Daniel sentado en el living, conversando con la mujer, produciéndose la segunda discusión entre ambos, ya que en un primer momento Fuentealba advirtió al cabo segundo sobre la sanción que podría traer aparejada el hecho de que él informara al mando de su conducta.

"Dije en mi mente: tengo que ser más fuerte que esto. Se me notaba en mi forma de ser que estaba mal. Estaba siempre con pena. En noviembre, para mi cumpleaños lo pasé sólo. Mi familia se dio cuenta de mi pérdida de apetito", comentó Fuentealba, añadiendo que fue en diciembre el mes en que Tania Figueroa le propuso reiniciar la relación amorosa. "Le pregunté si había aclarado las cosas en su mente. Me dijo que estaba en eso y empezamos a retomar nuestra relación sentimental, pero seguíamos viviendo en casas separadas", añadió.

Los días finales

El 1 de enero de 2016, tras recibir el año nuevo, y de acuerdo a la declaración de Sebastián Fuentealba, su ex pareja le confesó haber sido infiel con Daniel Aravena. No obstante, podría pasar por alto ese hecho si es que ella terminaba el contacto con él. "Después de eso le pregunté si le seguían llegando mensajes, me respondió que no, que lo habían bloqueado. Aunque fuera tonto, seguiría con él. Fue todo normal y el 5 de enero...", fue el momento en que Sebastián Fuentealba hizo una pausa para beber agua. Su relato no había tenido interrupciones.

Según comentó luego, el fatídico día de los hechos "fue una jornada normal". Estuvo en un asado familiar junto a un amigo, y cerca de las 20 horas se juntó con Tania, quien al momento de comprar en un negocio, le encargó su celular. Fue en ese entonces que, según el relato de Fuentealba, lo revisó y nuevamente encontró mensajes de Daniel Aravena, por lo que discutió con su pareja, distanciándose. De esa manera, el acusado narró que fue hasta su casa, cogió su arma particular. "Salí con lugar desconocido. Fui a un bosque, intenté atentar contra mi vida, para dejar atrás todo lo que había pasado. Iba a ser víctima de burlas en el pueblo", relató. Sin embargo, tras desistir de esa idea, pasó por la estación de trenes y luego decidió caminar hasta la calle principal de Rucapequén, en dirección hacia el velatorio, donde se encontró con Daniel Aravena, quien caminaba junto a sus padres y una tía de él.

"Estaban a la altura del retén de Rucapequén. Me acerqué a Daniel, diciéndole que quería conversar con él por lo que ha la pasado con Tania, al frente de mi hija. Cuando estuvimos frente a frente no sabía cómo decirle que no debió hacer eso. Se inició una discusión y le dije que habláramos como caballeros. Mi mente explotó... Produjo que yo le disparara a Daniel", fue parte del crudo relato que entregó el acusado.

Escape y entrega

Tras haber percutido los nueve disparos, Sebastián Fuentealba huyó del lugar, internándose en un bosque del tramo de la Ruta 5 Sur que une a Rucapequén con Bulnes, donde nuevamente trató de quitarse la vida, aunque infructuosamente.

Tras meditar sobre lo ocurrió, citó al suboficial José Riveros al puente El Quitasol, donde se entregó finalmente, entre lágrimas y abrazos a su jefe en Quinchamalí. A las 10.56 horas de ayer, tras haber sido interrogado por el fiscal Pablo Fritz y el abogado querellante Juan Pablo Ortega, el acusado volvió a su asiento. Tras un receso de 15 minutos, entregó su testimonio Nelda Rodríguez, madre del carabinero fallecido. Luego, la perito siquíatra del Servicio Médico Legal, Carmen Martínez y luego, hasta las 13.10 horas, declaró la médico forense Vanesa Altamirano, quien afirmó que ninguna ayuda hubiera salvado la vida de Aravena. El juicio continúa el viernes, desde las 9 horas.

"Fueron situaciones imprevistas las que llevaron a encontrarse, discutieran y él actuara sin voluntad, privado de razón".

