Siempre que alguien fallece, sin que sepamos que estuvo enfermo, nos provoca una gran sorpresa. Fue lo que nos ocurrió a fines de mayo, cuando supimos el deceso de nuestro amigo Audito, con el cual tuvimos una estrecha relación humana y cultural en nuestro medio, lo conocimos hace muchos años en la Biblioteca municipal de Chillán, de la cual era su director. Siempre ha sido esta biblioteca un lugar privilegiado no sólo para leer, sino también como sitio de reunión y conversación cultural, situación que se mantiene hasta ahora, con la dirección de don Humberto Torres.
En esta línea de comportamiento, surgió hace más de una década, la Corporación Cultural Ñuble 21, que encontró en esta biblioteca el respaldo para hacer lo que deseábamos hacer, lo que le permitió a Audito ser uno de los socios fundadores de esta organización que hoy preside la socia María Eugenia Uribe.
Pero no fue esta la única institución que gozó de su presencia. Lo fue también el Instituto O'higginiano de Chillán Viejo que funciona con el nombre de Corporación Histórica Cultural Bernardo Ohiggins de Chillán Viejo.
Se le reconoce a Audito haber sido uno de los promotores de la idea de devolverle a Chillán Viejo la calidad de comuna, en una diligencia afortunadamente positiva. No cabe duda que esa colaboración suya, fue una feliz posibilidad, que le permitió ser elegido concejal., con el apoyo de su partido Socialista, que ya es su ciudad de origen Nueva Imperial en el período del presidente Allende, le permitió ser gobernador de esa comuna de la provincia de Cautín.
Su condición profesional de bibliotecólogo y de hombre público, dio la gran oportunidad de brindarle en este medio cultural, las mejores posibilidades de mostrar sus virtudes cívicas, que eran muchas.
Nos despedimos, pues, a fines de mayo y principios de junio de una persona muy importante de nuestra ciudad, a quien, de verdad, echaremos de menos en nuestras inquietudes culturales. Las diversas cartas a los directores de los diarios locales, demuestran la importancia de su quehacer en el servicio público. Quedó demostrado también el las dos ceremonias de despedida, tanto en Chillán viejo, en la sepultación en el Parque Chillán, en que pese al frío y a la lluvia acudió gran número de personeros donde muchos de los discursos fueron la voz potente de la gratitud ciudadana, especialmente de su partido, que con música y poesía hicieron oír su voz. En el sepelio también estuvo presente, la ausencia de su esposa, la profesora Talitha Rojas, fallecida en diciembre de 2016. Nuestra adhesión por este doble dolor, a sus hijos Talitha, Luis Manuel, Victoria, Alejandro, Millaray, Gonzalo, Rodrigo, Ricardo y Tonka.
Por Carlos René Ibacache I. Miembro Correspondiente
por Chillán de la Academia Chilena de la Lengua.