Gumercindo Quezada

Abogado defensor"

Parejas de los carabineros serán testigos

El fiscal Pablo Fritz dijo que espera presentar toda su prueba este lunes. De acuerdo al auto de apertura, Tania Figueroa, quien era pareja de Sebastián Fuentealba, además de Huguet Hernández, pareja de Daniel Aravena (víctima), están citadas a declarar. La discusión, según adelantó el persecutor en su alegato de apertura, será demostrar que aquí hubo un homicidio calificado, sin que se le puedan aplicar aminorantes de responsabilidad penal, salvo la atenuante de irreprochable conducta anterior. Por ello, destacó la conclusión de la siquiatra Carmen Martínez, quien declaró ayer y dijo que Sebastián Fuentealba "no padece trastorno mental alguno".

5 de enero de 2016 Ocurrió el crimen de Rucapequén, justo frente al retén de carabineros de ese sector de Chillán Viejo. Pocas horas después, el acusado se entregó. Desde entonces está en la cárcel.

15 años y un día Es la pena por homicidio calificado. La defensa busca acreditar que fue homicidio simple, con las atenuantes de irreprochable conducta anterior y colaboración con la investigación .

OS-7 detuvo a sujeto en poder de marihuana

DECOMISO. Carabineros lo encontró con más de 3 mil dosis de la droga.
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Carabineros del OS7 de Chillán detuvieron a un sujeto por el delito de tráfico de marihuana en el sector de Santa Clara, en la comuna de Bulnes.

Personal de esa unidad contaba con información sobre un hombre, de 27 años, que mantenía marihuana en proceso de secado y dispuesta para su comercialización en su domicilio. Tras una orden de investigar emanada por el fiscalía local de Bulnes, los carabineros ingresaron a la vivienda e incautaron 1 kilo 100 gramos de marihuana, $90 mil en dinero en efectivo y una balanza digital.

Dentro del dormitorio del detenido los agentes antidrogas se percataron que dentro de una botella había destilado a base de marihuana mezclada con licor, la que arrojó presencia de T.H.C. Con este procedimiento se sacaron de circulación más de 3 mil dosis avaluadas en $3 millones.

Por instrucción del fiscal Pablo Acevedo se dispuso que el acusado pase a control de detención durante la jornada de ayer.

Polémico funeral en San Carlos por urna que no cabía en nicho

SAN CARLOS. Familia de María Albarrán acusan trato poco cordial del alcalde.
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Lo que sería una solemne ceremonia en el cementerio municipal de San Carlos se transformó en un desagradable momento para la familia de María Albarrán Muñoz, quien falleció el sábado 10 de junio, ya que al momento de sepultarla en uno de los nichos, la urna no dio el ancho, obligando a forzar su ingreso. Así lo señaló Mauricio Mardones, quien dijo que a su cuñada, de 46 años, la iban a sepultar en el ya mencionado camposanto, porque ya desde su muerte le informaron en la administración del cementerio que la urna sería más ancha que el estándar que tienen construido. "Hicimos el trato para que al momento del funeral nosotros habríamos sacado las manillas del féretro y ellos harían la obra para que diera el ancho. Confiamos en eso, pero cuando llegó el momento dado, nos dimos cuenta que no hicieron nada", comentó Mardones. El viudo de la mujer, Eliecer Bahamondes, dijo que como matrimonio tuvieron cuatro hijos, y que María Albarrán falleció por un infarto, con falla multi orgánica. "Nos dijeron que nos retiráramos como familia, que ellos arreglarían el asunto, pero no quisimos. Vimos cómo, con cuerdas, combos, y otras herramientas, modificaban el nicho y empujaban la urna para que entrara", dijo Eliecer Bahamondes. Claudia Muñoz relató que al lugar llegó el alcalde de San Carlos, Hugo Gebrié, quien les habría asegurado que los compensarían con $200 mil por el mal momento vivido. "Pero al otro día, cuando se le cobró la palabra, trató mal a la familia, desconoció lo que había hecho". El alcalde Hugo Gebrié lamentó la situación y dijo que "no hubo ofrecimiento de esa indemnización, porque tampoco es responsabilidad del municipio".